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La unidad es el camino

La aparición pública del proyecto del Frente Amplio ha concitado la atención de todos los bolivianos y también de la comunidad internacional que sigue con atención lo que sucede en nuestro país. Desde que Evo Morales subió al poder en 2005 no se había mencionado una alternativa política con tanto énfasis y con tanta esperanza. Sin duda alguna que el Frente Amplio aparece en un momento clave de la política nacional y viene a llenar un espacio que hace tiempo reclamaba titularidad. Para propios y extraños ha nacido una opción seria y expectable al dominio político del Movimiento Al Socialismo (MAS).

Sin embargo, es importante hacer notar que lo sucedido hace algunos días es el punto de partida; dimos inicio al proceso de construcción que culminará en el transcurso de los próximos cuatro a seis meses, con la consolidación de un gran Frente Amplio que le brinde esperanza al pueblo de Bolivia. No es un punto de llegada, sino una convocatoria a todos los bolivianos para que se integren y compartan el proceso de construcción de una alternativa política de verdadero cambio democrático. El desafío es histórico: construir un proyecto político de reconciliación y unidad, poner freno a las radicalidades y desterrar la confrontación, el odio y el racismo, sólo desde el centro político será posible.

Quienes hemos tenido la suerte de dar este primer paso iniciamos este camino con fe y con la seguridad de que la unidad del pueblo es invencible. Lo hacemos con convicción, pero también con serenidad y claridad. Hemos analizado y aprendido de los errores cometidos en los años pasados y comprendemos que nada que se haga al margen del pueblo podrá convertirse en una verdadera opción. Se acabó el tiempo de las camarillas, de los dedazos y de las junt’uchas. Hoy es la era de la ciudadanía, consciente y organizada, pero sobre todo participativa y protagonista de los procesos políticos.

Los impulsores del Frente Amplio sabemos que el proceso será arduo y difícil, pero confiamos en que se impondrá la vocación democrática de los ciudadanos. Recibiremos golpes de afuera y de adentro. De hecho, el aparato de matonaje e intimidación del Gobierno se ha puesto en movimiento y ya hemos escuchado improperios, calumnias, insultos y descalificaciones a las personalidades más prominentes del Frente.

También sufriremos la desconfianza y la incomprensión, esperamos pasajera, de compañeros que hoy se encuentran con el mismo afán de devolver el ejercicio de la democracia plena a nuestra Bolivia, pero que todavía no comprenden la necesidad de la unidad amplia (aunque no irrestricta). En fin, el camino de la unidad no es fácil y aparece pedregoso y empinado, pero la recompensa es muy grande: recuperar la democracia para Bolivia.

Por ello es que nos animamos a convocar a la construcción de un frente con todos los que se hayan sentido interpelados y representados por nuestra declaración política. Queremos construir una herramienta para la democracia supere los anacrónicos conceptos electoralistas o de horizonte reducido. La idea es construir un instrumento de representación ciudadana, democrático y horizontal que tenga un alcance de largo plazo y trascienda los límites y objetivos de la próxima elección. Obviamente, lo anterior no quita que la primera tarea tiene carácter electoral y representa el desafío de expulsar democráticamente al MAS del poder. Las tareas posteriores de construcción programática contienen ese requisito indispensable, pero nuestro proyecto va mucho más allá.

La aparición del Frente Amplio causó el revuelo porque por primera vez el MAS ve seriamente amenazado su poder. El dato probablemente más significativo de este hecho es que se va confirmando la validez de nuestra premisa estratégica: se va consolidando la unidad.

La unidad de las fuerzas democráticas es la vía para que los bolivianos tengamos una alternativa de esperanza y progreso ante el proyecto fracasado que pretende perpetuarse en el poder. Esta unidad debería asentarse en un programa mínimo de acuerdos que nos comprometamos a cumplir y que contenga lo siguiente:

  1. Defensa intransigente de la democracia como única vía para desterrar las prácticas autoritarias del actual Gobierno, reconducir la construcción del Estado en torno de la independencia de poderes y lograr el concurso de los mejores hombres y mujeres en la etapa post Evo Morales Ayma.
  2. Reforma profunda de la justicia boliviana hasta lograr su independencia del Órgano Ejecutivo, celeridad para evitar la retardación y gratuidad para llevar los servicios judiciales a los más pobres y nunca más a la judicialización de la política.
  3. Promoción de un relanzamiento económico y productivo que nos permita aprovechar de forma eficiente las buenas circunstancias externas de nuestras materias primas, lograr el sueño de la industrialización, promover la transformación de una economía de base ancha y superar la histórica dependencia de las materias primas.
  4. Restablecimiento de la idoneidad, independencia e imparcialidad en el mando de las instituciones estatales, lucha intransigente contra la corrupción y el despilfarro e imposición de un sistema nacional de transparencia que establezca el acceso de la ciudadanía a toda la información estatal. Desterrar la práctica de excepción que resultan una constante del actual Gobierno y una fuente creciente de corrupción, ya no son hechos aislados, son redes de alcance internacional.
  5. Lucha intransigente contra el narcotráfico y sus secuelas, en especial las relacionadas al incremento de la inseguridad ciudadana; deberíamos exigir a los países vecinos y a los afectados por el consumo asumir su corresponsabilidad en esta lucha.
  6. Relacionamiento en los mejores términos con todos los países del mundo, en las formas y los grados que convengan a nuestros intereses, restitución del manejo técnico de nuestra diplomacia.

Es diputado nacional por Unidad Nacional y miembro del Frente Amplio