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Ronald Muijzert: Queremos ser socios de Bolivia, no sus ‘donantes’

El 31 de diciembre de 2013 cierra en Bolivia la Embajada del Reino de Los Países Bajos (Holanda). Fue una decisión tomada en abril de 2011; en realidad se trata del cese de diez de las por entonces 150 misiones diplomáticas de Holanda en el exterior. De esas diez, cinco están en Latinoamérica, y finalizarán su actividad hasta 2015: Bolivia, Guatemala, Nicaragua, Uruguay y Ecuador, señala la legación en nota de prensa.

La partida de la diplomacia holandesa es uno de los efectos, también, de la crisis de los países europeos: junto a la clausura de sus diez legaciones  redujo los programas de cooperación bilateral al desarrollo de 33 a 15 países, entre los cuales no se encuentra ningún latinoamericano; la mayoría es de África y Oriente Medio, según un reporte de la emisora holandesa Radio Nederland.

Pero algo que parece un retroceso en realidad es un avance, afirma el  embajador de Holanda en el país, Ronald Muijzert: cierra la embajada de la cooperación para el desarrollo, de la relación donante-receptor; y se abre la perspectiva del trabajo entre socios de igual jerarquía, propone.

Muijzert, que ya fue embajador en Bolivia entre 2003 y 2006, el duro periodo de transición, reivindica la cooperación holandesa; acaso a diferencia de otras representaciones, el apoyo de su país siempre estuvo sujeto a lo que disponía el Estado boliviano, sea liberal, privatizador-capitalizador, estatista o plurinacional.

— ¿Por qué cierra su embajada?

— Esta embajada se dedicó principalmente a la cooperación al desarrollo, ésa era su tarea principal. Fue abierta en 1990, después de varios años de ayuda en los años 80. O sea, desde el principio, y hasta ahora, esta embajada se ha dedicado principalmente a la cooperación, 80% o más de su trabajo. Hace dos años el Gobierno de Holanda decidió terminar esa cooperación. La pregunta es por qué. La cooperación comenzó en los años 80, cuando Bolivia se encontraba en una crisis bastante profunda, después de años de dictadura, con una economía prácticamente quebrada, con hiperinflación. El 85, el Gobierno boliviano decidió tomar medidas concretas para profundizar la democracia y ordenar la economía. En ese proceso, Holanda y otros países donantes decidieron asistir a Bolivia. Pero ahora, en 2013, estamos en una situación bastante distinta, Bolivia ya no es el país con tantas necesidades urgentes, el ingreso per cápita ha crecido considerablemente. Pero también el pensamiento sobre la cooperación en Holanda ha evolucionado: pensamos que ahora es mejor no contribuir tanto al desarrollo o los sectores sociales, (sino) enfocar la cooperación más en temas económicos.

— El cese de la embajada antes que un hecho negativo es entonces una muestra de mejora.

— Sí, efectivamente. Por decir así, el paradigma de la cooperación ha cambiado, pero no cambia nuestro interés en cooperar con Bolivia, más bien se redefine la cooperación. Ya no será una cooperación tradicional entre un donante y un beneficiario, en que un país rico apoya a un país pobre, una relación por definición desigual; ya hemos pasado esa fase, ahora estamos más bien como socios equivalentes y buscamos formas de cooperar más equivalentes. Para eso no hace falta una embajada como ésta.

— ¿No tiene que ver la decisión también con la crisis europea?

— No directamente. En parte sí, aunque no el cierre de la embajada como tal. Desde los años 60-70 Holanda ha tenido una política muy generosa en cooperación para el desarrollo, el 0,7% de su (PNB) Producto Nacional Bruto; ése es un porcentaje que durante décadas mantuvo. Con el crecimiento económico ese 0,7% también subió y la cooperación al desarrollo creció a ojos vista. (Pero) con la crisis europea, primera vez que hubo un decrecimiento de la economía, nadie recuerda algo así; como consecuencia el monto de la cooperación bajó por primera vez en la historia y eso nos obligó a definir prioridades. La consecuencia fue que en países donde el crecimiento ya era mayor, como Bolivia que había crecido mucho, donde las necesidades ya no eran tan urgentes, decidimos terminar el programa.

— Pero, ¿cuál es la dimensión, el volumen, de lo que queda, o sea la relación comercial?

— Hay varias empresas holandesas que tienen presencia aquí y tienen interés en quedarse, dedicadas a la extracción maderera. Un sector que estamos explorando de una manera muy seria en este momento es la extracción y la explotación de las reservas de litio, un mineral de suma importancia para muchos sectores; por ejemplo lo usan en celulares, pero el gran mercado prospectivo son los carros eléctricos, que correrán con baterías de ión-litio. Bolivia tiene casi la mitad de las reservas mundiales, entonces hay grandes oportunidades para desarrollar ese sector y Holanda no tiene un interés propio en comprar el producto sin procesamiento, para nosotros es importante que un país como Bolivia tenga la oportunidad de desarrollar ese sector, industrializar el litio, producir sus propias baterías.

— ¿Pero esto ya tomó cuerpo en algún programa concreto?

— Estamos en contacto con Comibol, el ente gubernamental que maneja el tema. A fines del año pasado, una delegación de Comibol fue a Holanda para que tome nota y conozca lo que hay allí sobre ese tema (litio). A raíz de eso seguimos cooperando, y hay un consorcio de varias empresas e instituciones holandesas: la Universidad Técnica de Delft, una de las mejores en el mundo; una compañía que produce baterías de alta tecnología para la industria automotriz en Europa, y una empresa especializada en el montaje de laboratorios, para el análisis de mineral; ese consorcio está trabajando con Comibol. Entonces, hay buenas oportunidades; obviamente las inversiones que se requieren serán bolivianas, pero la tecnología, el conocimiento, el know how podemos ponerlo nosotros. El príncipe Jaime de Borbón Parma, enviado especial para recursos naturales, vino a Bolivia precisamente sobre el tema del litio, fue recibido por el vicepresidente Álvaro García, el presidente Evo Morales estaba en el extranjero. Con el Canciller se firmó una carta de intenciones. 

— Una de las áreas de cooperación fue la gobernabilidad; ustedes apostaron mucho por la descentralización.

— Igual que en otros aspectos de la cooperación hemos seguido las pautas políticas del Gobierno; si el Gobierno tenía un objetivo de una mayor descentralización, de crear autonomías, entonces, nuestra política y cooperación era asistir y ayudar a ese proceso. Creo que es importante decirlo: aquí hoy en día se habla mucho de la injerencia de otros donantes que influyeron en la política nacional; yo creo que puedo decir con total honestidad que nunca hemos intentado imponer nuestra visión, nuestro deseo sobre este país, sobre el Gobierno de Bolivia, siempre hemos trabajado en función de lo que las autoridades querían realizar en este país. Nuestra cooperación ha sido simplemente una asistencia a esos proyectos, eso lleva también a que en determinados momentos apoyamos y ayudamos a procesos que posteriormente fueron criticados. En los años 90, por ejemplo, ayudamos a la privatización (capitalización) del presidente Sánchez de Lozada, pero fue a solicitud expresa del Gobierno de aquel entonces para tener apoyo nuestro y de otros países; hoy en día pensamos de una manera distinta sobre esos temas, pero fueron apoyos a procesos de cambio que el propio Gobierno de aquel tiempo estaba impulsando.

— Hoy se hace fuerte énfasis en que la cooperación debe sujetarse al Plan Nacional de Desarrollo; se dice que antes la ayuda externa sobrepasaba al propio Estado.

— Determinado porcentaje de la cooperación (holandesa), no uno definido, siempre estaba dedicado directamente a programas públicos del Gobierno; otras contribuciones fueron directamente al sector privado o a sectores no gubernamentales. Quizás es cierto lo que dice usted, que ahora hay una visión de desarrollo de la sociedad boliviana hacia 2025, que tiene un sello muy fuerte por parte del Gobierno. Esto tal vez pueda crear una situación para los donantes, para dirigir sus fondos más hacia el sector público que hacia el privado o no gubernamental. Pero en nuestro caso puedo decir que siempre ha habido una parte para el sector público y otra para el  privado y otros sectores de la sociedad, mas creo que en nuestro caso no hemos sentido una presión para dirigir los fondos hacia el sector público exclusivamente.

Perfil

Nombre: Ronald Muijzert

Cargo: Embajador en Bolivia del Reino de los Países Bajos

Datos

Ronald Muijzert ya fue embajador en Bolivia del Reino de los Países Bajos entre 2003 y 2006. Diplomático de carrera, también fue embajador en Cuba.

El embajador espera presentar carta credencial

Para Bolivia, la embajada de referencia será la de Lima, Perú. Aún está en trámite la presentación de las cartas credenciales del embajador en Lima concurrente en Bolivia ante el presidente Evo Morales, para de este modo formalizar la nueva forma de representación holandesa en el país.

“Estamos esperando una invitación del Presidente a fin de que el actual embajador en Lima pueda presentar sus cartas credenciales para ser concurrente aquí en Bolivia”, destaca el embajador Ronald Muijzert.

Desde enero de 2014, la representación del Reino de los Países Bajos en el país estará a cargo básicamente de tres funcionarios: dos cónsules honorarios, uno en La Paz y otro en Santa Cruz, y un Agregado Comercial Económico en La Paz, “justamente para dar seguimiento a las iniciativas de cooperación económica, programas abiertos en el pasado”.

Mediante nota de prensa, la embajada aclara que el cierre de la legación “afecta únicamente al programa de la cooperación bilateral (cooperación al desarrollo y la cultura)”; y que los Países Bajos seguirán apoyando a Bolivia a través de las organizaciones multilaterales (como Naciones Unidas y el Banco Mundial) y organizaciones no gubernamentales holandesas (como SNV e HIVOS) “mismas que reciben fondos del Gobierno holandés”.

Siguen abiertas para Bolivia el Programa para inversiones en el sector privado (PSI), que ayuda a empresas holandesas con interés de invertir en el extranjero; el CBI, Centro de Promoción de Importaciones, para la promoción en el mercado europeo de productos bolivianos; el Programa de becas para maestría y doctorado; el MMF (Matchmaking Facility) para interconectar empresas prometedoras en ambos países.

  Según Radio Nederland, el intercambio comercial entre América Latina y Holanda no deja de tener su peso: “Las importaciones anuales desde América Latina superaron los 12.000 millones de euros en bienes de consumo, mientras que las exportaciones a la región alcanzaron los 6.500 millones de euros. Sólo en 2011 las exportaciones holandesas hacia Brasil, la mayor economía de la región, crecieron un 20%”.

En lo relativo al quehacer cotidiano, las visas por ejemplo, Muijzert aclaró que la denominada Visa Schengen (que vale para varios países de Europa) es otorgada por la Embajada de España. La actualización del pasaporte para los ciudadanos holandeses residentes en el país  deberá hacerse en Lima, Perú.