La descolonización de la justicia está en fojas cero
Gualberto Cusi - Fiel a su estilo, el magistrado brinda su visión sobre la descolonización y señala que este proceso se halla estancado por la falta de apoyo del Gobierno y la estructura colonial que aún rige en el Órgano Judicial.
El magistrado aymara del Tribunal Constitucional Plurinacional plantea que el primer paso de la descolonización en el país se dio con la Asamblea Constituyente; no obstante, advierte que este proceso histórico se encuentra estancado. Sostiene que aún no hay cimientos legales para la articulación de las justicias ordinaria e indígena y que, más bien, la ley de deslinde jurisdiccional no ha cumplido con sus objetivos para avanzar en este tema, sino que más bien ha sido un retroceso.
Controvertido y crítico son dos adjetivos que pueden definir a Gualberto Cusi Mamani, uno de los dos magistrados indígenas del Tribunal Constitucional que fueron electos en los comicios del 16 de octubre de 2011. Fiel a su estilo, este aymara que saltó a la palestra con su revelación de que consulta la hoja de coca para sus fallos, considera que la descolonización de la justicia se encuentra en fojas cero y sostiene que los integrantes de los tribunales no están capacitados para entender la justicia indígena.
— Su revelación de que consulta a la coca para sus sentencias, ¿le ha traído más críticas o apoyos?
— Una parte lo vio como algo positivo porque así se estaría revalorizando la cultura ancestral y su sistema jurídico. Otro sector lo ha visto como que estaríamos volviendo a la edad de piedra, que los indígenas somos ignorantes y no podemos asumir responsabilidades en las instituciones. Es el asunto de fondo, hay un grupo al que le duele que los indígenas estamos en la toma de decisiones. Entonces es una cuestión política porque, a la par, en el país se ha dado una ruptura que no siempre es pacífica, que agrade a todos.
— Tal vez se pueda llamar “descolonización” a esa ruptura. ¿Qué es para usted la descolonización?
— El colonialismo es un sistema de dominio y la descolonización constituye aquel hecho histórico por el cual una cultura adopta autodeterminación. Desde la perspectiva indígena es revalorizar y reconstituir sus instituciones. Es el retorno del antes, pero ello no implica volver a lo pasado. Los aymaras, para construir su futuro, deben usar el pasado; para nosotros el futuro está en el pasado. Y en este proceso de descolonización se debe rescatar lo positivo del pasado y, por ende, complementarlo con el proceso de este mundo, quizá más avanzado.
— ¿Qué pasa con la justicia?
— La Asamblea Constituyente marcó el proceso de descolonización. Teníamos un Estado Nacional y pasamos al Estado Plurinacional; así, la justicia pasó del humanismo jurídico al pluralismo jurídico. Y la descolonización implica romper una justicia que estuvo al servicio y en poder de un sector social. Este proceso tiene que ser conflictivo, luego vendrá una etapa de armonía. Lo importante es trabajar en la complementariedad de la justicia estatal y la justicia indígena o comunitaria.
— ¿Cómo se puede articular estos dos sistemas de justicia?
— Ése es el gran problema.
— Ya hay una ley de deslinde jurisdiccional, donde, al parecer, la justicia indígena ha quedado estrechada en su campo de acción. ¿Qué opina?
— Quisiera reservarme mi opinión…
— Pero más allá de su papel de magistrado, como estudioso de las leyes, ¿cómo analiza esta norma?
— Quizá no cumplió las aspiraciones en el proceso de la descolonización. Es como volver del Estado Plurinacional al Estado Nacional, un retroceso, no sé qué pasó con el Gobierno…
— La justicia indígena funciona en base a costumbres, ¿no se está alterando su esencia al plasmarlo en leyes, en el derecho escrito?
— En el Código Procesal Constitucional, por ejemplo, había ideas para que algunas prácticas, valores o instituciones del mundo indígena sean incorporados, pero la norma comunitaria no es algo escrito y, así, estaríamos vulnerando su naturaleza, vamos a romper su desarrollo natural y a crear problemas porque hay distintas normativas en este sistema de justicia indígena.
— ¿Éste es uno de los “pecados” de la Ley de Deslinde Jurisdiccional?
— Claro, la idea era diseñar una especie de principios sobre cómo debe desenvolverse la justicia indígena. La propuesta del Ministerio de Justicia se acercó al propósito, pero cambió en el Parlamento. Por ello, con esta ley es como volver a la creación de la República y creo que las condiciones históricas y políticas no estaban para eso.
— La pregunta es qué procedimiento va a emplear el Tribunal Constitucional “Plurinacional” —hago énfasis en esta última palabra— para los casos de la justicia indígena.
— Primero, hay que establecer qué institución puede estar a la altura de esta necesidad y si bien se dice que el Tribunal Constitucional es plurinacional, no lo es. La Constitución y la ley no han garantizado y no garantizan la materialización de lo plurinacional en el Tribunal, porque si la población no elegía (en los comicios) a aymaras, quechuas o guaraníes (para los cargos de magistrados), hubiera accedido gente no indígena. Segundo, cuál debe ser su vinculación con ambos sistemas de justicia, hay que trabajar en la coordinación de sus funciones porque hoy, por ejemplo, el Tribunal conoce asuntos de materia indígena originaria campesina, pero no tuvo una reunión con este sistema de justicia. Aparte, haciendo una interpretación de la Constitución y la Ley del Tribunal Constitucional, una costumbre no está tan especificada, pero sí una demanda de inconstitucionalidad de una norma. Ahora, llegan aquí casos relacionados indirectamente al mundo indígena, (pero) quizá hay que pensar en modificar la Constitución, pero para eso necesitamos un proceso de interacción (con el sistema de justicia indígena). Y hasta ahora yo, siendo indio, me siento con mis pies y manos amarrados porque debemos someternos a la Constitución, a las leyes.
— Si hay una vulneración a los derechos constitucionales en un juicio indígena, ¿uno puede presentar una demanda ante el Tribunal o no hay un reglamento para estos casos?
— No de forma directa sino, por ejemplo, vía amparo constitucional. Y sería interesante otros mecanismos.
— ¿Los magistrados tratan estos casos de forma común y corriente?
— Es que no podemos aplicar de forma corriente (la ley en estos casos), hay que conocer sus normas, sus cosmovisiones, inclusive cómo (los indígenas) conceptúan los derechos.
— ¿Y los magistrados están capacitados o tienen conocimiento de ello?
— Desde el Estado y la sociedad no nos hemos ocupado de formar capital humano en esta temática. Muchos de los que están en el Tribunal desconocen cómo es la justicia indígena… hasta ahora se aplica la justicia bajo la lógica occidental, estatal, ordinaria.
— ¿Está preparado el Tribunal para tratar temas de la justicia indígena?
— Diría que no.
— ¿Cuánto se ha avanzado en la descolonización de la justicia empezando del Órgano Judicial Plurinacional? Por ejemplo, usted dice que el Tribunal Constitucional no puede considerarse plurinacional porque tiene una fachada colonialista…
— Su estructura misma es así, su normativa y su sistema judicial también, y su personal es totalmente colonizado. Ése es el gran problema.
— Pero por dónde pasa una descolonización efectiva de la justicia, ¿tener más magistrados indígenas?
— Por el diálogo entre ambos sistemas de justicia. Y en esta coyuntura no hay algo que diga qué vamos a hacer. En ese proceso vamos a ir trabajando para mejorar la “justicia intercultural”. Incluso acudir a las comunidades, a las autoridades que administran esta justicia, para aprender de ellas.
— La descolonización, entonces, debe empezar desde abajo…
— Eso sería lo más seguro porque ahora, desde el Estado, hemos tratado de hacer la descolonización, pero hay muchos tropiezos, dificultades; hay que empoderarnos de este proceso.
— Hay otros magistrados indígenas en éste y los otros tribunales, ¿se puede hablar de un bloque indígena que impulse la descolonización?
— Lo ideal hubiera sido eso, pero si bien hay gente indígena, ellos son más colonizantes. Hice el esfuerzo de reunirme con cada uno, pero no tienen tiempo; así es difícil estructurar un bloque. El Consejo de la Magistratura debería ser el ente que promueva la descolonización, pero realiza las mismas prácticas de la colonización.
— ¿Y el Ministerio de Justicia cómo está apoyando la descolonización?
— ¿El Ministerio de Justicia? Al menos sobre la ministra Cecilia Ayllón percibo que, como el resto de la gente, no entiende qué es la descolonización. Más todavía, en este tema no se está avanzando nada con el Ejecutivo.
— Entonces, ¿se puede decir que la descolonización de la justicia en Bolivia se encuentra en fojas cero?
— Sí, aunque el presidente Evo Morales dice que empezó el proceso, pero si ni siquiera estamos coordinando, no hay nada. Y el Tribunal Constitucional está en el punto cero.
— ¿Y usted como magistrado, qué está haciendo por este proceso?
— Muchas veces me siento solo. He tratado de integrar un equipo en mi despacho que maneje estas temáticas, pero los abogados son tan coloniales. Y las normas me dicen que debo ajustarme y por eso me siento amarrado. Entonces, para saber qué puede pasar lanzamos el tema de la coca…
— ¿Me dice que fue premeditado?
— Sí. Para ver el avance del proceso de descolonización, hablar de la coca es hablar de ello. Es un reto armar los cimientos de esto, pero lo más doloroso es que el Gobierno no nos apoya.
— ¿Pero habló con el Presidente?
— No.
— ¿Con alguien del Gobierno para plantearle sus ideas?
— No. Pero acercarse al Presidente o a algunos personeros sería desprestigiar el Tribunal Constitucional.
Perfil
Nombre: Gualberto Cusi Mamani
Nació: Abril de 1965
Profesión: Abogado
Cargo: Magistrado del Tribunal Constitucional
Datos
Nació en el municipio Jesús de Machaca de la provincia Ingavi. Es soltero. De pequeño deseaba ser chofer y, posteriormente, quiso ser maestro. Salió bachiller del colegio nocturno Gualberto Villarroel, en La Paz. Ejerce la abogacía desde hace 17 años.
‘El Tribunal Constitucional continúa siendo burocrático’
— Su primera aparición controvertida en los medios de comunicación fue por objetar la elección de Ruddy Flores como presidente del Tribunal Constitucional.
— Es que estas nuevas instituciones tienen que tener su naturaleza plurinacional, para que los que hemos sido oprimidos, excluidos, tengamos la posibilidad de dirigir y, por lo tanto, transformar, innovar la justicia. En cambio, un k’ara (blanco), como decimos los aymaras, un criollo mestizo como es el actual presidente del Tribunal, ¿qué puede hacer? Nada. Digo ello en el sentido del compromiso social con los movimientos indígenas en cuanto a su representación, no tanto para contrariar a alguien, sino por el momento histórico. Pero, bueno, veremos cómo se da esto en el futuro.
— Incluso lo desautorizaron para hablar a nombre del Tribunal, tras su revelación de que lee las hojas de coca para decidir en sus fallos.
— Hasta ese extremo hemos llegado. Una voz autorizada en este caso es el presidente del Tribunal, yo puedo dar opiniones personales.
— Mucho se hablaba tras la elección de las autoridades judiciales del anterior año que se venía un Órgano Judicial afín al Ejecutivo…
— Yo creo que las sentencias van a demostrar o no ello.
— ¿Está garantizando la independencia del Órgano Judicial?
— No puedo garantizar la independencia de toda la institución, pero sí en el caso de mi persona, para actuar en el marco de la Constitución, la ley y según mis propias mediciones, y cuando hablo de ello hablo de consultar la coca, alguna vez.
— ¿Cómo evalúa estos primeros meses de trabajo del Tribunal Constitucional? Hay críticas porque las causas continúan estancadas, por retardación de justicia…
— Lo bueno es que la población está acompañándonos permanentemente, es decir, ya nos dan señales de que alguna cosa no estaría funcionando, que no estaríamos trabajando, eso es lo bueno. Pero yo esperaba otra manera de actuar del Tribunal Constitucional, otra imagen, que otra sea su trascendencia; lamentablemente, es la misma institución de hace años: tal vez haya perdido la corrupción, pero sigue siendo burocrática, hay retardación de justicia, mucho papeleo. En otras palabras, lo esencial de lo que era la justicia republicana, liberal, colonial, todavía está presente e, inclusive, quizá con mayor fuerza.