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Un sociólogo ganadero

Es difícil que Mateo Laura Canqui, el exprefecto de La Paz (2002-2003) de la segunda gestión de Gonzalo Sánchez de Lozada, se concentre en su presente personal. Cualquier pregunta que se le hace sobre su actual vida lo lleva de vuelta a intentar interpretar la realidad política del país.

Así, cuenta que comenzó a estudiar Sociología en 2000 y que hoy está a punto de defender su tesis de maestría en Descentralización y Gestión Pública, y finalizando la escritura para otra tesis de una maestría sobre Población y Desarrollo. Sin embargo, como se dijo, aquél relaciona su presente en la vida académica y  la compara con lo que hacen los intelectuales del actual Gobierno:

“Conozco a gente de estudios que ahora son autoridades, muchas de ellas fueron asesores cuando yo era dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB); no sé cómo no pueden o no quieren salir del ámbito teórico e ir a lo práctico”.

De alguna manera, Laura Canqui (y en general los académicos de origen indígena) tiene ese privilegio de habitar el espacio en que la abstracción y la acción se juntan; pues, además de la Sociología, se dedica a la ganadería y preside la Asociación de Camélidos Huajruma, que agrupa a los campesinos que se dedican a la cría de llamas cercanos a su comunidad de origen: Santiago de Callapa, provincia Pacajes, La Paz.

Su iniciativa no tiene que ver con una “empresa” desde el punto de vista de la cultura occidental, sino una actividad desde la idea andina de lo comunitario. Precisamente a eso se refiere cuando habla de juntar lo académico con lo práctico, cosa que no ve que hagan las autoridades de hoy.

“Con la Asociación de Camélidos queremos dejar de repetir la historia de Bolivia, que ha sido y es un país monoproductor que no añade valor agregado a sus productos, pues, vende sólo materia prima. La idea es hacer lo contrario que se ha venido haciendo, pero en la ganadería”, dice.

Quienes se dedican a la cría de camélidos, por lo general, vendían sus animales en las ferias; en cambio, lo que hacemos para darle mayor valor es realizar todo tipo de embutidos como el jamón de llama y otros. Además, no nos importa que otros se copien; al contrario, estamos tratando de que el modelo que hemos creado se repita difundiéndolo en varios lugares del departamento”, afirma.

Laura cuenta que llegó a la ciudad de La Paz en 1979 porque en su comunidad sólo había educación primaria; entonces, para poder terminar el colegio tuvo que ir a La Paz, ahí comenzó su camino por los estudios. “Fue difícil cursarlos de un tirón, pues, también hay que subsistir”.

Cuando fue invitado por Jaime Paz Zamora a ser prefecto de La Paz cursaba el segundo año de Sociología. El jefe del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) había pactado con Sánchez de Lozada para que éste sea mandatario, lo que le daba derecho a poner a su gente en la Prefectura. Laura cuenta que muchos de los miristas no discutieron su elección, pero “no se veían nada contentos”.

En la crisis de octubre de 2003, Laura estaba en pleno ejercicio. Cuenta que días después de la masacre de Warisata aconsejó al entonces Presidente desmilitarizar el país, sin embargo, éste se negó. “Hoy Sánchez de Lozada debe estar arrepentido”.