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G77+China, la Declaración

Mientras la última Declaración ministerial del Grupo 77 + China, de 2013, tenía 150 párrafos, la emitida en Santa Cruz hace algunos días llegó a 242.  No es solo cuestión de forma o de volumen, se sabe; pero expertos que siguen el curso de la historia del Grupo afirman que la declaración “boliviana” tiene la virtud de ampliar y precisa los conceptos de anteriores documentos del G77+China. Es cierto, no hay allí ninguna “revolución” del texto (difícil de por sí, dada la gran cantidad de países, 133, que conforman el bloque), pero sí se puede leer algunos temas en párrafos independientes, lo que antes estaba subordinado a otras ideas mayores; temas como medicamentos o los relativos a la mujer, por ejemplo.

Un logro relativo del país sin duda es que el documento lleve como subtítulo “Por un Nuevo Orden Mundial para Vivir Bien” (el subrayado es nuestro); aunque el emblema ideológico del actual “proceso de cambio” (el Vivir Bien), luego en el texto no está propiamente desarrollado: apenas se lo cita en tres párrafos.

Es conocido que en la redacción de un documento de orden internacional (como es el del G77), cada palabra es negociada con uñas y dientes, más cuando se trata de temas de alguna conflictividad. Así, no es lo mismo que se diga, por ejemplo, “afirmamos”, “nos preocupa” o “instamos”, que “recordamos” o “tomamos nota”; mientras los primeros términos indican una plena predisposición o interés, los últimos más bien reflejan solo una aproximación a determinada propuesta.

Así, si bien en la Declaración se recuperan fuertes iniciativas bolivianas, sobre todo las referidas al medio ambiente y su preservación, en otros temas caros a Bolivia aún se encuentran en el nivel del “tomamos nota”: es el caso de la “nacionalización” de los recursos naturales o de la defensa de la hoja de coca y el acullico o de la trilogía ama suwa, ama llulla y ama qhilla. En fin, como todo, se trata de una lucha ideológica que se irá resolviendo en el tiempo.

El editor