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Campañas abiertas

En los últimos días, la ciudadanía y las ciudades han sido inundadas de distintas formas de campaña política, claramente destinadas a posicionar a los partidos políticos con miras a las elecciones generales de 2014.

Así, el Movimiento Sin Miedo (MSM) ha empapelado las paredes con eslóganes que señalan las contradicciones entre ser “sin miedo” y ser “con miedo”, y spots con la presencia y discurso de su líder, Juan del Granado. Al contrario, el Movimiento Al Socialismo (MAS) ha respondido con alusiones y otro spot, en los que alude al exalcalde de La Paz de haber estado vinculado en el pasado a partidos considerados neoliberales.

Ambas actuaciones marcan una abierta campaña electoral, aunque no precisamente induzcan al voto,    a menos de un año de los comicios destinados a la sucesión o reelección de Evo Morales, el tempranamente aclamado candidato del MAS. Si bien no es el caso, la Ley de Régimen Electoral establece la difusión de propaganda electoral 90 días antes de la fecha de los comicios.

Similar medida asume Unidad Nacional (UN) y su líder, Samuel Doria Medina, que, si bien no tienen propaganda directamente alusiva a las elecciones, están empeñados en socavar la credibilidad del gobierno del MAS acusándolo de actos de corrupción, negados, a su vez, por las autoridades de ese partido. Sin mucho ruido, el gobernador Rubén Costas y su naciente partido, Movimiento Demócrata Social (MDS), han comenzado a abrir casas de campaña en distintas ciudades del país.

Lo dicho es una señal anticipada de que la carrera electoral va a ser reñida en los medios de información y las calles, aunque es muy cuestionable por su carácter extemporáneo.

Así, hay riesgo de que la gestión pública sufra retrasos o desatenciones, como la politización y electoralización de cualquier asunto. Aunque es mucho pedir, sería ideal que los partidos políticos entiendan que el país puede cansarse de tantos afanes electorales y, además, actúen en consecuencia.

El editor