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¿Evo sin Chávez? Poco impacto y alianza incólume

En los inicios de las repúblicas sudamericanas, en el siglo XIX, de manera generalizada prevalecía el discurso del americanismo por encima de las reivindicaciones patrióticas de algún país en particular. Así, nadie se rasgaba las vestiduras si el primer presidente boliviano, Simón Bolívar, era originario de lo que hoy es Venezuela; o de que un boliviano de nacimiento, Cornelio Saavedra, haya sido el primer presidente de Argentina. Nada de esto era extraño. Era natural que en un país latinoamericano haya autoridades nacidas en territorios que hoy forman Estados distintos, pues, como se dijo, primaba el americanismo y las identidades nacionales estaban en formación.

Sin querer sugerir que se vuelva a ese pasado, ahora las identidades nacionales están consolidadas. El ejemplo histórico mencionado contrasta radicalmente con el modo en que la oposición a Evo Morales pegaba el grito al cielo cuando Venezuela, a través de su ahora fallecido presidente Hugo Chávez, se acercaba al país y se firmaban convenios bilaterales.

La oposición llegó incluso a insultos de tono vejatorio (como el de “macaco mayor”, dicho por el gobernador Rubén Costas). En ese tiempo, el sector político agrupado alrededor de la llamada “media luna” hablaba de que se proyectaban bases militares venezolanas en el país—lo que hoy se puede desmentir con seguridad— y decía que era Chávez quien gobernaba Bolivia.

Es innegable que existe una buena relación con ese país; no obstante, el gobierno de Morales parece estar plenamente consolidado como para que la muerte de Chávez (ocurrida el 5 de marzo) vaya a afectarlo, si bien el apoyo político fue importante en el primer momento (2005-2008), cuando la administración de Morales parecía amenazada.

“No creo que se vayan a dar grandes cambios. La influencia venezolana en Bolivia ya es mucho menor”, dice el politólogo Manuel Canelas, quien menciona el artículo del expresidente Carlos Mesa en El País de España, en el que reconoce que Bolivia y Ecuador tienen ya una dirección política propia y autónoma, además de independencia económica.

Vínculos. El apoyo político de Venezuela fue “más importante” en el primer periodo de Morales. Respecto de ese tiempo hay que recordar que Venezuela expulsó a los diplomáticos estadounidenses en su país en solidaridad a Bolivia en 2008, cuando Morales hacía lo propio tras acusar a Estados Unidos de ejecutar planes desestabilizadores en su contra. “En ese momento, el apoyo fue fundamental. Esos analistas que dicen que Chávez deja huérfanos a cinco presidentes —refiriéndose a los de Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba y Argentina— expresan más su deseo que un análisis objetivo”, juzga Canelas.

De hecho, la deuda con Venezuela hasta diciembre de 2012, según el Banco Central de Bolivia (BCB), es la segunda con relación a la cuantía de las obligaciones económicas contraídas con otros países, sin considerar lo adeudado a entes como el Banco Mundial o la CAF (del total de la deuda externa boliviana, el 7% es a China, 291,4 millones de dólares; a Venezuela, el 4%, 159,8 millones de dólares; y a Brasil el 2%, 93 millones de dólares. El total de la deuda externa es de 4.195,4 millones de dólares).

En cuanto a lo económico —afirma la analista Érika Brockmann— Bolivia no depende de los recursos venezolanos. “El programa ‘Evo Cumple’ se financia, hace ya tiempo, con fondos del Tesoro General de la Nación (TGN). No obstante, hay que ver si (Nicolás) Maduro va a tener la holgura económica suficiente como para no cobrar la deuda”, dice.  A pesar de lo último, asegura no creer que el país haya sido nunca dependiente de esa ayuda como, por ejemplo, lo es Cuba.

El analista político Róger Cortez tampoco cree que la desaparición de Chávez vaya a ocasionar un impacto “directo, inmediato o automático” sobre la eventual deriva y el comportamiento del gobierno de Morales. “Esto no desmerece en absoluto los lazos de confianza que se habían desarrollado entre ambos presidentes”.

El momento más importante —dice en coincidencia con Canelas— fue en el primer periodo del gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), cuando habían “amenazas intensas” en su contra. También menciona como importante la consolidación del acuerdo entre ambos países (“y algunos otros”) como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) “que llegó hasta donde ha avanzado”.

Después de esa coyuntura —que tuvo por clímax en 2008 con el “golpe cívico-prefectural”— en la que el activismo de Chávez y de la “red protectora de países amigos” como Argentina y Brasil fueron cruciales, “no veo que con un gobierno ya consolidado haya mutaciones significativas”, dice Cortez, quien además observa que si bien podría cambiar el apoyo económico a sus aliados, “y no por la muerte de Chávez”, en este aspecto Bolivia no está en la primera línea.

Más tajante, Fernando Mayorga relativiza la influencia que tuvo el expresidente venezolano en el país. “En términos económicos puede afirmarse lo mismo. Hace años que el programa ‘Bolivia Cambia, Evo Cumple’ no tiene un afluente económico de Venezuela”. Señala, también, que los últimos años fue Lula da Silva quien estuvo más cercano y hace notar que fue el brasileño quien asistió a su reelección y no así Chávez.

“Su influencia (del venezolano) fue más discursiva que ideológica”, opina el experto.

Transición. Quien sí ve potenciales mutaciones en el panorama es la politóloga Helena Argirakis, que cree que habrá un contexto de transición en la región y en el Gobierno nacional porque habrá cambios de roles. “No creo que Maduro vaya a llenar el vacío que deja Chávez, pues va a tener que dedicarse a temas domésticos, por lo que podrían generarse liderazgos regionales compartidos con (Rafael) Correa en unas áreas y Morales en otras”. El protagonismo regional podría ser tomado por el presidente boliviano —pronostica. Si eso sucede, la analista hace el paralelismo con el rol de “jefe de Estado” y “jefe de Gobierno”, el primero lo asumiría Evo y el segundo el vicepresidente Álvaro García Linera junto a Juan Ramón Quintana, crecerá también la figura del canciller David Choquehuanca.

“La Agenda 2025 puede ser una buena plataforma para que Evo se proyecte regionalmente, pues varios de sus puntos incumben a la comunidad nacional e internacional”, considera en referencia a la propuesta de que los servicios básicos sean considerados derechos humanos.

Otro cambio que puede verse, en caso de que la figura regional de Morales crezca, es que vengan “tiempos difíciles para él, pues toda la campaña mediática en contra de Chávez podría transferirse a Evo, viviéndose mucha presión y aires de conspiración”.

¿En qué queda la alianza entre los actuales gobiernos de Venezuela y Bolivia? Es de presumir que quienes votaron por Chávez vayan a sufragar ahora por Maduro, esto sin contar con una probable votación póstuma adicional. Si sucede eso y Evo gana las elecciones de 2014, “la alianza no va a sufrir grandes cambios, quizá algunos de matiz; para ello habrá que ver la impronta del líder venezolano, pero en lo sustancial no creo que cambie, porque para Venezuela las alianzas con Cuba, Bolivia y Nicaragua prácticamente son una política de Estado para ese país”, opina Canelas.

Además, hay que recalcar que Maduro ha sido del núcleo duro chavista y ha compartido la totalidad del proyecto bolivariano, por lo que no habría que esperar grandes modificaciones.

Todas estos hechos y opiniones parecen desmentir la paranoia opositora de 2008, cuando decían que Chávez estaba incrustado en las decisiones políticas. Además, recuerdan ese tiempo del siglo XIX, cuando el discurso americanista, que fue adoptado por Chávez, campeaba con toda naturalidad y hoy incomoda.

‘Habrá un mayor protagonismo de Evo’: Helena Argirakis es politóloga

La desaparición de Chávez va a exigir al presidente Morales un mayor protagonismo internacional. Sin embargo, no veo que vaya a asumir un liderazgo único, sino compartido con Correa y Maduro, dividiéndose los roles. Según esto se da, es de prever que los medios de comunicación privados vayan a querer tergiversar el reacomodo y comiencen a hablar de una división.

‘Su desaparición no afecta directamente’: Róger Cortez es analista político

La desaparición de Chávez no afecta de manera directa el curso del Gobierno boliviano, lo cual no desmerece la buena relación que hubo entre los presidentes de ambos países. El momento de mayor significación se dio en el inicio del gobierno de Morales, cuando existían amenazas muy intensas. Fue visible y determinante el respaldo político y económico de Venezuela.

‘Presencia venezolana fue muy relativa’: Fernando Mayorga es sociólogo

La influencia de Chávez fue relativa en el caso boliviano, era más bien discursiva durante el primer gobierno de Morales, cuando había polarización. Aparte de eso, no hubo efectos directos. Lo mismo puede decirse de la presencia venezolana en términos económicos, también ha sido relativa. En los últimos años se vio mayor influencia de Lula da Silva.

‘No se depende de recursos venezolanos’: Érika Brockmann es analista política

En términos económicos, Bolivia ya no depende de los recursos venezolanos, los que dejaron de financiar el programa Evo Cumple. No obstante, hay que ver si Maduro va a tener la holgura económica suficiente como para no cobrar la deuda que existe. No creo que así sea, aunque de todas formas el país nunca fue tan dependiente de esa ayuda como, por ejemplo, Cuba.

‘No habrá grandes cambios’: Manuel Canelas es politólogo

Bolivia y Ecuador tienen un horizonte político y económico ya consolidados, por lo que no habrá grandes cambios. Creo que ambos apoyos ahora son menos imprescindibles. La relevancia económica de Venezuela respecto del país ya es mucho menor. Durante el primer periodo de Morales esa ayuda, tanto política como económica, fue fundamental.

Más allá de una relación diplomática bilateral

El expresidente Hugo Chávez Frías —fallecido el 5 de marzo a causa de un cáncer— mantuvo una relación con Bolivia que fue más allá de una mera relación diplomática tradicional y tuvo fuertes identificaciones desde el ascenso de Evo Morales al poder en 2005.

El politólogo Manuel Canelas ve tres coincidencias, con “matices”, en los proyectos boliviano y venezolano: primero, la construcción de un bloque popular que va de abajo hacia arriba; segudo, una “autopercepción de las mayorías” con sus líderes, es decir ver que el líder es uno de ellos; y, por último, la recuperación del Estado en la economía.

Discursivamente —nota en ambos casos— “una impronta antiimperialista”, aunque proveniente de diferentes fuentes; por todo esto hubo “un compañerismo más allá de los causes diplomáticos convencionales”.

Así, recuerda la expulsión de Venezuela de los diplomáticos de Estados Unidos cuando hiciera lo mismo Morales, o las declaraciones de Chávez que exceden la solidaridad diplomática cuando recordaba que el país había nacido con una costa en el Pacífico y señalaba: “Quiero bañarme en una playa boliviana”.

En otra ocasión, septiembre de 2008, cuando se dio la convulsión que el gobierno de Morales denominó “golpe cívico-prefectural”, dijo: “En el supuesto de que las fuerzas oligárquicas de Bolivia llegaran a hacerle un daño a aquel hermano país que lleva el nombre de (Simón) Bolívar, Venezuela no se va a quedar de brazos cruzados”.

Otra identificación que menciona es la intensidad del discurso antiimperialista de Chávez y Morales, a diferencia de Rafael Correa, Cristina Fernández o Lula da Silva, que eran más “cautos”.