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La popularidad de Merkel ‘devora’ a sus socios

La canciller Ángela Merkel entrará en el año electoral 2013 con una cuota máxima de popularidad, mientras su socio liberal sufre un desgaste similar al que hundió bajo mínimos a sus aliados en la anterior legislatura, los socialdemócratas. Los sondeos reflejan un aprecio creciente para las filas de la Canciller —su Unión Cristianodemócrata (CDU) y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU)— que en el umbral del año electoral 2013 se sitúan en el 41%, tres puntos más que la semana anterior.

Se trata del porcentaje más alto para Merkel y su partido desde abril de 2006, seis meses después de la llegada al poder de una canciller en la que sus compatriotas admiran justo aquello por lo que se la teme en el exterior: su capacidad para imponerse.

El Partido Liberal (FDP), que en 2009 se convirtió en su socio apuntalado en un resultado récord para esa formación bisagra —un 14,6%—, queda, según la encuesta semanal del instituto demoscópico alemán Forsa, en el 4% y por debajo del mínimo del 5% para acceder a escaños.

Se trata de una situación persistente en ese partido, que en sus tres años como coligado de Merkel ha ido de una crisis de liderazgo a la siguiente y que en las legislativas previstas para septiembre podría quedar degradado a extraparlamentario.

La caída del FDP recuerda a la sufrida por el anterior aliado de la canciller, el Partido Socialdemócrata (SPD), que se convirtió en su socio en 2005 con un 34,2% —un punto menos que la CDU/CSU— para caer en las siguientes generales al 23%, su récord a la baja.

El SPD ha invertido los últimos tres años en tratar de levantar cabeza y se encuentra en los sondeos en un 27%, muy por debajo del partido de la Canciller, pero con opciones a volver a gobernar si a Merkel le fallan los liberales.

La clave de un futuro gobierno podría estar en los Verdes, aliado del SPD en las dos legislaturas de Gerhard Schröder —de 1998 a 2005—, ya que se da por descartada cualquier alianza con La Izquierda y menos aún se cuenta con los Piratas, a los que los sondeos sitúan muy por debajo del mínimo del 5%.

Durante meses los sondeos daban a los Verdes porcentajes suficientes para apoyar un gobierno del SPD. Ahora bajaron al 13%, lo que teóricamente deja dos opciones: una gran coalición o una alianza hasta ahora inédita entre Merkel y los ecopacifistas.  Faltan nueve meses para las legislativas, pero en Alemania se vive ya en situación de precampaña, con las regionales de Baja Sajonia, el 20 de enero, como etapa inminente.

Se pronostica ahí que la CDU se mantendrá como primera fuerza, pero que ello no evitará el relevo de su primer ministro regional, David McAllister, arrastrado por la debilidad del socio liberal.  La alternativa más probable en el “Land” es una coalición entre SPD y Verdes, con los inevitables negros paralelismos de cara a las generales para Merkel y el claro espaldarazo para los rojiverdes.

De Baja Sajonia salió catapultado en 1998 a la cancillería Schröder, quien de jefe del gobierno regional pasó a candidato para las generales del SPD y derribó a Helmut Kohl.  Siete años después perdió Schröder ante Merkel, tras impulsar una reforma estructural basada en sacrificios sociales que parte del SPD encajó como una traición, pero que se perciben ahora como puntal de la solidez de la primera economía de una zona euro en crisis.

El SPD enviará a luchar por la Cancillería a quien fue ministro de Finanzas de Merkel en la primera legislatura, Peer Steinbrück. Mientras el SPD busca el espaldarazo en Baja Sajonia, en medios alemanes se apunta a que un derrumbe del FDP comportará la defenestración de su líder, Philipp Rösler, ministro de Economía de Merkel.

Rösler asumió la presidencia del FDP un año atrás, en sustitución de quien entonces se consideraba máximo responsable de la crisis del partido, el ministro de Exteriores, Guido Westerwelle. Bajo Rösler, el FDP no ha logrado invertir la tendencia a la baja que, hasta ahora, han sufrido los socios de Merkel. Algo que, indirectamente, hace más creíble la promesa del candidato Steinbrück de que el SPD no volverá a caer en la tentación de una gran coalición liderada por la Canciller.