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El ideario de Vicente Pazos Kanki

Este pequeño volumen es parte de una colección que el CIDES-UMSA espera impulsar con otros miembros de la universidad pública, aparece junto con Andrés Ibáñez. Un caudillo para el siglo XXI. La comuna de Santa Cruz de 1876, de la autoría de Carlos Hugo Molina, que se presentaron recientemente al público.

Ambos libros son el inicio de un emprendimiento por “reinventar la tradición” que han generado importantes pensadores bolivianos desde el siglo XIX. En el caso específico del título que presentamos, se enfatiza  el compromiso republicano de Pazos Kanki, notable activista de tal proyecto político en ambas orillas del Atlántico al inicio de ese siglo, así como se señalan las fuentes del humanismo cívico, incluidos los aristotélicos escolásticos y del realismo político en su admirable vida.

El texto presenta un ideario de Pazos, a partir de sus intervenciones en periódicos que él mismo cofundara en Buenos Aires al inicio de     su fructífera carrera, en el que ya se perfila su militancia a favor del republicanismo, en su vena antimonárquica, pero también de promotor incansable de derechos y deberes ciudadanos. Más adelante se dedica un capítulo a su recordada intervención contra el proyecto de notables líderes argentinos por instalar una monarquía indígena, en el que se destaca su vigor en el planteamiento de igualdad básica de los nuevos ciudadanos, a pesar de su nunca negado orgullo de tener sangre india en sus venas. De la misma índole, otro capítulo se refiere a su magnífico opúsculo sobre Gaspar Rodríguez de Francia, temprano dictador del Paraguay, en el que resalta el papel de los jesuitas en la configuración de un orden misional, que a pesar de las virtudes morales de sus impulsores no resulta un esquema de gobierno propio de hombres libres, como él aspira a conformar en nuestras latitudes. De paso, señala anticipadamente esta tendencia de nuestros pueblos de erigir caudillos a quienes se encarga los destinos públicos de sociedades enteras y que terminan imponiéndose incluso a las pomposas constituciones de cuya promulgación son impulsores en su momento.

También se encontrarán dos vertientes de las influencias intelectuales y políticas de su formación y convicciones. Primero, del padre del republicanismo moderno, Maquiavelo, leído  y a veces explícitamente censurado por sus difusores jesuitas, muy influyente desde el Siglo de Oro español y junto con Rousseau de los autores más leídos en la Academia Carolina de Charcas, donde Pazos estuvo luego de terminar sus estudios formales como doctor en Teología en Cusco. Allí probablemente coincidió con Pedro D. Murillo, pero nunca lo nombra cuando se refiere, sin modestia, a las luchas de los paceños en pro de su independencia. Expresamente cita apellidos de “mestizos” y contrasta la fiereza de la represión monárquica sobre ellos, distinta a la menos violenta contra criollos uruguayos.

Otra fuente más cercana en el tiempo es Thomas Paine, periodista y activista republicano como él mismo. Es uno de los traductores de El sentido común, notable opúsculo del inglés, ciudadano francés y seguidor de la nueva república, Estados Unidos. La investigación realizada se encontró con el trabajo del historiador cubano (residente en México) Rafael Rojas, que ha identificado otros traductores de la estupenda obrita de Paine, donde no menciona a Pazos, pero muestra varios republicanos de su estirpe, todos con algún paso por Filadelfia, la inicial capital de esa naciente república que entonces acogía y publicaba a estos americanos que pugnaban por formar repúblicas al sur del continente. De hecho, allí le dirige Pazos sus excelentes Letters (al honorable Henry Clay, que fuera uno de los representantes estadounidenses al congreso anfictiónico de Panamá que convocara Bolívar).

Otro capítulo importante es el dedicado a recuperar el vínculo con el mariscal Andrés de Santa Cruz. Se restituyen las páginas en anexo dedicadas a este estadista, así como la dedicatoria que le dirigiera en la edición Príncipe de las memorias histórico políticas y que su editor del siglo XX, Gustavo Adolfo Otero, excluyera en la misma versión (de 1979) que encontramos hoy en las librerías de nuestras ciudades. Otro texto del historiador H. Vázquez Machicado que se encuentra con facilidad sobre Pazos Kanki en librerías es el referido a sus “plagios”. Se llama la atención sobre los estándares anacrónicos (de siglo XX) para tal calificación y se ejemplifica con una conocida expresión de Monstesquieu, que repite Paine, luego Vizcardo Guzmán (pionero de Francisco de Miranda) y finalmente los traductores de Paine, donde ninguno cita al ilustre autor   de El espíritu de las leyes.

En el volumen también se interpretan episodios como el de la Isla Amelia en las costas de Florida que Pazos intentó sea una república, aunque poblada por corsarios y piratas, con constitución “traducida” de la norteamericana, y sus preocupaciones por vincular a Bolivia con el Atlántico a través de ríos navegables afluentes del Amazonas, mostrando su comprensión de las fuerzas geopolíticas del siglo XIX, cuestiones que se conocen con algún detalle gracias al trabajo de eminentes historiadores estadounidenses como Charles Bowman y Charles Arnade.

Gustavo Fernández Saavedra, excanciller de la República, que tuvo la amabilidad de auspiciar con sus palabras la presentación de este librito, ha señalado que, siendo breve, contiene la densidad necesaria para pensar las circunstancias actuales, vitalizando la mencionada tradición, y que los reclamos de Vicente Pazos Kanki siguen pendientes para los desafíos del presente, aun cuando se ha avanzado en la conformación de una patria con cabida para todos y todas.