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Caballito de Troya, ‘el culpable es el Samuel’

La sentencia sin derecho a indulto: el culpable es Samuel… Habían jurado no ser como las anteriores bancadas opositoras. Al menos así perfilaron su futuro en diciembre de 2014, cuando en un hotel céntrico de la sede de gobierno el líder del Movimiento Demócrata Social (Demócratas), Rubén Costas, y el empresario Samuel Doria Medina, jefe de Unidad Nacional (UN), reunieron a todos los asambleístas electos por el bloque que conformaron para los comicios generales del 12 de octubre: Unidad Demócrata (UD).

Empero, y contra todos los pronósticos, el proyecto de “unidad” duró muy poco, aunque, a pesar de la contundencia de los hechos, lo quieran negar. ¿Hay algún responsable? Claro. Es el ave Fenix.

A mediados de 2014, la vetusta Casa Rosada, el otrora búnker del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), era el escenario de reuniones “secretas” de los máximos directivos de esa tienda política que quedó herida de muerte tras los hechos luctuosos de octubre de 2003, que provocaron la huida del entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, uno de sus máximos líderes. Los murmullos que se filtraban entre los viejos machihembres de la casona daban cuenta de que el MNR alistaba su regreso a la arena política. El dilema era cómo.

El acertijo político se resolvió cuando la “V” de la victoria resurgió de entre las cenizas en la nueva  Asamblea Legislativa. Kary Mariscal, Orlando Egüez, Miguel Ojopi, Erick Morón y Margarita del Carmen Fernández habían construido un caballito de Troya en las narices de Costas y Doria Medina.

Cuatro de los cinco y con apoyo del oficialismo —vaya oposición— se adueñaron de comisiones y comités en la Asamblea a través de una seudobancada. Lejos de sutilezas, el diputado Tomás Monasterios (Demócrata) culpó a Doria Medina por la fracasada unidad del bloque. ¿Tan grave es la cosa? —Sí pues, dice un “garganta profunda” de UD.

Ni la diputada Jimena Costa, jefa de bancada de UD, ante la consulta de a cuál de los partidos de la alianza representa, acepta su relación con UN. “Pertenezco a la alianza”, remarcó en reiteradas ocasiones. “Nadie lo quiere al Samuel”, apostilla el “Garganta”. Y ahí están los cinco, victoriosos, en tanto que en el bloque se rasgan las vestiduras. ¿Será culpable el Samuel?  No pues. El culpable es el mayordomo.