Icono del sitio La Razón

Golpe de timón, de golpe y golpe andamos

Indicios de golpe de Estado ha encontrado el Gobierno con el último motín de efectivos de la Policía Boliviana, que, seguro, han derivado en un golpe de timón en la administración de una de las instituciones más golpeadas por su condición de represora en statu quo y parte de su estructura corrupta.

Todo comenzó con un golpe de dedos sobre la mesa que impaciente daba un antiguo coronel mientras Sacha Llorenti alistaba una purga en el seno verde olivo (mucho antes de que las decenas de policías golpearan a indefensos indígenas en Chaparina, el 25 de septiembre de 2011). Luego, de golpe en golpe de puertas en oficinas de la jerarquía, de oficiales y clases, fue gestándose la desobediencia jamás vista en el país desde febrero de 2003, cuando por demandas sociales otro motín terminó con decenas de muertos, entre policías y militares, y socavó al gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.

Nadie sospechaba que ante la imposibilidad constitucional de  deliberar por parte de los policías otros golpes, de botas, escudos de plástico y pertrechos, en actos oficiales era el sistema utilizado para comunicar el descontento de los efectivos. La acción se reprodujo en los cuarteles y se contagió como ondas hasta los humildes barrios donde habitan las tropas. Las que más sintieron esos golpes, en el sexto sentido, la razón y las cacerolas, fueron las esposas.

Acongojadas y envalentonadas, lideradas por Guadalupe Cárdenas y dizque azuzadas por oficiales que no quieren al comandante Víctor Maldonado, las mujeres golpearon las puertas del Ministerio de Gobierno para transmitir la demanda y las desventuras de sus sufridos policías. Vanos fueron los intentos al principio, aunque después fueron escuchadas sin éxito.

Golpeadas en el alma y en el orgullo, cuyas ondas volvieron a los cuarteles, ellas alzaron la voz e   iniciaron las protestas; golpe a la     inación del Gobierno.

Poco a poco, los maridos se pasaron la voz, tomaron sus armas, capuchas y pertrechos, y salieron a las calles; golpe institucional. Quemaron, destrozaron y asustaron; golpe a la sensibilidad psicológica de la gente. Dejaron de trabajar y dejaron libres a los delincuentes; golpe a la seguridad ciudadana. Si siguen, golpe de gracia y chau policías. Como debiera ser.