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Primero las primarias

¿Qué tan amplio (no) puede ser un frente para evitar convertirse en cualquier cosa? ¿Cuáles son los límites, si acaso, de una alianza político-electoral? ¿Todos(as) son incluibles? ¿Hay algunos, digamos apestados, que no caben? ¿Bastará compartir enemigo común para unirse? ¿Cómo evitar coaliciones promiscuas, pactos contranatura? ¿Qué alcance debieran tener, digamos, unas primarias para elegir al “candidato(a) de unidad”? ¿Cómo hacerlas?

El jueves, en un espacio mediático con padrino/bendición eclesiástica, el jefe de Unidad Nacional, principal cemento del frente único opositor hoy reducido al Frente Amplio, convocó al heredero de Banzer y exlíder de la extinta Podemos Jorge Quiroga a lidiar en unas primarias para ver si tiene respaldo ciudadano como candidato de la oposición. El avivado Tuto, que conoce sus fuerzas y sabe cómo le fue en 2005, esquivó el desafío.

Más allá de este curioso-divertido episodio, hay dos cuestiones que, en torno a la amplitud de los frentes amplios, debieran debatirse. La primera es entre quiénes elegir. Para decirlo como exploración: ¿cuáles son los potenciales presidenciables (hombres serán) de la oposición política? Además del que paga las primarias (Doria Medina) y los “en carrera” (Juan del Granado y Rubén Costas), ¿qué otros antievistas debieran competir? ¿Todos? ¿Cualquiera?

La segunda cuestión es más práctica: ¿cómo decidir? Ya está dicho que se trata de una suerte de primarias entre precandidatos (ora posibles, ora disponibles). ¿Pero de qué forma habrá de medirse su respaldo popular que, infieren, se prolongará en las urnas? Parece que, como hicieron en el Beni, será cosa de una encuesta realizada por “analistas independientes” del Frente Amplio. ¿Se consultará solo a gente declarada de la oposición? ¿Y a los deMÁS? ¿NS/NR?

Vuelvo a la pregunta de inicio: ¿qué tan amplio (no) puede ser un frente para evitar convertirse en cualquier cosa? O mejor: ¿cómo conciliar en un mismo proyecto político la presencia de algunos personajes respetables (que los hay) con otros más bien detestables (huelgan nombres) sin nausear en el intento? ¿Qué harán para evitar convertirse en una nueva/barnizada manfredumbre?