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Katherine Grigsby: La inclusión es un cambio fundamental

En mayo de 2013 asumió el cargo de Coordinadora Residente de las Naciones Unidas en Bolivia, en reemplazo de Yoriko Yasukawa. La funcionaria asegura que la Organización de Naciones Unidas dará continuidad a la labor realizada por su antecesora en asuntos referidos a salud, educación, derechos políticos y democracia. Afirma que el proceso de cambio regido por Evo Morales profundizó la inclusión de todos los sectores sociales, haciéndolos protagonistas de la transición.

Con una sonrisa y la predisposición de conversar abiertamente sobre distintos temas, la coordinadora residente de las Naciones Unidas en Bolivia, Katherine Grigsby, recibe a Animal Político en instalaciones de esa legación internacional. Con puntualidad, la nicaragüense comienza la charla expresando estar feliz en La Paz, ciudad a la que califica como una hoyada que parece estar tallada en una enorme roca. Dice sentirse como en casa, ya que no es la primera vez que llega al país, debido a que está casada con el boliviano Alfonso Gumucio.

Sin tapujos y con mucha naturalidad, incluso pese a que recién hace cinco semanas se estableció formalmente en el país,  se anima a analizar la coyuntura y el proceso de cambio que impulsa la administración de Evo Morales, del cual destaca la inclusión de todos los sectores.

Resalta que, durante los cinco años de su gestión (2013-2017), dará continuidad al plan de trabajo que dejó su antecesora, Yoriko Yasukawa, referido a la promoción de derechos sociales y políticos, democracia, diálogo, cultura, acceso a servicios básicos, educación, salud, identidad, y otros.

— ¿Qué criterio tiene de La Paz?

— Es única, me encanta. Parece un lugar que está esculpido en una gran piedra, y la hicieron una hoyada; es muy linda. Además, mi esposo es boliviano y me siento como en casa.

— ¿Ya conoció en persona al presidente Evo Morales?

— Lo he conocido en Tiwanaku, en el  solsticio, donde también saludé al Vicepresidente (Álvaro García Linera). Tuvimos la posibilidad de intercambiar ideas con ellos y con casi todo su gabinete. Agradezco la calidez con la que he sido recibida, y la franqueza y apertura con la que conversamos. Eso me permite recoger un conjunto de elementos para revisar nuestro programa de trabajo firmado en 2012, que ya está definido.

— ¿Conoce a Yoriko Yasukawa?

— La conocí cuando trabajaba en la Unesco, en Guatemala (1997-2004), donde compartimos visiones e intereses, y luego tuve la oportunidad de coincidir en el ámbito de las Naciones Unidas, en México. Siempre les digo a mis colegas: le estoy pisando los talones a Yoriko (ríe). Le tengo un gran aprecio y sostenemos una buena relación.

— Cuando le tocó asumir el cargo, ¿qué le recomendó Yasukawa?

— Me pidió hacer énfasis en el acompañamiento del diálogo político y democrático, en asegurar la pluralidad, la diversidad en todas sus expresiones, que siempre fue una de las apuestas de la ONU. También me pidió lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Además, ayudar con nuestra presencia a contribuir y crear esa capacidad institucional para vencer los rezagos que existen en algunas áreas sociales. De hecho, son las tareas donde ponemos bastante énfasis en Bolivia y en la región latinoamericana.  La construcción de este Estado Plurinacional, con todo lo que significa, marca la especificidad de Bolivia. Es una buena medida.

— ¿Cuál será la tarea prioritaria durante su gestión?

— Son varias tareas. Quizá uno de los ejes fundamentales es acompañar al Gobierno y a la sociedad boliviana en dotarse de mecanismos institucionales, de hacer políticas públicas e implementarlas, y hacer que esa política transforme la vida de los bolivianos. Hablamos de acceso a servicios básicos, el ejercicio democrático, la preservación de la naturaleza y el medio ambiente.

— La labor principal…

— Nuestra labor principal es fortalecer a Bolivia en ese sentido; fortalecer sus capacidades, su institucionalidad para que este proceso de construcción siga avanzado hasta que haya un nivel de satisfacción y en el concepto del “vivir bien” Bolivia logre cerrar y superar las brechas de desigualdad e inequidad que todavía están presentes. Nuestro desafío será ir dando fuerza y acompañamiento a estos ejes de trabajo que se plantea Bolivia en el campo social y político para el desarrollo de la nación.

— ¿Será sencillo? Porque en el discurso Bolivia sale de un régimen neoliberal y se encamina a un Estado socialista…

— Es un momento sumamente importante: hay un antes y un después. Hay una emergencia que hace hablar de un cambio profundo en términos sociales. Creo que el significado del Estado Plurinacional desde el reconocimiento, la participación y el ejercicio de poder por parte de los pueblos y naciones originarias me parece que es un elemento que trastoca y transforma de manera importante a la sociedad boliviana.

— ¿Evo dio vida al proceso?

— No quiero decir que es un proceso que surgió en los últimos años; es un proceso de muchos años y se ha ido gestando a lo largo de la historia y tuvo su momento culminante en este último periodo.

Ahí, Bolivia tiene un enorme desafío: el darle sentido a este cambio fundamental, y eso pasa también por la gestión pública, por el fortalecimiento de sus capacidades, por la construcción de los mecanismos de gestión de la cosa pública, de manera que permita a Bolivia, a mediano y largo plazo, alcanzar resultados concretos.

— ¿Cómo ve este proceso político?

— Es un proceso que debe seguir desarrollándose y seguir tomando en consideración otros elementos que no necesariamente han sido considerados. Me refiero a ese equilibrio permanente de la representatividad, de la participación democrática de todos los sectores, la pluralidad; ese Estado Plurinacional que se debe expresar en todos los ámbitos como en la participación de políticas públicas, de todos los actores.

El diálogo democrático debe estar presente en todo momento. Es un proceso en construcción, un proceso inacabado. Por tanto, hay muchos derroteros por delante y desafíos.

— ¿Qué destaca de este proceso?

— En mi primer acto público, fui a la presentación del Atlas electoral. Al entrar al recinto me faltaron ojos y sentidos para percibir lo que había ahí; era un auditorio donde había un mosaico diverso de la sociedad boliviana: campesinos, pueblos originarios, partidos políticos de distintas orientaciones, intelectuales, funcionarios de gobierno, cooperación internacional… Ahí empecé a comprender el cambio profundo de la sociedad: la inclusión de todos y esa posibilidad de manifestar discordancias.

Es un cambio fundamental, es realmente otra Bolivia y fue en un hotel donde posiblemente en otro momento de la historia boliviana difícilmente hubiera podido encontrar esa diversidad, esa inclusión. Esa potencialidad de la diversidad cultural, política y de identidades —para uno que viene de afuera, aleccionadora y reveladora— siento que comencé a entenderla, a dimensionar qué había significado este proceso.

— ¿Qué cuestiona del proceso?

— Hay que asegurar que esa inclusión sea con pleno ejercicio de los derechos ciudadanos,  en todos los ámbitos, y eso realmente es un desafío hacia adelante. Veo que aún hay un proceso de lucha importante de los diferentes sectores por afirmarse, porque sus necesidades todavía tienen un camino por delante. Insisto, es un proceso en construcción.

— Entonces, ¿cómo percibe la comunidad internacional a Bolivia?

— Naciones Unidas está acompañando un proceso importante de construcción de una afirmación de la sociedad boliviana donde, como en toda sociedad, existen conflictos, tensiones, demandas, exigencias y reivindicaciones. Vemos este proceso con mucho interés, vemos que hay todo un conjunto de desafíos importantes hacia adelante y estamos en la mejor disposición de continuar acompañando. Hemos pasado a una cooperación de acompañamiento y entendimiento; la ONU logró hacer una alineación de las necesidades planteadas por el Gobierno y los sectores que demanda la cooperación.

— ¿Cuál es la incidencia de la ONU en el ámbito político?

— No incidimos en el ámbito político; acompañamos cuando somos requeridos para fortalecer el ejercicio democrático. Lo que guía a la ONU en su conjunto es la paz, el respeto, los principios de tolerancia. Ése es nuestro rol: mediar para posibilitar el diálogo cuando hay partes en conflicto, acompañar procesos técnicos en desarrollo legislativo, de las capacidades institucionales del Estado. No incidimos, no tenemos injerencia en la decisión y el rumbo político de un Estado.

Perfil

Nombre: Katherine Grigsby

Nació: 17-08-1957

Profesión: Educadora

Cargo: Coordinadora  Residente de la ONU en Bolivia

Carrera

Terminó la universidad en Canadá, donde se graduó de la carrera. Nació en Nicaragua, pero tiene doble nacionalidad por el padre que es de origen británico. Desde 1994 comenzó a trabajar  para distintos programas de la ONU y en mayo pasado llegó a Bolivia.

ONU cooperará en el desarrollo de la Agenda Patriótica 2025

— ¿La ONU acompañará y cooperará en la Agenda 2025?

— Sí, creemos que estamos obligados porque hay una gran coincidencia en nuestra postagenda 2015 con las Metas del Milenio y lo que se plantea el Gobierno boliviano para 2025, como un horizonte a mediano plazo, en ejes esenciales como salud, educación, niñez, vivienda, medio ambiente. Hay una coincidencia grande con los ejes de la plataforma de trabajo entre el Gobierno y la ONU.

— ¿Cómo debe ser construida esta agenda de trabajo?

— La agenda debe ser construida a partir de esos ejes con la participación de todos los actores de la sociedad. Debe ser una construcción plural y democrática, en la que todas las visiones deben ser discutidas y debatidas en consenso nacional.

— ¿Será una cooperación económica, técnica o intelectual?

— Será un poco de todo. Estamos conversando al respecto, pero uno de los ejes de nuestro acompañamiento será poner a disposición de Bolivia la experiencia internacional sobre otros procesos de construcción de agendas de mediano y largo plazo que hemos llevado a cabo en varios países de Latinoamérica y otras partes del mundo, además de poner a disposición la experiencia y la capacidad acumulada sobre la construcción de una agenda consensuada y la traducción en un plan de desarrollo de mediano y largo plazo.

— En este sentido, ¿qué ajustes hay que hacer al diálogo político?

— Es una labor continua. El diálogo no es algo que tenga principio ni fin, es perfectible a lo largo del tiempo. Me parece que sí se tiene que cuidar mucho la participación amplia de todos los sectores, que todas las voces puedan expresarse; realmente puedan sentirse dueños de su espacio y ser actores principales de la construcción de un Estado Plurinacional. Hay que dotarse de los mecanismos del diálogo y tener la convicción de que es la mejor solución de los conflictos.

— Con la inclusión de la minoría de oposición…

— Lógicamente, como en todas las democracias, la oposición juega un papel importante. Todos estamos llamados a aportar con nuestra propia visión y forma de analizar sobre cómo se debe desarrollar un proceso de construcción social. La oposición es parte de la salud de la  democracia de cualquier país.