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FadoCracia – Exeni

Di/censos

La desconfianza, está visto, no tiene límites. Y puede provocar confusión, desvaríos. No de otra forma se entienden algunas curiosas (re)acciones en torno al Censo 2012.  Más allá de evidentes errores e insuficiencias (con cargo al INE), así como conflictos y resistencias previos (por cuenta de intereses particulares), el censo finalmente se realizó en una jornada tranquila y ejemplar (gracias a la población, una vez más). Y ahora toca esperar los resultados… ¡y sus consecuencias!

Lo que llama la atención son las pequeñas ficciones que se van tejiendo y propagando, sea como sospecha, sea como amenaza.       Veamos algunas:

• Pedirán tus datos para luego apropiarse de “toditos” tus bienes. Pero no tengo bienes. Ah, entonces quieren saber cómo vives para cobrarte impuestos.

• Escribirán con lápiz —canallas— para cambiar las respuestas (“en lugar de tres dormitorios pondrán cinco, y el próximo mes vendrán dos masistas a meterse en tu casa”).

• No incluyeron la opción mestizo porque sólo cuentan los indígenas. ¿Y si eres indígena? Te censarán para quitarte tus tierras. ¿Y si quieres convertirte en chimán? Ni eso te dejan, autoritarios.

Tengo escasa memoria del censo del año 2001, pero creo que estas cosas no ocurrían. ¿O sí? ¿Quizás menos? Y en aquella ocasión tampoco había la opción mestizo. Y también se usó lápiz. ¿A qué tanta intriga, entonces, en el presente?

He escuchado tres “explicaciones”: la primera es que cuando hay gobiernos progresistas, la derecha se ocupa sistemáticamente de azuzar miedos y generar incertidumbre; la segunda es que, por varias razones, los propios procesos de cambio generan desconfianza; y la tercera es que siempre hubo maquinaciones, pero ahora son más visibles por activismo en los medios y las redes sociales.     Usted elija-combine.

¿Qué hacer? No está fácil. Al menos habría que reírse de la vecina que rechaza los focos ahorradores porque “tienen cámaras de vigilancia”. O exigirle cuentas a “Iglesias Unidas” —incluida la Conferencia Episcopal— que profetizó el exterminio de Dios en Bolivia si se aprobaba la nueva Constitución. O dejar de batallar por comida y gasolina cuando… “hay amenaza zombi”. Ay, lo que nos espera para el cambio de era el 21 de diciembre.