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En un mundo de medios e intereses, una perspectiva propia

Acostumbrado a ser él quien hace las preguntas, el periodista Jorge Gestoso trata de que su entrevistador y la fotógrafa estén cómodos para la siguiente hora de conversación. Instaladas las sillas y los flashes en una sala de reuniones del hotel Camino Real Suites, en La Paz, lanza un tema de interés para romper el hielo y hallar puntos en común. Casualmente, la parálisis del Gobierno de Estados Unidos por la falta de una ley que amplíe sus presupuestos encaja con el temario de la entrevista que el lector leerá en las páginas siguientes.

La segunda parte del encuentro aborda su opinión sobre el periodismo, entendido como relator central de la realidad latinoamericana. El informador alterna sus frases con algunos maníes salados y tragos de una lata de Red Bull al natural. Asegura que todavía, claramente, los medios de mayor circulación en la región siguen en manos de gente que atiende sus intereses económicos y no los de la opinión pública.

En sentido contrario, algunos gobiernos progresistas de Sudamérica han contestado potenciando en cierta medida canales de la televisión pública. “Pero son esfuerzos todavía incipientes, en etapa de infancia”.  Una de las principales carencias de los canales estatales se refiere a la disponibilidad de recursos para trabajar.

En el mundo hay grandes cadenas de noticias. Hay casi una por cada gran poder económico, dice el entrevistado, y enumera: “Una cadena estadounidense que te muestra la perspectiva desde ese país. Inglaterra tiene la BBC, Rusia tiene RT, Alemania con su Deutsche Welle”. Para reforzar esa relación, la cadena catarí Al Jazeera es un buen ejemplo de canal de noticias de un Estado, que se proyecta a escala global gracias a sus ingentes recursos.

América Latina no ha desarrollado una cadena de televisión con una visión propia. “Ahí estamos rengueando, ahí estamos todavía en pañales”, cuestiona Gestoso. “No hay la decisión de parte de los países con gobiernos progresistas, de poner el dinero que esto cuesta para hacerlo bien”. Su argumento retoma impulso con la idea del principio: “Los medios de la región siguen bajo el control del capital que promueve e informa sobre sus intereses, no sobre los de la opinión pública”.

Y cuestiona de nuevo. A los esfuerzos alternativos y nuevos, les falta poner dinero para madurar. “Puedes decir que es caro, pero la pregunta es ¿y qué tan caro resulta dar la imagen de que eres el pez pequeño, el amateur?”.

En el dial de la televisión regional apareció ocho años atrás Telesur y para Gestoso, que ha ubicado algunos de sus reportajes en esa emisora, el canal tiene un concepto espectacular.  “Tiene la enorme oportunidad de desarrollarse como una cadena panregional capaz de mostrar de una manera más equitativa a los actores de la realidad latinoamericana”, asegura, antes de lanzar otro cuestionamiento: “En defensa de Telesur, debo decir que el único que paga las cuentas es Venezuela. Argentina es socia; Ecuador, Nicaragua y Cuba también lo son; creo que Bolivia lo es. Pero, el único que paga las cuentas es Venezuela”.

De lo general a lo particular, la conversación transita hacia el rol de los periodistas en este panorama de medios, intereses y perspectivas propias.

Su respuesta anima a seguir preguntando: “El periodista está a merced de lo que le exige el empleador. No existe la independencia del periodismo como tal”.

Gestoso va más allá y pone su trayectoria como ejemplo. Dejó CNN en Español hace casi diez años, en 2004, para desarrollar su propia agenda “ni del norte ni del sur, ni de derecha ni de izquierda”.

“Empecé a navegar en territorio desconocido. La gente pretende que estés en un lado o en el otro, como en un mundo binario de ceros y unos”, afirma, mientras forma ambos números con los dedos de ambas manos.

No puedes —describe— ser un observador independiente y presentar las dos facetas de una manera ecuánime y desapegada. No es posible, afirma: “Si un señor está al aire con su agenda, o está con éste o está contra este otro”.

Y de lo particular a lo personal. ¿Cómo se sobrevive haciendo periodismo de agenda propia nada menos que en Washington?

Justo en el clavo. “Ésa es la palabra: se sobrevive. Pero no puedo hacer de mi carrera un éxito, porque a ninguna de las dos partes le interesa que yo navegue como un independiente. Quieren que me ponga de un lado o del otro”.

La dosis de realidad parece llegar directamente desde Washington: “Quieren usar a los periodistas como instrumentos y voceros de sus propios intereses. El periodista independiente que crea sus contenidos y los publica, prácticamente no existe”.

Y de lo personal a lo infinitesimal. ¿En respuesta a los grandes intereses, hay una tendencia a la atomización del periodismo? ¿A decir “me cansé de trabajar en tal o cual medio y abro mi propia marca?”.

El desarrollo tecnológico pone en nuestras manos muchas herramientas, pero en la medida en que el periodismo es una labor que requiere de muchas manos y cabezas, “eso son pequeñas migas”. La gente forma su opinión con los grandes medios. Si de manera independiente tienes tus seguidores, vas a ser algo marginal, exótico.

Así, su experiencia de dos décadas en televisión, parte en una cadena global y parte en una productora de noticias propia, no anticipa un público educado que busque por iniciativa propia un blog o un canal específico como fuente central para informarse. Lindo panorama…

Sí, dice Gestoso, “en el sentido de que está claro”. No existe el amor a la información por la información misma. “Si me meto a informar es porque en el fondo estoy bien en ese medio, por religión, política o economía. Si lo haces por altruismo, duras tres meses hasta que viene un tipo y trata de hacer que estés al servicio de otra cosa. Y la claridad estalla en frases cortas que debieran ser repetidas más a menudo. “No existe el periodismo puro y duro, no existe la independencia. Es un cuento chino, no existe la objetividad.

Ser objetivo es que te diga a ti las cosas como tú las quieres escuchar…”. “Estamos al servicio de algo, a sabiendas o no, por dinero, principios o religión. Y cuando no quieres a ninguno de esos, la sociedad te dice: No hay mucho espacio para vos”.