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Pugna intestina frustró alianza energética con Perú. 2004, Gobierno de Mesa

Después de las gestiones de Jaime Paz Zamora, presidente de Bolivia de 1990 a 1994, pasó una década para que otro mandatario boliviano se fijara en Perú y trate de hacer real una integración comercial concreta en función al acuerdo de Ilo. Carlos Mesa intentó hacer una alianza energética con el país vecino, sin embargo, las pugnas políticas locales trabaron el acuerdo que pretendía la exportación de gas a los EEUU, pues el Legislativo bloqueó casi toda propuesta que venía del Poder Ejecutivo.

Ése fue el segundo intento boliviano de tres que se dieron en el último cuarto de siglo. El tercero es el actual que inició el presidente Evo Morales en 2010 junto al peruano Alan García. En este caso se pretende reactivar el Protocolo de Ilo de 1992, una iniciativa original de Jaime Paz Zamora y Alberto Fujimori, ambos presidentes en ese momento.

El expresidente Paz Zamora dice que no se dio continuidad a lo que él inició porque el Gobierno que le sucedió le tenía “bronca”, y decía que todo lo hecho “estaba mal”.

En el caso de la alianza energética con Perú, la pugna era de varios partidos (principalmente del Movimiento Nacionalista Revolucionario, MNR) contra el Ejecutivo, encabezado por Carlos Mesa, quien sucedió a Gonzalo Sánchez de Lozada tras su renuncia.

Mesa asume la presidencia en 2003 llamado a realizar el referendo por el gas, pues fue la pretensión de Goni de vender gas por Chile la que detonó la crisis y el levantamiento que terminó por hacerle huir hacia EEUU.

El resultado del referendo dio el “Sí” a todas las preguntas del Ejecutivo. En ese marco, Mesa promovió el Tratado de Ampliación de los Acuerdos Globales entre Bolivia y Perú y un acuerdo energético binacional cuyo asiento fundamental era Ilo.

El tratado fue firmado con el presidente peruano Alejandro Toledo en agosto de 2004, justamente en Ilo, un mes después del referendo.

“En ese momento la lógica energética boliviana era distinta a la de ahora. Teníamos 24 trillones de pies cúbicos de gas y 54 probables, cosa que hoy no tenemos”, cuenta Mesa para explicar por qué se pensaba en una exportación más allá de Argentina y Brasil.

La crisis de octubre de 2003 había imposibilitado la exportación de gas por Chile. “Era necesario mirar al único puerto posible: Ilo”.

Había que considerar —sigue el exmandatario— que Perú también tenía gas (hoy tiene más que Bolivia). “Toledo entendió que como la demanda de los EEUU era grande, no chocaríamos si ambos vendíamos gas a ese país, más bien comprendió que podíamos complementarnos”.

Entonces ambos presidentes acordaron que en el puerto de Ilo se instale una planta de licuefacción para que los barcos lleven el gas líquido a Manzanillo (México), lugar donde el hidrocarburo volvería a ser convertido en gas y de ahí ser llevado a California por ductos.

“De esa manera Ilo no solo se convertiría en un puerto comercial boliviano, sino también en un puerto gasífero boliviano”, explica.

El proyecto, sin embargo, estaba condicionado por dos elementos. El primero era un acuerdo complementario con México. “Invité al presidente Vicente Fox, en mayo de 2005, y firmamos una carta de intenciones que establecía la disposición de México de permitir la instalación de una planta en Manzanillo”.

Sin embargo, había una segunda condición tanto de Perú como de México: que exista una ley de hidrocarburos boliviana. La primera pregunta del referendo por el gas (“¿Está usted de acuerdo con la abrogación de la Ley de Hidrocarburos No. 1689 promulgada por el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada? ) había desechado automáticamente la ley previa.

El referendo fue el 18 de julio, el acuerdo con Perú el 3 de agosto y Mesa creyó que tendría una nueva ley a más tardar para octubre. No se imaginaba que el Congreso obstaculizaría sus propuestas. De hecho hasta hoy, el MNR —o lo que queda de este partido— está convencido de que Mesa complotó para derrocar a Goni.

“Creí ingenuamente que la nueva ley estaría lista con prontitud. Al no tener una ley, que solo se aprobó hasta 2005, no pude desarrollar la aplicación del tratado”, cuenta.

Cuando la ley se aprueba el 17 de mayo de 2005, a Mesa le queda un mes en el gobierno, pues renunciaría el 9 de junio de ese año.
“Es por eso que no pudimos aplicar el proyecto”, cuenta.

Una vez aprobada la ley (“a pesar de algunas incongruencias que tenía”) no se dijo ni a Perú ni a México que ya se tenía la norma para iniciar la alianza energética.

“Rodríguez Veltzé, por la razón obvia de que era un gobierno de transición, no podía tomar decisiones de esa envergadura, pero el gobierno   de Morales incomprensiblemente —pues aún no se tenía el dato de la disminución dramática de las reservas de gas— desechó la exportación transpacífica”, señala.

“La irresponsabilidad del Congreso y una ingenuidad mía frustraron el proyecto. Yo debí haber hecho valer lo obvio: si un referendo te dice ‘Sí’ a las cinco preguntas, la ley de hidrocarburos debe ser inmediata por ser vinculante… pero el bloqueo a la ley fue sistemático”.

  Hoy Bolivia y Perú intentan el tercer acercamiento de los últimos 22 años. El partido que administra actualmente el Gobierno tiene la mayoría en las dos cámaras, por lo que no vive lo que podría haber sido una dificultad para Paz Zamora y un problema mayor para Mesa, entonces se podría suponer que se trata de querer cerrar un acuerdo que reactive el proyecto de Ilo del 92, si bien será complicado que ahora se pueda pensar en la exportación de gas a otros continentes, dada la disminución de las reservas sobre las que apunta el exmandatario.

(*) El autor es periodista de La Razón.