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El principal reto del gabinete: coordinar sin discriminar

Un aspecto ineludible al momento de pensar cuáles serán los desafíos para el gabinete ministerial es considerar que 2013 es un año preelectoral. Los analistas Romano Paz y Helena Argirakis, además del coordinador político de la Fundación para la Democracia Multipartidaria, Hugo Moldiz, afirman —con diferentes matices— que el reto de la próxima gestión para los 20 ministerios será trabajar con un mayor grado de cercanía y coordinar mejor con los diferentes sectores de la sociedad.

Una de las debilidades que Paz nota del año que acaba es la ausencia de una coordinación plural. “No se debe discriminar” a grupos por “no ser afines” al Gobierno. Hace falta tener una mayor relación con la población y mejorar la comunicación”. Algunos ministros —continúa— han tenido una “actitud agresiva”. Al momento de especificar dice que los más criticados en ese sentido fueron Juan Ramón Quintana, ministro de la Presidencia, y Rubén Saavedra, de Defensa. “Manejan las carteras con mayor presupuesto y eso debe permitirles mejores relaciones con la sociedad civil”.

Moldiz también cree que hay que fortalecer el vínculo con la sociedad: “En el área política hay que superar las relaciones de desencuentro con algunos sectores sociales que electoralmente forman parte del proceso de cambio. Hay que generar mecanismos de articulación con las organizaciones sociales de la población, en particular con aquéllas que son leales al Gobierno”.

Los últimos dos años dejaron a la vista varios conflictos entre sectores que estuvieron o están alineados al oficialismo: mineros asalariados y cooperativistas; la ruptura del Pacto de Unidad con la escisión de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob) y la salida del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qollasuyu (Conamaq), entre otros. 

En opinión de Moldiz, los desencuentros explican “el clima permanente de conflicto que se ha convertido en una suerte de ritual en el país, por lo que se tiene que llegar a acuerdos estructurales con la Central Obrera Boliviana (COB), las organizaciones obreras, las campesinas, pero también con los empresarios”.

Argirakis también ve la necesidad de un acercamiento del gabinete con la sociedad; sin embargo, es más específica y delimita que el desafío debe hacerse con relación a la resolución del conflicto con los pueblos del tierras bajas. “Debe trabajarse en conocer su cultura, pues ha habido una especie de división excluyente de la cosmología de tierras altas en desfavor de la de tierras bajas”. Según esta analista, la cuestión tuvo más que ver con las personas que administraron la crisis del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS), que con las percepciones indígenas.

Para Paz, en 2013, al ser un año preelectoral, se caracterizará por los temas políticos: “El Gobierno, a través del gabinete, va a tratar de generar mayor inversión pública. Se querrá mostrar que es eficiente y que implementa políticas que alivian la pobreza”.

La resolución de conflictos será otro reto, prevé Paz. “Por la electoralización, las demandas sociales provenientes, indistintamente, de sectores opositores y alineados al Movimiento Al Socialismo (MAS) se van a incrementar. El Ejecutivo va a tener que negociar constantemente a causa del clientelismo político”.

Para Argirakis, la gran meta a la cual debe llegar el gabinete en 2013 es la que decía el vicepresidente Álvaro García Linera en la inauguración del foro económico de la Cámara de Industria y Comercio (Cainco). “Hay que llevar la prosperidad material a la clase media baja, que no sea una cosa exclusiva de los empresarios”.

Moldiz, por su parte, cree que el gran desafío será trabajar para dar curso a la puesta en marcha de la Agenda Patriótica Bolivia 2015, aquella que Evo Morales anunció en su discurso del 6 de agosto de este año, que entre sus puntos más importantes plantea llegar a 2025, bicentenario de la República, sin pobreza extrema y teniendo una total seguridad alimentaria.

“Esa agenda debe ser el punto de referencia para todo”, afirma Moldiz.   La cohesión entre ministerios también deberá mejorarse, de acuerdo con Moldiz y Paz. Éste último comenta que debe fortalecerse la comunicación entre las carteras y el Presidente para que no se vean contradicciones. El primero cree que, llegando el año electoral, el gabinete debe estar más unido: “no digo que no haya habido cohesión, pero debe haber mejores niveles de articulación entre sí y con la sociedad que ha hecho posible el proceso de cambio”.

Otro desafío de los ministros, en criterio de Paz, será trabajar en función a los datos que arroje el censo. “Esa información debe ser implementada inmediatamente se sepa para redirigir las políticas públicas”.

Moldiz habla de otro “gran reto”, el de hacer un cambio escultural del Órgano Ejecutivo: “hay que organizarlo de manera distinta, pues su estructura técnica no presenta diferentes rasgo a la forma del viejo Estado. Las cosas nuevas que se están formando corren el riesgo de contaminarse con las lógicas del pasado”. Por ejemplo, el operador de la Fundación para la Democracia Multipartidaria se pregunta si el número de ministerios y viceministerios es el correcto. “Una vez reorganizado el Ejecutivo, se podrá mejorar el relacionamiento con la sociedad civil”.

Coordinación con los sectores sociales, también entre los ministerios; la lucha contra la corrupción, mencionada tanto por Argirakis como por Paz; mejorar la administración de conflictos; reestructurar el Órgano Ejecutivo; y hacer que la prosperidad material llegue a la clase media baja son sólo algunas de las metas que postulan estos tres académicos para el gabinete.