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Transiciones hacia el vivir bien

Existe poca claridad en el mundo occidental, pero también incluso en el propio Sur, de lo que significa, y cómo se traduce en la práctica, el concepto andino de vivir bien o buen vivir, recogido en las constituciones políticas del Estado Plurinacional de Bolivia y Ecuador.

En principio, hay un cierto consenso de que es un nuevo paradigma que nos permite repensar el desarrollo o más bien buscar opciones desde valores que nos trae el mundo indígena como la complementariedad y reciprocidad, así como la armonía con la Madre Tierra. Una nueva visión de lo común, en la que la reproducción de la vida, la comunidad, tienen un rol principal que nos permiten mirar el mundo bajo otros parámetros.

Este nuevo paradigma ha permitido en Bolivia dar una orientación, crítica con el capitalismo y la modernidad, a una nueva Constitución Política del Estado (CPE), que consagra el vivir bien como un horizonte civilizatorio y cultural alternativo al capitalismo y a la modernidad que nace en las cosmovisiones de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas, y es concebido en el contexto de la interculturalidad. La CPE, aprobada en referéndum popular en enero de 2009, trata de orientar el vivir bien en un nuevo modelo de Estado (plurinacional), un nuevo modelo territorial (autonómico) y un nuevo modelo económico (economía plural con base en la social y comunitaria), modelos sustentados en los pilares de la descolonización y la despatriarcalización, además de la armonía con la Madre Tierra.

Precisamente, la recientemente promulgada Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien plantea que el vivir bien se alcanza de forma colectiva, complementaria y solidaria, integrando en su realización práctica entre otras dimensiones, las sociales, las culturales, las políticas, las económicas, las ecológicas y las afectivas, para permitir el encuentro armonioso entre el conjunto de seres, componentes y recursos de la Madre Tierra.

Todo esto lleva a la necesidad de construir políticas públicas que salgan del esquema occidental, liberal y moderno, propio del capitalismo, dotándose de un pluralismo democrático y jurídico o incluso un nuevo enfoque de las relaciones internacionales que se hacen desde los pueblos, saliendo de la lógica del Estado-nación.

Precisar el significado del vivir bien no es un problema conceptual, en la medida en que la necesidad de su aclaración proviene de la necesidad de potenciar el horizonte histórico de los sectores que llevan adelante en Bolivia, por lo que el trabajo de mayor definición del vivir bien es esencialmente práctico y de un carácter profundamente político. En un periodo de transformaciones políticas, aquellas referencias del horizonte como el vivir bien, se convierten en un instrumento estratégico debido a las funciones que cumple: identifica perspectivas políticas que señalan el camino hacia delante; dan fortaleza a la capacidad organizativa de los sectores que componen el bloque popular que lidera el cambio; fundamenta la lógica y necesidad histórica de la democratización y las transformaciones con relación a la racionalidad conservadora de la casta señorial en Bolivia que tiene la intención de descalificar permanentemente las acciones de los de abajo; genera puntos comunes de construcción de futuro y de sentidos entre todos aquellos sectores de la sociedad que sienten esta necesidad histórica.

Justamente por esta densidad y extensión de las referencias de horizonte, que abarcan o influyen en momentos de cambio a casi la totalidad de las distintas dimensiones de la vida de la comunidad de un país, la aproximación al vivir bien no puede tener un carácter esquemático que intente abarcar esta totalidad o complejidad mediante la segmentación disciplinaria, aunque estos intentos puedan ser también algún tipo de aporte. El sentido de aproximación que exige esta situación es, más bien, desde un contenido político, pero no asumiendo la política como la gestión o administración del poder, sino entendiéndola como la reproducción de la vida de la comunidad.

El objetivo de esta publicación es tratar de ofrecer una clarificación del propio concepto del vivir bien desde un punto de vista más práctico, de qué forma se está aterrizando este concepto en la práctica en Bolivia, cómo se está construyendo un nuevo proyecto político que surge de los pueblos indígenas y originarios, pero que tiene la férrea voluntad de convertirse en un proyecto global para toda la sociedad. Y por qué no ir más allá, y partiendo de la base de que es un proyecto político en construcción, pero también un proceso en disputa, tratar de ofrecer una serie de insumos para el debate, de herramientas para la construcción y discusión política entre los movimientos sociales y gobiernos de izquierda que confluyen en una crítica al sistema capitalista, no para mostrar un modelo a seguir, sino para proponer el debate, teniendo claro en cualquier caso que este intento de aterrizaje práctico no consiste tanto en que ya existan experiencias de aplicación, sino que lo práctico se identifica como la posibilidad y necesidad de este debate y esta reflexión dentro de la tensión que significa tocar estos temas en toda la sociedad y el  Estado.

Los textos que componen la publicación son de compañeros y compañeras, hermanos y hermanas del Estado Plurinacional de Bolivia que, algunas desde la academia, pero la mayoría desde el ámbito de las organizaciones o la gestión pública gubernamental, están trabajando a ras del suelo en la construcción de este proyecto político y civilizatorio del vivir bien.

Gracias a Félix Cárdenas, Idón Chivi, Lucila Choque, Fernando Huanacuni, Gonzalo Gosalvez, Martha Lanza, Amalia Mamani, Hugo Moldiz, Diego Pacheco, María Nela Prada y Raquel Romero por su colaboración desinteresada para que esta publicación haya sido posible, contribuyendo a la construcción de este nuevo paradigma que permita profundizar el proceso de cambio.