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La represión en Chaparina pesó ‘por supuesto’ en mi salida del ministerio

A pocas semanas de partir a Nueva York, el exministro de Gobierno decide hablar con Animal Político. Dice que durante un año  fue sujeto de investigación sobre su presunta incidencia en la represión de Chaparina. SI bien señala tener dos hipótesis sobre quién fue el que ordenó el operativo, asegura que hubo una ruptura de mando. Así, también libra de culpas en el caso al Presidente y Vicepresidente. Ahora, algunos partidos y parte del movimiento indígena objetan sus nuevas funciones.

Sacha Llorenti, por quien reclaman un juicio en su contra por el caso Chaparina, de represión policial a indígenas en octubre de 2011, reaparece ante los medios a pocas semanas de asumir la representación boliviana en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sin decir que el operativo aquél fue urdido por ciertos mandos policiales, infiere que algunos de éstos no están conformes con los cambios que instauró mientras fue ministro de Gobierno. Admite que, “por supuesto”, los hechos en Chaparina pesaron en su salida del Ministerio de Gobierno. Hace dos semanas presentó su libro La verdad secuestrada, que analiza el comportamiento de algunos medios con relación a las acciones  del gobierno de Evo Morales.

— Al fin se decide a hablar…

— Hay que ser muy responsable; la nominación del Canciller, la designación del Presidente, el trabajo del Senado… No he hablado mucho con los medios.

— Aparte del libro, ¿qué ha estado haciendo?

— Fundamentalmente, el libro. Preocupándome de los procesos penales que tengo, acabo de tener un hijo (Emiliano), que ha sido la parte más bonita e importante, y actividades particulares.

— Salió mal del Gobierno.

— No he salido mal, yo he salido como un militante del proceso. En esos momentos (octubre de 2011) había un proceso de desestabilización que denunció el Presidente. Hicimos una evaluación esos días y la información que tenía indicaba que esa semana coincidía con la marcha de la COB y la proximidad de la marcha de los indígenas; se estaba organizando un motín policial que tenía como objetivo sacarme del ministerio, por las reformas que habíamos hecho. Esas cuatro reformas son históricas en la Policía Boliviana: los carnets de identidad, los brevets, el nuevo procedimiento de ingreso    a la Academia de Policías y la Ley 101, que seguro es perfectible.

— ¿Pesó Chaparina?

— Por supuesto. Después de esos sucesos habían sectores que querían aprovechar el clima para organizar el motín. Yo le pedí al Presidente que aceptara mi renuncia y tardé en convencerlo, pero fue una decisión acertada, pues en ese contexto, más un motín policial, podía ser una situación muy grave; había grupos que se aproximaron  a la plaza Murillo gritando “¡Villarroel!”, llamando a un magnicidio.

— ¿Qué hacía el 25 de septiembre de 2011 (el día de la represión en Chaparina)?

— Después de reuniones, estaba en casa, cuando me llamó el vicepresidente (Álvaro García Linera) y me dijo: “Tengo información de que están interviniendo Chaparina”.

— ¿Por encima del Ministro de Gobierno?

— Sin contar con la decisión del Ministro de Gobierno. Ya lo he dicho muchas veces, el Gobierno nunca va a dar ninguna orden de esta naturaleza.

— ¿Entonces cómo sucedió?

— Eso está en manos del Ministerio Público. Todas las declaraciones son coincidentes, de los policías y civiles que estaban en el lugar: ninguno recibió una orden  ni mía ni del Vicepresidente, ni mucho menos del Presidente,   para ese operativo.

— ¿Entonces quién? ¿El general Óscar Muñoz?

— Eso está en manos del Ministerio Público. Ésa es una posibilidad;  hay una par de versiones más, pero no me corresponde decirlas.

— ¿Quiénes?

— (NdR: dice dos nombres, pero luego pide no difundirlos). La cadena es el Presidente, el ministro y el comandante de la Policía, y en este caso no se contó con ninguno de estos tres. Es claro el rechazo; no es que se aleja a Sacha Llorenti de las investigaciones, sino que se lo investigó durante un año y no se encontró ningún indicio que lo involucre con esas acciones que condenamos desde el principio.

Este caso se ha construido mediáticamente. A mí me ha llamado la atención, viendo las imágenes de las acciones condenables, pero me parece raro que los policías anden con pasamontañas en un lugar tan cálido, que se hayan quitado los marbetes de identificación personal y que hagan ostentación del uso de la violencia, cuando generalmente los policías ven una cámara lo primero que hacen es “hacerse a los locos”. Hay cosas muy extrañas de lo que sucedió. Cuando yo era el ministro sabía de algunos movimientos extraños de algunos policías, a los que no les gustaba las transformaciones que se estaban haciendo.

— ¿Podemos inferir que el boicot fue de la misma Policía?

—  Eso tiene que determinar el Ministerio Público. Hay que dejar que haga la investigación.

— Llorenti pudo averiguar algo ese momento…

— Lo que pasa es que yo estuve después de eso menos de 48 horas. La información era parcializada, fragmentada, incompleta, pero luego las personas que asumieron las responsabilidades harán informes más completos.

— ¿Qué mecanismo se pretendía aplicar para disuadir a los manifestantes?

— La Policía tenía que estar preparada para cualquier posibilidad, por las agresiones que había recibido el canciller (David Choquehuanca) y funcionarios de gobierno el día anterior. Dos, para evitar un enfrentamiento con los colonos que estaban bloqueando ese sector, y los marchistas que ya habían manifestado signos de violencia.

Además, hay algo que sucedió y la prensa no dijo nada: se les dio médicos, se evitó antes un enfrentamiento en San Ignacio de Moxos    y hasta ahora no se esclarecieron los contactos de varios dirigentes de esa marcha con funcionarios de la Embajada de Estados Unidos, como la esposa de Adolfo Chávez.

— ¿Cómo se obtuvo esta última información?

— A través de registros telefónicos conseguidos bajo un requerimiento fiscal.

— El sábado 22, la Ministra de Justicia había presentado un requerimiento para un operativo. ¿Por encargo del Ministerio de Gobierno?

— Un ministro no puede encargar a otro ministro, ¿no? Había una preocupación natural, yo no había conversado con la ministra (Nilda Copa). Había preocupación por los hechos que se dieron el sábado y por la posibilidad de un enfrentamiento (en Yucumo) entre interculturales y los de la marcha.

— En Twitter se decía que mientras se reprimía, Llorenti estaba en el MegaCenter.

— No es verdad; yo estaba aquí (en casa). Me parece irresponsable citar como fuente a Twitter…

— Usted hizo un debate fenomenal con Carlos Mesa por Twitter.

— Claro, pero cuando la fuente es verificable.

— Haciendo un paralelismo con su libro, mucha gente dice que Llorenti tiene su verdad secuestrada respecto de este hecho. ¿Quiénes son los responsables?

— Eso lo dirá el Ministerio Público.

— Cuando el Vicepresidente dijo que sabía el nombre, ¿a qué se refería?

— El Vicepresidente ya lo ha aclarado.

— ¿Entonces hubo ruptura de la cadena de mando?

— Así es.

— Cambiando de tema, lo han cuestionado de no haber hecho nada mientras en algunas instancias de Inteligencia se urdía una conexión con el narcotráfico. ¿Qué hacía el ministerio cuando el general René Sanabria se vinculaba con el narcotráfico?

— Ustedes saben. Ése es un defecto de los periodistas, lanzan cosas y no la fuente, “dicen” o el “Twitter”, no sé.

— Los opositores, los mismos medios de comunicación…

— Tenemos una memoria de corto plazo. Yo he estado en una interpelación en la Asamblea; lo hemos explicado, hemos hecho una publicación donde se dice en detalle qué ha sucedido; puede leerlo para así no entrar en una omisión.

— Una de las últimas intervenciones de Llorenti en Twitter se refiere a una acción de traición  a la institución y tráfico de drogas… ¿Aludía a Sanabria?

— Por supuesto que sí.

— Sanabria dijo que hay funcionarios implicados. ¿A quiénes se refirió?

— ¿Por qué me hace la pregunta a mí? Si yo digo una cosa, me corresponde responderla. Eso es lo que me preocupa, la forma en que se plantean las preguntas; me parece una agresión innecesaria. Si una persona dice que hay funcionarios implicados, entonces esa persona será la que tendrá que decir quiénes son, de qué forma encubrían… O ahora se han invertido las cosas en la realidad; me parece una agresión innecesaria.

Perfil

Nombre: Sacha Llorenti Soliz

Nació: 13-03-1972

Profesión: Abogado

Cargo: Designado Embajador ante la ONU

Ají de fideo

Cuando acordamos la entrevista, al otro lado del teléfono lloraba un bebé; se trataba de Emiliano, el primogénito del exministro de Gobierno. Amigo de Álvaro García Linera, Llorenti dice que para la boda en Tiwanaku, llevará dos ollas grandes de ají de fideo para convidar a los numerosos invitados que se prevé para el sábado.

La oposición jamás va a aceptar la designación

— ¿Cómo se ha gestado su nominación para la Embajada de Bolivia ante la ONU?

— Ésa es una decisión… A ver, ¿cuál es el procedimiento? El Canciller postula a una persona para ese cargo, el Presidente toma conocimiento de ello y designa a una persona como embajador y luego pasa a la Asamblea Legislativa. Ahí, en la Comisión de Política Exterior, se revisa la postulación y se presenta un proyecto sobre la misión; si se aprueba el informe, entonces pasa al pleno del Senado,  en el que se debate en reserva y se tiene que definir por dos tercios   de voto de los presentes.

— ¿Quién lo postuló?

— Por eso.

— ¿No hubo una charla previa?

— Ése es un procedimiento formal; de lo otro no corresponde decir nada.

— La Cidob no le perdona eso (el caso Chaparina) y ahora el MSM está haciendo todo lo posible por evitar su designación. ¿Cuánto va a afectar eso?

— Cuando dice la Cidob, ¿a quién se refiere?

— Lo expresaron Adolfo Chávez, Fernando Vargas…

— Me parece irresponsable la tergiversación, la intencionalidad, el invento.

— Lo han dicho…

— ¿Chávez es de la Cidob? ¿Desde cuándo los periódicos son los que dicen quiénes son los dirigentes legítimos o no? Hay otra dirigente de la Cidob.

— Melva Hurtado…

— ¿Qué dirigente ha dicho “no le perdono a Sacha llorenti”.

— Es una inferencia (lo de “no le perdona”) de sus declaraciones.

— Por inferir están en problemas esos medios. Pensé que podíamos tener un diálogo en otro sentido.

— De cualquier modo, el MSM quiere evitar su designación. ¿Va a incidir eso?

— La nominación no depende de esas personas; depende del Presidente y del Senado.

— Esas acciones pueden afectarle cuando tenga que llegar a Nueva York.

— Como digo, eso depende del Presidente. Por supuesto, la derecha va a tratar de evitar todo lo que haga el Gobierno, con seguridad. No ha habido ni una postulación de embajador, que es lo que me ha dicho la Cancillería. La oposición jamás va a estar de acuerdo con la designación del Gobierno.