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Un tango para la inquieta democracia – Mauricio Quiroz

La inspiración fue de Alfredo   Le Pera, pero la música la puso Carlitos Gardel, recientemente reconocido por su origen francés. Y que más se puede decir al Volver por estas calles que soportaron el rigor de las dictaduras y las majaderías de una democracia que grita, se expresa… madura. Es como volver a “sentir, que es un soplo la vida, que 20 años no es nada…”. Han pasado 30.

En tres décadas, los bolivianos hemos pasado de hablar en clave, por temor a la censura militar, a las manifestaciones de protesta callejera; del famoso arbolito de la plaza Murillo, donde periodistas y políticos se citaban para que fluya la libertad, a las ruedas de prensa en la que los entrevistados, al cobijo del poder, eluden su responsabilidad de informar. Hemos pasado de los telegramas, radiogramas y ramas anexas a la internet, la red desde donde se dice de todo, incluso mentiras.

Y otra vez la voz de Gardel, el amigo francés, busca la febril mirada “errante en las sombras”. Tan febril como los bolivianos, siempre tentados a pajarear, a picotear, a expresarse en los 140 caracteres que ofrece   Twitter. Bajo la clave —hashtag, dicen los entendidos— #Democracia30 se ha marcado una tendencia en la red, con reflexiones, recuerdos de noviazgos en medio de coberturas periodísticas y frases célebres  que evocan otros tiempos, alguno  de ellos “con el alma aferrada a un dulce recuerdo.”, según el tango.

Los tuiteros recordaron aquella frase célebre de Jaime Paz que planteó el insólito “triple empate” para justificar la alianza con Hugo Banzer. Se trata de un “entronque histórico”, añadió. En fin. Entre las frases más bellas de esta imperfecta democracia aparece una de Hernán Siles Suazo: “Nadie sufrió bajo mi mando cárcel, persecución ni exilio (…). Es imperioso que nuestra tierra siga siendo tierra de hombres libres”.

Tampoco faltaron los recordatorios de las frases de Gonzalo Sánchez de Lozada que aliviado le cantó a Banzer tras la ruptura de un pacto: “Ya no tengo las manos atados (sic)”, una frase fuera de la estética del tango que suena para halagar a la joven democracia. El presidente Evo Morales apareció en las historias de #Democracia30. “El loro negro y el loro blanco (de Evo a Néstor Kirchner en 2006). “Renuncio”, dijo Carlos Mesa.

Así, la celebración en la internet fue cuestión de otra generación; la democracia se reprodujo: “Y aunque el olvido que todo destruye (…), es toda la fortuna de mi corazón”.