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Chivo Expiatorio

Ternura. Los periodistas acechaban y la ministra Amanda Dávila se mojó la mano con lo que había y la repasó sobre el cabello de su colega Roberto Aguilar, quien se afanaba en peinarse en sentido contrario. Fue una escena tan tierna, que nos recordó a una madre poniendo guapo al niño antes de una actuación. ¡Snif!