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La falta de unidad que luego uno se hace pesar

Dos binomios y cuatro candidatos confirmados a la candidatura presidencial de Bolivia están en carrera por el momento para las elecciones de octubre de 2014. Evo Morales Ayma y Álvaro García Linera por el Movimiento Al Socialismo (MAS) van a la reelección.

El otro binomio recientemente conformado es el de Samuel Doria Medina y Ernesto Suárez por la alianza Concertación Unidad Demócrata (CUD). El resto de los candidatos presidenciales que también han oficializado su participación pero aún sin pareja son: Juan del Granado, del Movimiento Sin Miedo (MSM); el expresidente de la República Jorge Tuto Quiroga, por el Partido Demócrata Cristiano (PDC); el exdirigente del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) Fernando Vargas, por el Partido Verde de Bolivia, y la expresidenta de la Federación de Juntas Vecinales de El Alto (Fejuve) Fanny Nina representa a la agrupación Nueva Alternativa Popular (NAP).
Media columna me tomó mencionarlos a todos ellos, no quiero desperdiciar el espacio para citar   a otros ilusos aspirantes.

Estas postulaciones de la oposición me recuerdan a 1997, cuando había tres líderes indígenas potenciales que si se unían ya habrían hecho historia hace rato. Pero ninguno cedió y dieron pie a que nuevamente la derecha gane.

Estos dirigentes eran Felipe Quispe el Mallku, el dirigente cocalero Evo Morales y el representante  campesino Alejo Véliz. Incluso asomaba Marcial Fabricano, pero cada quien quiso ser presidente y les fue como en la guerra.

En ese entonces también se pedía unidad al sector indígena, pero el celo personal pudo más. Hoy la derecha juega el mismo rol, todos los exmiristas, adenistas, emenerristas y podemistas van por su lado. Seguro engrosarán esas filas muchos disidentes buscando un carguito político.

¿Cuál es la opción de ganar para ellos? Tendrían que forzar a una segunda vuelta para unirse. ¿Pero podrán vencer el primer round si ya van separados? Las posibilidades son muy remotas. Ese es el tema de nuestra política, muchos candidatos y cero opciones. Sería bueno ir a una contienda con dos fuerzas claras y fuertes. El pueblo tendría claridad y seguridad para elegir a los representantes en una verdadera elección democrática.