Candidatos, cuando el discurso hace al monje
Costas quiere desplazarse al centro; Del Granado cuestiona lo que ve como autoritarismo; Doria Medina sigue mostrándose como impulsor empresarial; Evo Morales se construye como voz de las bases.
El discurso nos hace”, puede decirse junto a varias disciplinas y corrientes académicas que dan a las construcciones del lenguaje una importancia central. Pero quien está más expuesto a sostener, auténtica o falsamente, un discurso de manera pública es posiblemente el político en campaña electoral. Ese discurso, por lo general, será la expresión de un deseo. Los precandidatos de los comicios de 2014 cumplen con la descripción hecha: sostienen un discurso, exhibido hasta el agotamiento, en los medios de comunicación con el que manifiestan su “deseo”, sincero o no, de país. Esto, a su vez, sirve de termómetro de sus potencialidades como postulantes.
Los precandidatos que se perfilan con mayor visibilidad son cuatro: Samuel Doria Medina, del Frente Amplio (FA); Evo Morales, del Movimiento Al Socialismo (MAS); Juan del Granado, del Movimiento Sin Miedo (MSM), y Rubén Costas, de los “Demócratas” (Movimiento Demócrata Social, MDS) —se separa a éstos del resto de precandidatos, como Félix Patzi o Adriana Gil, porque cumplen requisitos básicos para ser considerados postulantes, como tener una base social y una estructura organizativa determinada, cosa de la que estos dos carecen—.
Veamos el discurso que “esgrime” el candidato recién proclamado por su partido, Juan del Granado. El sociólogo Fernando Mayorga dice que éste quiere mostrar una “postura de lucha contra la corrupción, contra la dictadura, contra la injusticia, todo desde los parámetros de la izquierda; eso le da una crítica de la que carecen Doria Medina y Rubén Costas. Esto puede ser ‘beneficioso’ al captar a una parte del electorado y ‘perjudicial’ por ahuyentar a otra porción”; es “difícil” saber si con ese discurso le va a poder disputar votos al MAS.
Del Granado dice que el proceso de cambio “está bien” en muchos aspectos, pero “el problema es la conducción”; entonces, se llega a una crítica “sólo” a la figura de Evo Morales. “Con eso se puede caer en una posición en que se discute no el proyecto de Morales, sino el estilo político y por tanto termina siendo una crítica al autoritarismo”, interpreta.
La analista María Teresa Zegada cree que el “punto vulnerable” del discurso de Del Granado es su “vieja alianza” con el MAS. “Le resulta difícil explicar por qué antes era su aliado y ahora no. Ese problema no (lo) termina de resolver”.
Romano Paz, politólogo, en cambio ve que el candidato del MSM quiere “capitalizar” adeptos con el discurso del “descontento, del rechazo al abuso de poder y estar contra la corrupción”. Sin embargo, duda que su crítica sea efectiva contra el “autoritarismo” mostrando una actitud “constantemente beligerante”.
El caso de Rubén Costas es otro. El Gobernador cruceño —dice Mayorga— “ha fortalecido” su peso político en Santa Cruz, sin embargo, su discurso ha “empezado a moverse hacia el centro para trazar un camino, romper sus fronteras regionales y proyectar su presencia nacional”. En ese sentido va la ampliación de su agrupación Verdad Democrática Social (Verdes) hacia el Movimiento Demócrata Social (MDS).
El desplazamiento de su discursividad hacia el centro significa “haber abandonado una postura radicalmente antimasista que ha sido negativa para él en relación con los grupos radicales de Santa Cruz, pero es una condición para poder postularse como una figura política no sólo regional”. Se ve una modificación discursiva y el abandono de un perfil antes fuertemente vinculado a lo regional y a la autonomía, concluye Mayorga. “Ahora su discurso se sale del nicho regional; desde su nombre, ‘demócratas’, parece que se anclarán en la crítica a la debilidad de la democracia”.
Zegada también nota esto: Costas surge con un discurso “muy opositor al Ejecutivo en el momento de la polarización. La ciudadanía lo asocia a esa opción polarizante. Su reto es atenuar esa percepción con una visión progresista acorde a la dinámica del país propuesta por el Gobierno”. Para Paz, como el MSM, Costas quiere captar a los votantes cuestionando “el autoritarismo”, tratando de captar a los “desilusionados”.
El presidente Evo Morales, por su lado, ha “materializado su discurso de inclusión e igualdad social” a través de una serie de acciones gubernamentales, de acuerdo con Mayorga. “Tiene una fuerte amalgama sindical, identitaria y política que articula la compleja red de su partido”, juzga.
En su discurso se ve una “inflexión programática” con la formulación de la Agenda Patriótica 2025, en la que plantea “metas cuantificables”, dando menor importancia a la retórica de la “descolonización”.
“El nombre de la Agenda Patriótica 2025 está diciendo que se va a festejar el bicentenario, es decir todo lo positivo desde que se creó la República, (así) 2005 (elección de Morales) ya no es un parteaguas, sino una continuidad”.
Por otro lado, el posible candidato del Frente Amplio, Doria Medina, encarna la imagen y el discurso del “empresario exitoso”. Así se lo puede ver en spots “felicitando o anunciando un esfuerzo de emprendedores populares en un ámbito productivo. Siempre lo hace como presidente de Soboce (Sociedad Boliviana de Cemento)”, nota Mayorga. Entonces, uno se pregunta, “¿quién está hablando, el presidente de Soboce o el jefe de Unidad Nacional (UN) y futuro candidato?”, problematiza. Para Zegada este candidato viene “repitiendo el mismo discurso que es ‘positivo’ de la ‘productividad’, pero que no se adecúa a las nuevas expectativas del país”.
Falta ver si Doria Medina se mantendrá con un discurso que cuestiona las políticas e inversiones gubernamentales —lanza Mayorga— o se “refugiará” en el cuestionamiento a la falta de Estado de Derecho y “debilidad de las instituciones democráticas. Está en esa tensión. A veces quisiera hablar igual que la oposición venezolana en el sentido de que existiría una ‘deriva autoritaria’, por eso se postulan como una institución para la democracia, no para la justicia social o la independencia económica o cualquier otra cosa”.
Sin embargo, Doria Medina ha dejado de lado esa suerte de “crítica formalista” para discutir qué pasa con el programa Bolivia Cambia, Evo Cumple y la inversión en las empresas del Estado. “Si se sitúa en ese eje temático, a mi juicio, podría ser más interesante”, dice Mayorga.
Paz ve a un Doria Medina hablando de “productividad”, de “fortalecer el modelo de de- sarrollo productivo”. Se trata de un discurso de carácter económico que incluye la intención de aumentar la “seguridad jurídica”.
En estos cuatro precandidatos hay un elemento común: tener un grado de legitimidad a partir de algún apoyo electoral. Doria Medina fue constituyente electo; Del Granado, alcalde; Costas, gobernador; y Evo, diputado y luego presidente. Este rasgo “es indispensable, según Mayorga, para una postulación” electoral.
Si se ven las características de cada uno de éstos, fuera de sus discursos, se tiene que Doria Medina es un político que “carece de carisma”, juzga el analista. Sin embargo, tiene una campaña mediática “desde hace varios años”, no sólo como jefe de su partido, sino también como “dueño de su empresa” promoviendo en los medios el apoyo a los pequeños productores, lo que “puede tener cierto grado de aceptación en la ciudadanía”. “Una imagen pública se va construyendo y no es producto de un supuesto carisma ‘natural’”, recuerda el analista Mayorga.
Juan del Granado, en cambio, tiene una “trayectoria consistente y un rol público positivo como alcalde y como abogado” en el juicio contra García Meza. “Tiene un perfil de político profesional y de servidor público”, observa.
En el caso de Evo se ve un “perfil carismático” con un fuerte “lazo identitario” con su base social campesino-indígena. Una serie de acciones gubernamentales “materializan lo que él y su prédica representan” en función a la “inclusión social”. “Tras su liderazgo, como respuesta a la crisis de sentido después de 2003, se ha rutinizado su carisma con muy circunstanciales bajas de popularidad”, opina Mayorga.
Zegada recuerda que Morales tiene los recursos “económicos, políticos y simbólicos que se requerirían para mantenerse en el poder”. A esto se suma “su capacidad para reproducir con esos dispositivos sus vínculos con sectores sociales, no sólo con su base campesino-cocalera, sino también con cooperativistas y gremiales”.
Vistos de conjunto Del Granado y Costas “tienen problemas para salir de sus regiones”. No pueden “trascender sus fronteras”, lo cual “no es el caso de Doria Medina”, que tiene “limitaciones” relacionadas con su poco “apoyo social”. “Posee el apoyo de un sector social empresarial y de clase media que le da un voto duro mínimo que va del 5 al 8%; esto por lo que simboliza como empresario”. Han surgido más candidatos que por más visibilidad que tengan en los medios carecen de base social y estructura organizativa.
En resumen, se tiene a un Evo con el discurso de la inclusión sostenido por varias de sus políticas públicas; a un Doria Medina que como empresario exitoso transmite en su prédica el apoyo a los pequeños productores y al fortalecimiento del sector productivo; a un Juan del Granado hablando contra la corrupción y el autoritarismo, pero también de continuidad del proceso de cambio; y, por último, a un Costas que quiere dejar la mácula de radical que le dejó la polarización de 2008.
Rubén Costas, de ganadero a gobernador
Rubén Costas siempre estuvo vinculado a sectores empresariales del oriente boliviano, como lo demuestran los cargos por los que pasó desde el inicio de su carrera: dirigente de la Confederación de Ganaderos de Bolivia, de la Asociación de Productores de Leche, de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) y del Comité Cívico Pro Santa Cruz en 2003 y 2004. Es uno de los líderes regionales que impulsó la autonomía. Ganó las elecciones departamentales de 2005 y, como Evo Morales, ganó el Referéndum Revocatorio en 2008. En 2010 fue reelecto en el cargo de máxima autoridad departamental.
Del Granado, el exalcalde es presidenciable
Juan del Granado tiene una trayectoria política de recorrido como militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), partido con el que luego rompió. Encabezó el juicio contra el exdictador García Meza en 1993, logrando, junto a un equipo de activistas de los derechos humanos, encarcelarlo. En 1999 creó su propia organización, el Movimiento Sin Miedo, y logró la Alcaldía de La Paz, antes en manos de los partidos tradicionales. Fue reelecto por segunda oportunidad en 2004. Se alió al MAS, sin embargo la sociedad duró hasta 2010. Recientemente fue proclamado candidato presidencial de su agrupación.
Evo Morales, del sindicalismo a la presidencia
Evo Morales emigró al Chapare (Cochabamba) en los tiempos de la relocalización (1985). Comenzó su vida sindical en la Secretaría de Deportes de los cocaleros. Ascendió rápidamente hasta lograr el secretariado ejecutivo de la Federación de Cocaleros del Trópico de Cochabamba en 1988. En 1997 logró una diputación con Izquierda Unida. En 2002 candidateó a la presidencia, obtuvo más del 22% de los votos. Con ese porcentaje realizó una oposición efectiva desde el Parlamento. En 2005 ganó las elecciónes con mayoría absoluta, éxito que repitió dos veces más: en el Referéndum Revocatorio y en las elecciones generales de 2009.
Samuel Doria Medina, del MIR a Unidad Nacional
El empresario cementero Samuel Doria Medina inició su carrera en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Fue ministro de Planeamiento (1991-1993) durante la presidencia de Paz Zamora. En 1995 fue secuestrado por 45 días por el Ejército Revolucionario Túpak Amaru. Contrario al caudillismo del MIR, decidió romper con ese partido y crear Unidad Nacional en 2003. En 2005 sobrevivió a un accidente aéreo. Fue electo para la Asamblea Constituyente en 2006. Las veces que candidateó a la presidencia del país no pudo superar un modesto 8% de la votación a pesar de grandes inversiones en sus campañas.
‘Hay expectativa de renovación de líderes’: María Teresa Zegada, politóloga
De alguna manera, en Bolivia hay la expectativa del surgimiento de una renovación de líderes y candidatos. Los ya conocidos como Juan del Granado, Samuel Doria Medina y Rubén Costas, estando en el escenario político desde hace diez años dan una imagen limitada en ese aspecto. Tendrían que pensar que con sus estructuras organizativas pueden mostrar renovación interna.
‘Se adecúan a un escenario populista’: Romano Paz, politólogo y filósofo
Hay un escenario marcado fuertemente por el populismo y la inclusión social, en lo que se abandera Evo Morales. En ese sentido, los otros candidatos se agarran de estas características para hacerle frente. No obstante, según vayan realizando sus sondeos, irán modificando aquello que les perjudique y poniendo mayor énfasis en todo lo que les beneficie.
‘El carisma de un candidato es situacional’: Fernando Mayorga, sociólogo
Para ver si un candidato tiene o no carisma no hay que olvidar que el carisma es situacional. Es decir que hay ciertas condiciones para que el perfil de un líder adquiera rasgos carismáticos, porque el carisma resulta de una relación social, no una manifestación de una esencia individual. Ése es un punto de partida para ver los perfiles de los posibles candidatos para 2014.