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Chile dice a Bolivia que primero se hable de fútbol

La respuesta negativa de Bachelet al coqueteo diplomático de Evo Morales expresa que su país está dispuesto a dialogar de todo menos del tema marítimo puesto que “ya está siendo tratado en La Haya”. Esta impostura es una muestra clara de la negligencia que Chile parece tener sin cuidado disimular.

Si se lee con rigor el texto de la demanda boliviana en la Corte Internacional, lo que está en La Haya no es el tema marítimo, sino el pedido de un diálogo serio con Chile que solucione el enclaustramiento que provocó. Cualitativamente, la diferencia entre ambas cosas es abismal.

Bachelet da la señal de que su política con relación a Bolivia no variará en el fondo de la de Piñera, sino solo en la forma. Propone una agenda de 12 puntos, lo que es lo mismo que decir que quiere que hablemos de fútbol (dijo Menotti: “El fútbol es la cosa más importante de todas las cosas menos importantes”).

La posición de Bachelet no es sorprendente. Como se dijo, da continuidad a la lectura mistificadora de Piñera de que una demanda internacional que pide diálogo es “inamistosa”. Claro, no puede haber nada más hostil que un juicio que como fallo más favorable para Bolivia sería que la Corte diga que Chile está obligado a dialogar con seriedad… Ese nivel de agresividad es un escándalo…

Otra mistificación que pretende mostrar la negativa de Bachelet es querer hacer ver a Bolivia como inconsecuente con su decisión de acudir a La Haya. Esta lectura es otra impostura, pues buscar la negociación directa sobre el mar no puede ser más consecuente con un juicio internacional que precisamente está buscando que con una sentencia se inste a Chile a negociar.

“No vamos a dialogar mientras Bolivia no retire la demanda internacional que pide que dialoguemos”, es lo que en última instancia dice Chile reflejando las ganas que tiene la administración de Bachelet de resolver, conversando, el enclaustramiento marítimo boliviano. Así, Santiago parece seguir la sabiduría de la disciplina final de no hacer nada con tal fuerza y convicción que en último término le darán todo hecho, en el ínterin se puede tener graves y productivas charlas futbolísticas.

La negativa de Bachelet deja al desnudo, ante la Comunidad Internacional, la negligencia chilena, pero también expone la posición risible de Morales: la del que extiende la mano en saludo mientras el saludado se pasa de largo.

(*) El autor es periodista de La Razón