La política en las redes sociales
Un paralelo de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UMSA presentó la revista Cátedra Libre, cuyo primer número —de circulación gratuita— aborda las redes sociales y la política, un fenómeno que comienza a ser explorado por los actores virtuales.
Marcelo Quiroga Santa Cruz señaló que quería escribir “un libro que pudiese desentrañar las causas últimas de la condición atrofiada de nuestra economía, pero además describir esas causas de una manera sencilla, que pueda llegar al conocimiento de amplias capas de la población”.
Bajo esa orientación, la Facultad de Ciencias Sociales y la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) inauguraron la Cátedra Libre que lleva el nombre de este insigne boliviano, orientada a contribuir al debate de los problemas nacionales.
Producto de esa iniciativa académica colectiva entre estudiantes y docentes de la materia de Investigación en Comunicación, paralelo A, publicamos el primer número de la revista Cátedra Libre, que aborda las redes sociales y política, tema que fue analizado el 27 de septiembre en la segunda cátedra realizada en el auditorio Luis Espinal Camps de la carrera de Comunicación, desde una mirada diversa y amplia, por expertos del área como Eliana Quiroz, Mario Durán Chuquimia y Samuel Málaga, representante de la Autoridad de Fiscalización y Regulación de Telecomunicaciones y Transporte (ATT). En la revista presentamos sus trabajos, además de investigaciones realizadas por los alumnos de la materia que completan el análisis sobre la centralidad que están adquiriendo en nuestras sociedades la internet y las redes sociales.
El resultado de este trabajo colectivo es una compilación completa y fundamentada sobre el estado de la internet en Bolivia y su importancia en la política y el desarrollo de las naciones. Al respecto, la internet y las redes sociales son los nuevos espacios de circulación de la política, y están desplazando a la prensa, radio y televisión en el debate público; además de constituirse en herramientas impresionantes para el desarrollo de los pueblos.
Se ha dicho que Barack Obama fue el primer candidato presidencial en comprender y aprovechar excepcionalmente el poder de las redes sociales electoralmente. En su reelección, Obama contaba en Twitter con alrededor de 22 millones de seguidores, mientras que Mitt Romney, su adversario, no superaba los 2 millones. En Facebook, Romney tenía 11,9 millones de seguidores, pero Obama más de 31 millones.
A pesar de este hecho mundial, Quiroz afirma que en Bolivia los “políticos hacen un primigenio e inadecuado uso de las redes sociales”, y plantea a la sociedad una conciencia de la potencialidad de estas herramientas en los procesos de rendición de cuentas y acceso a la información.
Asimismo, el análisis de la experiencia de la Primavera Árabe refleja también el poder de las redes sociales y la internet en las revueltas sociales contra regimenes autoritarios. Los estudiantes de la materia presentan un interesante análisis del tema, en el que demuestran que la información no puede ni debe ser controlada por ningún gobierno del mundo. Sostienen que en Túnez se usaron, por primera vez, las redes sociales y el ciberactivismo para impedir la censura al acceso a la internet que dictaba el presidente Ben Alí. “La revolución en Túnez y la de Egipto presentan un factor común y novedoso, ambos se organizaron a través de las redes sociales, no sólo expresando sus protestas, sino también para llamar a sus concentraciones”.
La centralidad que están adquiriendo las redes sociales y la internet también tiene que ver con la dinámica económica y cultural de los pueblos. Es el caso de la India, donde la economía y sociedad están creciendo a saltos por la incorporación, disposición y uso de la tecnología de la internet como un instrumento de integración social y autoeducación.
Consecuentemente, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) afirma que las tecnologías de la información (TIC) son esenciales para impulsar las transformaciones de los patrones de producción y consumo que se requieren para el desarrollo sostenible de nuestras sociedades.
Sin embargo, según la misma CEPAL, Bolivia es el país donde el servicio de internet de banda ancha es el más lento y más caro de América latina y Europa. Las cifras de los trabajos que se presentan en la revista así lo confirman. Éste es el tema central.
En este sentido, Durán Chuquimia afirma que existen tres exclusiones en el acceso a la internet en Bolivia:
— Exclusión económica. Sólo las personas que tienen recursos económicos suficientes pueden pagar el acceso a la internet; la CEPAL señala que en Bolivia el costo de 1 mbps (megabits por segundo) de velocidad de internet representa el 31% del valor del salario mínimo nacional; para efectos de comparación, en Paraguay representa el 8,5%.
— Exclusión por velocidad de internet. Bolivia tiene una de las velocidades de acceso a internet más lentas del mundo; según la Autoridad de Regulación de ATT, el 70% de las conexiones a internet en Bolivia tiene velocidades inferiores a 256 kbps (kilobites por segundos). Por lo tanto, no es casual que se nos compare con países del África en velocidades de internet.
— Exclusión por cobertura de internet. El 3,33 % de los municipios de Bolivia accede de alguna forma a la red internet; es decir, el área periurbana y rural no accede a internet. Incluso en el área urbana se tiene acceso limitado, cito el caso de El Alto, donde la cobertura ADSL muestra que sólo diez de 650 zonas tienen acceso a internet.
Por tanto, es urgente modificar esta situación, para ampliar y masificar el uso de internet. Es necesario bajar el costo y mejorar el servicio como política de Estado para acabar de esta manera con la actual exclusión social y económica para amplios sectores sociales empobrecidos en el acceso a la internet.
Una primera solución planteada por Durán Chuquimia: con una inversión estatal de sólo 5 a 7 millones de dólares se podría bajar el costo para cada familia de hasta 10 dólares (actualmente es 80) por 1 mbps, y democratizar efectivamente este servicio en Bolivia. Y éste es un tema de política estatal.
El punto de vista del representante del Gobierno deja claro que existe mucha distancia entre lo que dictan las leyes y el servicio concreto de la internet en el país. Por ejemplo, la Ley 164, de Telecomunicaciones, Tecnologías de Información y Comunicación, declara “prioridad nacional la promoción de uso de las tecnologías” (artículo 71), además de establecer que el Estado debe “formular la política para promover que las redes de información y comunicación, interconectadas vía internet, sean accesibles a todos los habitantes del país manteniendo la disponibilidad, integridad y confidencialidad en la utilización de las tecnologías de información y comunicación” (artículo 7).
La realización de la segunda cátedra sobre Redes sociales y política se desarrolló en el marco de los intentos gubernamentales de legislar el uso de la internet en Bolivia. Los trabajos que aquí se presentan, desde múltiples perspectivas, dejan claro que el uso de las redes sociales y la internet son fundamentales para el desarrollo, y, antes que normar para restringir su acceso, debe promoverse su masificación para alentar la democracia y el desarrollo.
Walter Benjamín sostenía para explicar las transformaciones culturales del arte en la era de la “reproductibilidad técnica” a principios del siglo XX que el sentido de lo igual en el mundo instalado en la conciencia de la humanidad explicaba la masificación y consumo de las nuevas tecnologías contra los intentos de prohibirlas y controlarlas.
Esta constatación nos lleva a la necesidad de educar a la gente (desde la escuela hasta la universidad) en el uso de la internet y las redes sociales para evitar sus distorsiones y alienaciones, y ampliar sus horizontes emancipatorios. En este punto, esta revista explica su objetivo central: alentar el debate y educar sobre estos instrumentos tecnológicos, con fundamentos, datos y propuestas.
Sinopsis: Revista Cátedra Libre Marcelo Quiroga Santa Cruz: Redes Sociales y Política, 2012, No 1, Ciencias Sociales. UMSA. 60 páginas. Distribución gratuita.