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Encuestas y sondeos electorales

Animal Político del 11 de mayo de 2014, publica artículos sobre el rol de las encuestas en los procesos electorales; me permito responder algunas aseveraciones (entrecomilladas).

1. “Las encuestas, entre angelical y luciferino instrumento”. Las encuestas no solo tienen una raíz científica y responden a procedimientos muy estrictos de la estadística y matemática, sino que se han constituido en metodologías precisas de colecta de información primaria cuya finalidad no está reducida a tan solo campañas electorales e información mediática, sino a la generación de políticas públicas, mejora de la calidad de vida, al conocimiento de las sociedades y culturas, y al desarrollo de la democracia.

Su difusión y uso creciente en todo el mundo es prueba suficiente de su valor más allá de las visiones dantescas de quienes niegan la importancia transformadora y crítica de la opinión pública.

2. “Las encuestas inciden en la preferencia electoral de la gente”. No hay nada en la vida que no influya o repercuta en nuestro accionar. La influencia de las encuestas en las decisiones del voto es algo que se ha estudiado largamente: a) Algunos autores niegan la existencia del efecto bandwagon (o efecto de inducción por  arrastre), basan su respuesta en el hecho de que si tal hubiera las buenas encuestas no serían lo precisas que son; b) otros señalan que el efecto bandwagon es contrastado con el efecto underlog (de solidaridad con el débil) y por tanto ambos se atenúan; c) los más señalan que el efecto bandwagon existe en la formación de la opinión pero que los efectos de la representación en las actitudes tienen orígenes mucho más complejos que tan solo la publicación de encuestas; d) el debate por lo tanto, no está centrado en si este efecto existe o no, sino en cuánto y cómo se produce; e) los resultados promedio a nivel mundial señalan  un impacto del 4% al 5% del voto; f) en el caso boliviano Encuestas & Estudios (E&E) realizó dos tipos de estudios en las elecciones de 1993, 1997 y 2002; uno de tipo panel y otro de patrones de comportamiento en boca de urna. Se concluyó en que las encuestas en promedio en Bolivia han influido en un 3,2% sobre la intencionalidad de voto, siendo otros los que más impactan. Ver cuadro 1.

3. “Medir preferencias políticas es complicado por el cambio brusco y repentino de los electores”. Falso. La preferencia política se gesta en acumuladores de largo plazo o en lo que se denomina “movilidad cognitiva”. El voto por Evo Morales nació en 1999, quedó latente en 2000, consiguió inercia en 2002, se concretó en 2005 y se hizo absoluto en 2008-2009.

4. “Difícil hacer muestras de algo tan heterogéneo. Hay cierta ‘imposibilidad’ de controlar variables dado lo abigarrado de la sociedad boliviana”. En Bolivia hay la tendencia de creer que somos únicos y que la gravedad no funciona. Las matemáticas y las encuestas funcionan en la India (445 lenguas), Papua Nueva Guinea (830 lenguas) y Estados Unidos (188 lenguas y 173 grupos étnicos). Prueba de ello son los resultados de E&E en los procesos electorales en que participó. Ver cuadro 2.

5. “Las encuestas carecen de credibilidad ya que en la mayoría de los casos sus proyecciones tuvieron una paupérrima capacidad de pronosticar el resultado oficial”. Es evidente que los resultados de algunas empresas encuestadoras no han sido de lo mejor, pero no por ello se tiene derecho a hacer generalizaciones o desconocer que en el país también se hacen cosas buenas.

Lo que no se dice en los artículos son las razones extrínsecas que hacen a esta baja performance y cuya responsabilidad central está en la mala calidad de la institucionalidad nacional: 1. La calidad de la muestra depende esencialmente del marco muestral en el que se asienta. Normalmente se trabaja sobre los censos de población. Los censos que se disponen en el país no son robustos. E&E se ha visto obligada a generar sus propios marcos muestrales para resolver este problema. 2. La cartografía existente es de 1999 a 2001. No refleja la realidad actual y por tanto impide un desarrollo correcto del trabajo de campo. E&E levantó su propia cartografía. 3. Hay escaso personal calificado. Para resolver esta endemia E&E profesionalizó a todo su personal y a recurrir a personal extranjero, con el efecto negativo de encarecer sus costos.

También hay razones intrínsecas: 1. Por cultura, contexto y origen las empresas encuestadoras no son lo rigurosas que debieran. 2. Aunque algo se ha mejorado, en el país se sigue ofreciendo metodologías obsoletas como consecuencia de su escaso roce con el mundo global. 3. Muchas de las empresas encuestadoras bolivianas no nacieron del ámbito de la investigación, por tanto son más oportunidades de negocio que espacios de academia.

Pero también hay razones estructurales que son más graves y que confabulan contra un buen trabajo. Por esto, E&E, que prioriza la calidad, no participa en Bolivia de encuestas electorales desde 2009: 1. El regateo y la falta de apego a la calidad son parte de la cultura nacional. Bajos precios fomentados desde las empresas, organismos internacionales y medios de comunicación han obligado a las empresas encuestadoras a trabajar bajo condiciones técnicas que en otras partes serían inaceptables. 2. Hasta el año 2002 los medios de comunicación contrataban a empresas encuestadoras para generar información, a partir de ese año los medios de comunicación contratan encuestas para generar rating. Ellos definen los aspectos metodológicos. Las decisiones técnicas de estas encuestas han ido a parar al departamento comercial de los medios. Como los resultados no son alentadores las denostan, luego las vuelven a contratar y a publicitar. El show no es de las encuestas sino de los medios. 3. Los partidos se han caracterizado por no tener capacidad receptiva ni aplicativa de los trabajos que se les presenta. El tema económico es también un incordio pues casi siempre terminan no pagando. Y lo que es peor, últimamente han adoptado el mismo rol de los medios imponiendo condiciones técnicas. 4. En Bolivia se imponen registros y condiciones anticonstitucionales a las empresas encuestadoras. Las licitaciones del Estado y del sector privado son escasamente transparentes, esto resta competencia y competitividad. Sin competitividad es imposible crecer.