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La apertura interna del MSM

Marcela Revollo

El debate sobre las Tesis ideológicas, el plan de gobierno y una nueva estructura orgánica constituyen los tres desafíos de la democratización en la construcción partidaria del Movimiento Sin Miedo (MSM).

El MSM ha puesto a consideración el debate sobre sus Tesis ideológicas a su militancia con el desarrollo de talleres organizados para trabajar la complementación, corrección y/o aclaración. Adicionalmente, las tesis han sido puestas a consideración del conjunto del pueblo boliviano. Como resultado de ello se están recibiendo importantes aportes.

El plan de gobierno, en ese mismo sentido, está siendo construido de manera participativa con aportes técnicos especializados y con la visión política de la pluralidad sectorial de pueblos y naciones indígena originarias, de género, generacional  y de regionales de trabajadores que militan en el MSM. 

La propuesta de la nueva organización del MSM tiene tres pilares: el criterio autonómico, las formas propias de organización de los pueblos y de sectores sociales y la democracia representativa.

El nivel nacional aprobará un reglamento general que sentará las bases para la elaboración de los estatutos departamentales e indígenas, respetando y valorando la cultura organizativa. Como resultado de ello el MSM aprobará un estatuto orgánico con pluralidad de formas organizativas, con representación equitativa  de mujeres, con representación de la pluralidad social, regional, generacional, entre otros.

Tres procesos se están desarrollando paralelamente dentro del MSM, con una agresiva y creativa convocatoria a la ciudadanía urbana y rural social hacia el IV Encuentro Extraordinario que se realizará este año la última semana de octubre. Este tiempo ha sentado las bases indiscutibles de la presencia del MSM en todo el territorio nacional.

Desde el 1 de agosto, nuestro partido está llevando adelante el registro de libros de militantes y simpatizantes; se han desplegado 429 en todo país. Esta actividad está promoviendo asambleas dentro del movimiento y con la ciudadanía, como estrategia de democratización y renovación del MSM.

Para el encuentro de octubre se estima la presencia de 1.000 delegados elegidos de entre los más 25 mil inscritos en los libros. La inscripción, sin embargo, continuará pasado el evento partidario. La cita está asentada en el proceso de democratización previa en los departamentos, secciones municipales, regiones y territorios de los pueblos indígena originarios, así como entre las mujeres, jóvenes, trabajadores gremiales y otros.

Con la crisis de los partidos políticos, que ha significado la pérdida o el debilitamiento de valores y preceptos políticos, el concepto de la democracia interna de los partidos se vació de contenido y se convirtió en una palabra que justificaba la formalidad de los procesos establecidos muy tardíamente en la Ley del Partidos Políticos.

Las direcciones departamentales, y la dirección nacional del MSM han tomado la decisión de llevar adelante un proceso de democratización compleja con la discusión de las Tesis ideológicas, los lineamientos del programa de gobierno y el proceso de construcción organizada hacia la democratización interna en un proceso abierto a la participación ciudadana. Es decir, es un diálogo entre militantes, simpatizantes y ciudadanía interesados para que una organización política, como el MSM, se fortalezca y encare su afianzamiento.

Indudablemente, un indicador importante de su democratización interna es la manera de la elección de sus dirigentes mujeres y hombres, que garantiza la representación equitativa, que se realizará  a través del voto secreto, por formas propias en los pueblos indígenas originarios y campesino, así como los trabajadores tanto urbanos, como rurales.

El Comité Electoral, elegido en el IV Encuentro, será el responsable de velar por la información y la transparencia del proceso eleccionario. Asimismo, se establecerá el Tribunal de Ética, para sancionar eventuales inconductas políticas de los militantes sobre la base del reglamento de ética. Adicionalmente, el proyecto de reglamento orgánico del MSM contempla un defensor de la y del militante, que garantice la igualdad de  los militantes, de la libertad de opinión, los derechos de las mayorías y las minorías.

El MSM reconoce y valora la existencia de corrientes internas como expresión del debate democrático  de ideas y como el mecanismo más efectivo de promover la confrontación de ideas. Asumiendo las enormes dificultades y muchas limitaciones, la evaluación de reportes sobre el proceso de democratización y la reinscripción de militantes está logrando un proceso consistente de renovación.

En suma, el MSM cumplirá un hito importante de su democratización en el IV Encuentro. Para ello está encarando un proceso fuerte de democratización interna multidimensional: debate ideológico, construcción de una propuesta orgánica —renovación en algunos departamentos y construcción en otros, en el marco de la nueva organización territorial autonómica, con pluralidad en las formas de organización política de los pueblos indígenas, regiones o sectores— promoviendo la competencia interna abierta a la sociedad, la confrontación de ideas y la renovación de la institucionalidad partidaria que garantiza la transparencia, la libertad de opinión, el ejercicio de derechos y el cumplimiento de obligaciones en el marco de sus principios políticos y su compromiso con la democracia plural.

Nuestra democratización es una apuesta fuerte a la construcción de una alternativa política para Bolivia desde el movimiento popular, desde la izquierda.

La democracia, un hecho político

César Navarro

La democracia es un hecho político, que expresa una concepción filosófica: la correlación de fuerzas dentro del Estado y la sociedad. Su expresión material en el sentido amplio es la forma de organización del Estado; la sociedad, en un sentido restringido, es la forma de organización interna de los actores sociales y políticos que se disputan por la titularidad gubernamental.

El sistema político organizado en función de la lógica neoliberal y representativa —los partidos políticos— nunca asumió la democracia liberal en su organización interna, pero la sustituyó con métodos grupales y clientelares para validar al jefe y al círculo interno de poder.

El primer contrasentido de la democracia liberal-representativa eran precisamente los actores que tenían la exclusividad de la representación política: los partidos políticos. El Instrumento Político (en ese momento con la sigla de Asamblea por la Soberanía de los Pueblos, ASP) surge con la aplicación plena del sentido deliberativo y participativo de la democracia que se practica en las organizaciones sociales, en los ampliados, congresos, asambleas, etc. Es decir, la antítesis a la democracia restringida que desarrollaban los partidos políticos del sistema es el Instrumento Político: primero, porque la decisión de fundar la organización política nace de resoluciones de congresos de organizaciones campesinas; y, segundo, la organización interna, sus formas de deliberación y conclusión son propias de la democracia sindical y comunal.

Por ello, la democracia es un hecho político que expresa una concepción filosófica y una praxis cotidiana. Esas dos formas de democracia entraron en disputa electoral y societal, y fueron las mismas reglas de la democracia liberal-representativa las que validaron la forma deliberativa, participativa y comunitaria por el resultado electoral obtenido en las elecciones nacionales, departamentales y municipales desde 1999 hasta el presente.

El Movimiento Al Socialismo (MAS-IPSP) no es un partido político en el sentido estricto de la palabra. Inicialmente surge como el instrumento de lucha electoral contra la derecha política; por su peculiaridad organizativa basada en las organizaciones campesinas, se empieza a constituir el instrumento nacional con posibilidades de disputa del poder político; luego, por su propuesta programática, representa la posibilidad de transformaciones estructural y superestructural; además, por el liderazgo indígena, antiimperialista, anticolonial y anti- neoliberal se constituye en la única posibilidad real de unidad y transformación. Es decir,  una combinación dialéctica entre lo electoral, la forma de organización, propuesta y liderazgo que permiten un nuevo ciclo en la historia.

La política y la democracia ya no son exclusividad de los partidos; es más, los partidos pasaron a ocupar un plano secundario en la democracia, aunque no dejan de ser importantes. Hoy, los actores centrales son las organizaciones sociales, sindicales, cívicas, vecinales. En ese escenario complejo y dinámico, lo colectivo, la deliberación y la forma de resolución juegan un rol fundamental; en ese campo de movimiento societal, el MAS-IPSP está presente de manera transversal.

El MAS-IPSP se fue transformando internamente en función del momento, los escenarios políticos y las responsabilidades que se asumían. Inicialmente, nuestra responsabilidad fue tener algunos alcaldes y concejales; luego, sólo cuatro diputados; en cinco años nos convertimos en la segunda minoría política nacional, porque la primera era el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), con el 21%; en 2005, la democracia liberal-representativa, por primera vez, tuvo una primera fuerza; en 2009 y 2010 nos constituimos en la única fuerza política nacional, departamental y municipal. De una responsabilidad municipal pasamos a una responsabilidad gubernamental. En el ejercicio del gobierno nos dimos la tarea de la responsabilidad estatal; eso implica un alto nivel de madurez política e histórica.

La democracia como hecho político es una institución que se transforma en función de la correlación de fuerzas y la concepción filosófica de quien impone su hegemonía. A nosotros nos tocó esa responsabilidad por el apoyo del pueblo.

El ciclo de transformación no se agota en el Estado, sino que se prolonga, porque nuestra organización tiene que transformarse en función de la responsabilidad histórica que descansa en nuestras espaldas. La obligación que tenemos hoy es ser constructores políticos del Estado Plurinacional; es decir, el MAS-IPSP tiene que consolidar una estructura de organización política estatal.

Una estructura exclusiva del sindicato se constituye en la organización que posibilita el funcionamiento institucional del Estado; por lo tanto, la política y la democracia gira en torno al MAS-IPSP y las organizaciones sociales. Este nivel que ha alcanzado el instrumento político nos obliga también a imponer un esqueleto organizativo nacional, combinando con lo departamental, municipal, regional e indígena originario campesino en la postulación de candidatos, en la dirección de instituciones gubernamentales, en la definición e implementación de políticas públicas. Para validarnos tenemos que combinar la doble dimensión de la democracia: la representativa y deliberativa participativa, es decir, aplicar el sentido de democracia que define nuestra Constitución.

Por resolución de nuestro último Congreso Nacional, tenemos que llevar adelante el proceso de reempadronamiento de la militancia y nuestro congreso orgánico. Estas dos decisiones políticas nos permitirán la verificación cuantitativa de la militancia y la discusión participativa de la nueva estructura política del instrumento. Es decir, el MAS-IPSP también está viviendo el ciclo de transformación.

Los tiempos son cortos, los retos son múltiples, no podemos eludir nuestra responsabilidad al desafío histórico que vivimos, a pesar de los 17 años de vida política que tenemos. Hemos demostrado prácticamente la madurez de nuestros actos; no nos absorbió el Estado; por el contrario, transformamos al Estado desde adentro y estamos construyendo una nueva institucionalidad.