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Qué es la filosofía desde el materialismo?

Ante el constante ajetreo de la vida, bien vale la pena hacernos algunas preguntas: ¿hay tiempo para leer algo de filosofía? ¿vale la pena ocuparse de ciertos temas de filosofía? ¿sirve para algo?; es decir, ¿sirve para desplazarse bien en la vida cotidiana que llevamos todos? ¿o se trata de un saber para ciertos seres humanos que piensan sin importarles los problemas reales de nosotros simples mortales?; y no podemos dejar de preguntarnos: ¿qué realmente es eso que se llama filosofía? Las preguntas podrían seguir.

En los últimos días presentamos a consideración de pocos o muchos lectores la tercera edición de nuestro libro: ¿Qué es la filosofía?, desde el materialismo; se trata de una obra dedicada a un gran maestro tanto en filosofía marxista, así como en política revolucionaria, que fue asesinado en el golpe de Estado en los temibles días de Todos Santos, en noviembre de 1979, protagonizado por Alberto Natusch Busch, Guillermo Bedregal, y tantos otros contra el gobierno de ese entonces, presidido por Wálter Guevara Arze. A continuación algunas aspectos del libro.

Con las explicaciones necesarias, en el libro señalamos que hay dos modos de filosofar: idealista y materialista. El filósofo alemán (Georg Wilhelm Friedrich) Hegel (1770-1831) se ha constituido en la mayor expresión del pensamiento filosófico idealista, a lo largo de toda su historia; puesto que para él, la Idea Universal es el fundamento de todo lo existente, el mundo llegó a ser “el otro modo de ser de la Idea”. El materialismo desarrollado y practicado por Carlos Marx (1818-1883) llegó a ser otra “cosa”: “lo ideal no es sino lo material traspuesto y traducido en la mente humana”, ya hay aquí dos modos de filosofar.

Partiendo de este fundamento materialista, el autor de El Capital se orientó a investigar la ley económica fundamental, “que rige el desarrollo de la sociedad moderna, de la sociedad capitalista”. En tal sentido, discurrió sobre los fundamentos de la estructura económica capitalista: producción de mercancías a gran escala, producción de plusvalía y reproducción de las relaciones sociales de producción capitalistas. Como señala Louis Althusser, la filosofía marxista se encuentra en estado práctico, y el permanente desafío es convertirla en estado teórico, no es que se está en punto cero, sino que sobre los cimientos que existen hay que continuar con su desarrollo; esta filosofía no es un sistema cerrado, que encuentra su remate en una entidad metafísica; se trata de una corriente de pensamiento abierto, consistente y crítico.

Dicha corriente, por tanto, se encuentra, e insistimos en ello —por su importancia— en una permanente construcción; para esto existen determinadas fuentes de conocimiento, que no se pueden obviar: el actual proceso de mundialización del capital, con todas las contradicciones económico-sociales, político-culturales que conlleva; así también el desarrollo del quehacer científico y tecnológico, pero también como fuente se encuentra el pensamiento filosófico de Hegel, como síntesis de toda la trayectoria del idealismo, desde los griegos al presente. Aquí es importante destacar que en ese proceso de construcción de la filosofía materialista resulta imprescindible Hegel; si bien Marx no es Hegel, ni Hegel es Marx; Hegel es la mayor fuente para Marx, en materia de filosofía, y también en cuanto al método.

Dialéctica. Lo anterior halla su expresión específica cuando se discurre sobre la dialéctica como método. La dialéctica hegeliana no es la dialéctica materialista, si bien ésta no puede prescindir de aquella. La dialéctica de Hegel es del concepto, que deviene siguiendo esa triada de tesis, antítesis y síntesis. En tanto que para Marx, la dialéctica es de lo real, de lo material e histórico, que si bien implica contradicción, ésta no conduce a una síntesis: “La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases”; ésta no conduce a una síntesis, sino de acuerdo con Marx, a un proceso revolucionario.

Para los propósitos del presente artículo, es importante señalar que con el nombre de materialismo se ha entendido una serie de aspectos negativos, en tal sentido transcribo lo que nos dice Neptal Viris (Eduardo Urquieta Morales, muerto en el golpe de noviembre del 79) al respecto: “Materialismo no significa algo despojado de espiritualidad, fidelidad, lealtad, moralidad, afecto, amor, o en general, imposibilidad de aspiración a los más altos valores que pudieran caracterizar la existencia humana… Materialismo es objetividad, concretidad, relación científica entre el ser y el pensar, entre pensar y ser”.

Ahora bien, la filosofía materialista, como expresión de la realidad histórica contemporánea, se constituye en el fundamento de la práctica política revolucionaria orientada a transformar la realidad capitalista actual.

Ciertamente existen varios conceptos de filosofía materialista, de ellos dos son los que me llaman la atención. El primero viene del filósofo checo Karel Kosik, que en su libro Dialéctica de lo concreto dice: “En este sentido, la filosofía puede ser caracterizada como esfuerzo sistemático y crítico tendiente a captar la cosa misma, la estructura oculta de la cosa, y descubrir el modo de ser de lo existente”. El otro concepto procede de Louis Althusser, que en su libro Para una crítica de la práctica teórica, nos plantea: “La filosofía es en última instancia lucha de clases en la teoría”. Tales conceptos tendrán una riqueza mayor de contenido en cuanto nos adentremos paulatinamente en los núcleos mismos de los temas de filosofía.