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Olga Lidia Paredes Alcoreza: ¡Salud por la educación!

Esta semana recordé mi despedida del liceo tras un largo paro del magisterio, mi paso a un colegio de clase media, media chistosa por donde se la vea, y mi eterna nostalgia por la educación pública que me albergó diez años. Me armé de un libro y  una tiza como escudo y espada, invoqué iluminación de mis cuatro abuelos maestros y  planteé estos objetivos que podrían guiar la educación:

1. Uso de herramientas tecnológicas en el aula, ¡una computadora por docente! (Dejé mi libro y mi tiza y me armé de una laptop, cuya tapa reflectiva usaría contra la medusa de la ignorancia, y  un apuntador láser).

2. Promover la pluralidad de respuestas y preguntas, ante el cuestionamiento de ¿qué son los impuestos?, bien podría responderse que son un ataque a la libertad de expresión.

3. Cultivar la creatividad política, la capacidad de organizarnos, tomar acciones nuevas e ingeniosas, pedir una nueva política de educación a través de un escrito… y bueno… hay que implementarlo; soy nueva en esto.

4. Aprendizaje de lengua materna y paterna, y todas a medias,  un ají de lenguas, porque con una no basta para enredarnos lo suficiente y porque hay que aprender a morderlas de vez en cuando.

5. Respetar al medio ambiente,  en concordancia, será un respeto a medias, por la mañana clamar justicia con él y por la tarde ignorar que el ambiente es mitad encantadores paisajes a kilómetros de nosotros, y mitad aroma a cloaca en el rostro de nuestra ciudad.

6. Cultivar el cuidado del cuerpo, que es al final garantizar la salud, y ¡salud por eso! No olvidemos que lo que se siembra se cosecha, y esto es aplicable a cualquier Surco donde se lo haga. Siembra fiesta y recogerás resaca.

7. Democratizar la educación y garantizar el acceso de todos los que no puedan pagar una mejor.

8. Implementar una verdadera educación sexual en la escuela, ligar esto a la política impositiva. ¿Impuestos a la falta de reproducción? Podemos ponerlos a la mala praxis. Lo importante no es ganar (en población), sino participar en el proceso.

9. Premiar el trabajo colaborativo, “yo te ayudo, yo me enriquezco”. Tomemos el ejemplo del sistema de bancos que nos vende créditos, ayudándonos a endeudarnos y forjando nuestro carácter con su lema “sonrisas para vender, patadas para atender”.

10. Olvidar todo lo anterior y replantearlo y rediseñarlo y reinvertir y redistribuir, y repensar porque mientraz haiga poder y dinero la heducaxión se excrivira así y no le interesará a nadie, más allá de las poses, de los discursos y los pedidos de un sueldo justo, justo como nos educa el país…