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¿La mala hora de los cívicos?

Animal Político de esta semana, en su reportaje, sostiene algo que parece un contrasentido: quienes impulsaron la descentralización política y administrativa del país, los comités cívicos (especialmente de los departamentos de la otrora llamada media luna), hoy son víctimas de ese mismo proceso autonómico.

La paradoja deja de ser tal cuando se mira de cerca. Los cívicos, más o menos descarnadamente, en el pasado “republicano” eran más factor de poder, porque mal que bien expresaban la demanda social-regional. Pero vino la descentralización, con la municipalización del país primero (Participación Popular), y luego con la desconcentración rara pero efectiva con prefectos electos. Pero sin duda el mayor cambio viene siendo la autonomía post Constituyente, en especial la vigencia de las asambleas legislativas subnacionales, las que hoy son cada vez más ese escenario de expresión social y regional.

Es este remezón que no supo entender el movimiento cívico, destacan analistas. Una muestra de la limitación es lo sucedido con la reciente pelea por los escaños; no sólo en los departamentos que los perdieron (Beni, Chuquisaca y Potosí), sino también en Santa Cruz, Cochabamba y La Paz. Si en los primeros faltó la fuerza para la radicalidad, en los segundos la belicosidad pronto se orientó hacia la negociación.

Claro, siempre habrá oportunidad de volver a tomar las armas, pero el punto es —pregunta Animal— ¿quiénes?: los comités cívicos conservan antiguas pero no siempre renovadas representaciones ‘corporativas’, hoy, como quien dijera, en el tiempo de los movimientos sociales.

Pero fue 2008 el año del quiebre. Los departamentos disidentes lograron llevar a cabo incluso referendos autonómicos, constituyéndose en un práctico poder regional con la toma de instituciones del Estado, mas decayeron en días. ¿La causa? La violencia que estos mismos comités impusieron para hacer valer su razón.

El editor