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La violencia quebró a los cívicos en 2008

El actual presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz, Fernando Castedo, afirma que el organismo que dirige (algo que se puede generalizar a los demás comités cívicos) ha cumplido el rol de interpelar a las autoridades en defensa de su región. En esta tarea tuvo tanto “puntos altos como puntos bajos”. Uno de esos “puntos altos” fue la articulación de las organizaciones cívicas en el Consejo Nacional Democrático (Conalde) o “media luna”, de 2006 a 2008, año en que, paradójicamente, cuando los cívicos opositores llegaron al cénit de su capacidad movilizadora, empezaron también su perdición.

Desde 2006 se forjó un fuerte nexo  entre los partidos opositores al Movimiento Al Socialismo (MAS), las prefecturas de Pando, Beni, Santa Cruz, Tarija, Cochabamba, Chuquisaca y La Paz, y los comités cívicos de esos departamentos. Fue una articulación de resistencia al proyecto del MAS que daba sus primeros pasos.

Primero vino el llamado “cabildo del millón” (Santa Cruz de la Sierra, 15 de diciembre de 2006) bajo la bandera de las autonomías. El éxito de esa concentración (que aunque no haya llegado al millón de personas, fue más que un logro de convocatoria) posicionó al Comité Cívico Pro Santa Cruz como el núcleo del Conalde.

Es innegable la importancia de estas organizaciones en los sucesos de 2008. “La clave de su protagonismo fue la fuerte articulación que tenían con actores políticos opositores y el rol que jugaron desde ese campo contra el proyecto gubernamental, eso los colocó en el escenario político en un momento muy polarizado”, dice la analista María Teresa Zegada.

La autonomía fue la bandera de la oposición en el proceso constituyente; sin embargo, la nueva Constitución terminó por recoger las autonomías y así se debilitó al movimiento cívico prefectural. Pero lo que terminó por dislocarlos ocurrió antes, y fue el cumplimiento de su propia demanda: realizar un referendo revocatorio de los prefectos y del presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera. Éstos fueron ratificados con una mayoría abrumadora (Sí a su continuidad: 67,41%), mientras que dos prefectos del Conalde fueron revocados: José Luis Paredes, de La Paz (No a su continuidad: 64,52%), y Manfred Reyes Villa, de Cochabamba (No a su continuidad: 64,81%). El Conalde quedó en una desventaja de la que luego nunca se recuperaría.

Así, paradójicamente, su aporte en la construcción de la democracia participativa, con la realización del primer referendo revocatorio del país (10 de agosto de 2008), constituyó el inicio de su desarticulación.

De 2006 a 2008, el Conalde y sus comités cívicos lograron interpelar y movilizar a buena parte de la población. Lo que para hoy hace notar Zegada, de poca convocatoria de las demandas territoriales, ese tiempo fue radicalmente lo inverso.

Meses antes del referendo revocatorio, el Comité Cívico de Chuquisaca (dirigido por John Cava) y la prefectura de ese departamento, en la plenitud de su convocatoria la mal utilizaron desprestigiándose el 24 de mayo de 2008, cuando su gente de choque acorraló a campesinos e indígenas chuquisaqueños, humillándolos y golpeándolos.

Luego, la Prefectura de Pando y su comité cívico protagonizaron la llamada “masacre” de Porvenir (11 de septiembre de 2008) dejando 13 personas muertas y 54 heridos. Vicente Rocha, presidente del comité de ese tiempo, se fue al “exilio” a la ciudad de Brasilea (Brasil), donde fue asesinado en diciembre de 2012.

También en septiembre de 2008 se vivieron las violentas jornadas de toma de instituciones en Santa Cruz. Una vez más, la considerablemente buena capacidad de convocatoria de los cívicos de esa región fue malgastada con acciones de violencia.

En 2008 fue el “principio del fin de la fuerza que habían recuperado las organizaciones cívicas”, dice Zegada. Primero —explica— porque hubo una “ruptura” entre los cívicos y los actores políticos de oposición y las prefecturas, cuando se decide en el Congreso llamar al referendo revocatorio, sin buenos resultados para el Conalde.

Pero el final cívico se aceleró a causa de las acciones de los meses siguientes, cuando se intentó aplicar “las autonomías de facto” y con acciones violentas, no democráticas, como la “toma de instituciones del Estado en Santa Cruz”, generando la confrontación en las calles, lo cual les “fue debilitando”, afirma la analista.

Estos hechos fueron muy bien utilizados por el Gobierno, que enjuició a los dirigentes implicados. “Los mismos nexos políticos que dieron fuerza a los comités cívicos se la quitaron, provocando la consolidación del proyecto del MAS”, concluye Zegada.

La analista piensa que los cívicos hasta hoy “no lograron recuperarse de esa derrota, su demanda de autonomías fue captada por la Constitución y sus liderazgos fueron cuestionados o perseguidos judicialmente, quedando aislados del escenario de decisión”. Este es el balance que hace entre el pasado inmediato y el presente de estas organizaciones.

En una entrevista de Animal Político (10 de febrero de 2013) a Castedo se hace evidente su posición crítica del accionar de sus homólogos de 2008: “Son cosas malas que no hay que repetirlas; de los ejemplos que pasaron hay que sacar experiencias que sean positivas para el futuro; debemos insistir en el diálogo, (éste) debe ser la moneda de uso corriente en la gestión de Fernando Castedo. Dialogando vamos a encontrar soluciones a todas la demandas y necesidades. Ya no es momento de represiones ni de tomar las cosas por la fuerza”.