Democracias. Behemot y contrapoder
En el libro se desarrollan tanto el lenguaje político, sociológico e histórico como el jurídico de las democracias. Así, al haberse ampliado el espectro de ellas, el texto delimita las nociones de las democracias participativa, representativa, deliberativa y comunitaria.
El poder es el lugar de la tristeza y de la impotencia más absoluta”. Baruch Spinoza.
Democracias, Behemot y contrapoder es el título del libro escrito por el Centro de Estudios Constitucionales de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Católica Boliviana San Pablo y coeditado con el Servicio Intercultural de Fortalecimiento Democrático (Sifde), del Órgano Electoral Plurinacional, que fue presentado el 16 de abril en el auditorio del Palacio de Telecomunicaciones.
El Centro de Estudios Constitucionales está integrado por Eliana Aguirre Vera Rodo, Ricardo Almaraz Murguía, Katerin Ifigenia Brieger Valencia, Paola Daniela de la Rocha Rada, Marcos García-Tornel Calderón, Marcelo Mercado Despot, Juan Pablo Neri Pereyra, Valeria Ortiz Salazar, Gerardo Andrés Rodríguez Camberos, Carlos Andrés Rojas, Paula Alejandra Vera, Mariana Zeballos y coordinado por Eduardo Rodríguez Veltzé y Farit Rojas Tudela. Todos, responsables del texto.
El libro presenta un recorrido por las distintas acepciones del término democracia. Dado que hoy hay una cierta desvalorización del concepto, por la popularidad extendida de la cual goza, se ha tratado de presentarlo en su denominativo plural: democracias, con lo cual no se pretende dar una sustancia o contenido definitivo, sino apostar a una cualidad transformadora y en potencia viva de lo que podría denominarse democracia(s). El plural permite descentrar cualquier posibilidad de discurso dominante y a la vez evita el cierre de un saber finalizado sobre democracia.
El subtítulo, el segundo nombre, la otra forma de llamar a este texto, se lo ha bautizado con el nombre de Behemot, contrapoder. En el libro apócrifo de Enoc se señala: “Y en ese día se separarán dos monstruos, una hembra llamada Leviatán, que morará en el abismo sobre donde manan las aguas, y un macho llamado Behemot, y ocupará con sus pechos un desierto inmenso llamado Dandain”.
El Behemot es el monstruo macho antagónico al Leviatán, y en consecuencia su par y su contradicción. Si bien ya Thomas Hobbes hizo uso de ambas figuras, en el Centro de Estudios tratamos de dar cuenta de una fuerza que puede transformar al Estado, que tiene su misma potencia y su misma condición de acechar, de cercar, de contrapoder.
Las democracias permiten pensar al Estado como un fenómeno relacional. Jessop señala al respecto que “el Estado puede definirse como un conjunto de instituciones, organizaciones, fuerzas sociales y actividades, incrustadas y reguladas socialmente, seleccionadas de manera estratégica y organizadas alrededor de la toma de decisiones que son vinculantes colectivamente para una comunidad política imaginaria (o que, al menos, están involucradas activamente en esa toma de decisiones). A su vez, el poder del Estado puede entenderse como una relación de poder que es mediada por y a través de este conjunto institucional. El poder no es ejercido por el Estado como tal: El Estado no es un sujeto. Tampoco se origina enteramente en el Estado mismo o en el personal del Estado, sino que depende del equilibrio de fuerzas tanto dentro de la sociedad entendida en sentido amplio, como dentro de los propios aparatos de Estado”. (1)
Resignificar al Estado, a la manera de acercarnos a su transformación, sólo es posible si es concebido como un fenómeno relacional; no que mora fuera de los seres humanos, sino que existe bajo la condición y determinación de los mismos seres humanos.
La potencia de los seres humanos, cuando son conscientes de su cooperación y de su energía, permite repensar la figura del poder, la cual es sombría y triste como señala Spinoza. El poder debe ser la praxis de la potencia. Pero no debemos entender al poder como la capacidad de afectar o disminuir la posibilidad de actuar del otro, mediante afectaciones tristes, que intentan limitar la fuerza de la potencia en acto, sino pensar y practicar las potencias como dispositivos de liberación, que buscan, por el contrario, aumentar las afectaciones alegres, que permiten a esa potencia del ser expresarse libremente.
En consecuencia, Democracias en plural, porque el plural abre el devenir, y Behemot, porque su potencia es un contrapoder frente al Estado, que tiene como condición la resistencia, la acumulación, memoria y la capacidad de transformación constante.
El libro se encuentra dividido en 17 títulos y 78 subtítulos. La intención de este orden del discurso radica en que cada título pueda ser leído independientemente de los anteriores, aunque es lógico que para una idea en ambición completa del subtítulo deba leerse la totalidad del texto.
En el libro se recorre tanto los orígenes del término, tratando de descentrar su origen griego; se desarrollan breves lecturas del desarrollo de la democracia en Bolivia y se acentúa el análisis de los distintos lenguajes de la democracia en la Constitución Política del Estado (CPE) vigente. Existe una breve consideración de la democracia directa y participativa, de la democracia representativa y de la democracia comunitaria. Se de- sarrolla un breve análisis de cada instituto de democracia; en este sentido se analizan el referendo, la revocatoria de mandato, la consulta previa, la iniciativa legislativa ciudadana, el cabildo, la asamblea, la elección de representantes, entre otros.
Lo que llamamos democracias es la capacidad creativa de convivencia de los seres humanos. La potencia de vivir en plural, en pluralidad y entre muchos, supone la posibilidad de reinventar constantemente este acontecimiento que llamamos democracia. Si la democracia es algo que sucede en vida de los seres humanos, y como condición de la potencia de vida de los mismos, no es posible concebir una sola forma de democracia, sino una pluralidad de formas de ella. Esta pluralidad llevada al lenguaje debe provocarnos pensar que no es posible hablar de una forma general de democracia, sino de formas singulares y finitas de democracia. Así como no hay una vida general, sino vidas auténticamente singulares y finitas.
Esperamos que el libro sea de utilidad a investigadores, académicos y ciudadanía en general para comprender las condiciones de posibilidad que el texto constitucional abre, para el entendimiento y convivencia de la sociedad plural boliviana.
En las próximas semanas el libro podrá ser descargado de la página web www.econstitucional.com, portal del Centro de Estudios Constitucionales de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas. Asimismo, el libro se distribuye de manera gratuita por el Sifde, del Órgano Electoral Plurinacional.
(1) Jessop, Robert. 2008. El futuro del Estado capitalista. Madrid – España: Ed. Catarata. Página 7.