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Democracias en el mundo quechua

Justicia, democracia, Estado… esos conceptos formales, asimilados con distintos matices por las culturas sudamericanas, son parte de un diálogo intercultural permanente entre las comunidades indígenas y las instancias propias de los Estados.

Esta línea de análisis básico ha dado origen a un estudio de tres años, realizado por el antropólogo Alejandro Díez Hurtado, en las comunidades quechuas de Bolivia y Perú. Las conclusiones de la exploración cualitativa, que incorporó variables elementales de participación, ciudadanía y equidad de género, fueron reflejadas en el libro Conceptos políticos, procesos sociales y poblaciones indígenas en democracia, presentado en La Paz el 17 de enero en el marco del proyecto Cultura Política y Diversidad Cultural que respalda la Unión Europea a iniciativa del Movimiento Manuela Ramos de Perú y la Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública de Bolivia, dos organizaciones no gubernamentales interesadas en la promoción de la mujer en la esfera de la participación y la democracia actual.

Bolivia y Perú, firmantes de acuerdos y convenciones internacionales sobre los derechos de los pueblos indígenas, apuestan por políticas distintas de participación. Perú ha optado por el camino del desarrollo de la interculturalidad y Bolivia, por desarrollo del multiculturalismo. Los dos países ensayaron, en los últimos 15 años, varias fórmulas para transformar las estructuras de participación; uno por la vía de la descentralización regionalizada y el otro por el Estado Plurinacional.

“En términos globales, lo que se nota en este trabajo cualitativo es que en Bolivia se sabe más de derechos y de Estado que en Perú (…) y son los hombres bolivianos que están más imbuidos del sistema político formal. Ellos conocen más sus derechos”, apunta Díez Hurtado en una conversación con Animal Político de La Razón, poco después de la presentación del estudio binacional, aplicado en las regiones peruanas de Ayacucho, Huancavelica y Abancay —la zona de la sierra sur, al norte de Cusco y Puno—  y las poblaciones rurales en el departamento boliviano de Cochabamba.

Díez Hurtado, que tiene un doctorado en Antropología Social y Etnología de la L’École des Haute Études en Sciences Sociales de París, dirige el programa de posgrado de esa misma disciplina en la Universidad Católica del Perú. En el desarrollo de la investigación, el experto apeló a entrevistas y grupos focales entre otras técnicas válidas para acercarse a la realidad, siempre compleja, incluso para discutir al menos 20 conceptos formales de la democracia liberal.

El estudio se ejecutó en al menos tres ámbitos, partiendo de la vida  cotidiana de las comunidades donde aparecen las diferencias de roles de género y los problemas de violencia contra las mujeres, y en ese marco, la comprensión de conceptos básicos como el acceso a la Justicia. El estudio abarcó luego una valoración sobre los conceptos de derechos y deberes ciudadanos, los derechos indígenas. En el tercer nivel aparecen las relaciones de poder, participación y democracia y lo que significa ser autoridad en el mundo quechua.

De acuerdo con las reflexiones del estudio, en Bolivia y Perú aún existe una situación de “seminterculturalidad de la práctica y la comprensión política” que se traduce en la ausencia de un bilingüismo que sea ejercido por parte del Estado en su relación con las sociedades quechuas, un factor que acentúa las brechas de género y la exclusión femenina de los espacios de decisión.

Para Díez Hurtado hay “esfuerzos insuficientes” en ambos países para acortar las brechas culturales que permitan fortalecer una relación de equilibrio entre hombres y mujeres; de hecho, existe la “necesidad de una lectura complementaria de los términos políticos”.  Y ocurre que “lo que la población entiende por participación no es exactamente lo que dice la ley de participación” porque en las comunidades quechuas hay conceptos más amplios que deben articularse progresivamente con las instituciones formales de descentralización que tiene el Estado.  

El estudio de Díez Hurtado incluye propuestas de acción para fortalecer la formulación de políticas públicas.

Las mujeres y el poder

La participación de las mujeres en escenarios de decisión ha mejorado en Bolivia y Perú, no obstante, entre las comunidades quechuas se exige, a diferencia de los varones, que ellas estén “bien preparadas, con estudios”, un aspecto que puede derivar en factores de discriminación, reveló el estudio dirigido por Alejandro Díez Hurtado.

En el caso de los varones, los quechuas exigen que consiga dinero para ejecutar las obras que necesita la comunidad, para mejorar su calidad de vida. “Cuando las mujeres quieren significar democracia expresan una idea de armonía, de paz”, un concepto mucho más amplio que en el futuro puede favorecer al diálogo intercultural, remarca el investigador.

“Es un concepto sobre el cual se puede aportar a la propia comprensión de la democracia fuera de tu espacio quechua”; no obstante, las poblaciones quechuas que se aproximan a los espacios formales del Estado no reciben el mismo grado de respuesta que se puede traducir en la configuración de una política pública con acciones en favor de la equidad de género.

En cuanto al acceso a la Justicia, otra variable del trabajo del antropólogo peruano, los varones han mostrado mayor conocimiento de las leyes que protegen a las mujeres que ellas mismas. “En Perú, las mujeres saben donde denunciar agresiones, son más proclives a la denuncia, en Bolivia no”.