Mario Molina: Huelguista contra Banzer
La huelga de hambre de cuatro mujeres mineras entre la Navidad y el Año Nuevo del 77-78 tuvo su fuerza en su masificación; un exdirigente estudiantil testimonia lo que pasó en Oruro.
Fue parte, en Oruro, de la masificación de la huelga de las cuatro mujeres mineras que aceleró la caída de la dictadura de Hugo Banzer, a fines de 1977 y principios de 1978. La huelga de Luzmila de Pimentel, Nelly de Paniagua, Aurora de Lora y Angélica de Flores irrumpió en diciembre del 77. La reacción en cadena no se hizo esperar. En todo el país aparecieron más piquetes, Oruro no fue la excepción. En la Universidad Técnica de Oruro (UTO) se convocó de forma secreta a una asamblea general y, bajo la dirigencia de Mario Molina, la Facultad de Derecho se declaró en huelga (posteriormente se sumarían las demás facultades).
Debido a que la universidad se encontraba a unas cuadras de la Prefectura, la huelga universitaria causó gran revuelo. “Padres y policías intentaban sacarnos”, recuerda el dirigente. Después de cuatro días sin comer, los huelguistas orureños recibieron la noticia de que Banzer había cedido y convocaba a elecciones generales. Molina sería elegido secretario ejecutivo de la Federación Universitaria Local (FUL).
Desde que estaba en el colegio, el Instituto Americano, Molina se vio interesado por las corrientes de izquierda. El éxito de la revolución cubana, la presencia del Che en Bolivia y las marchas obreras que llegaban a la ciudad para exigir sus demandas, le influenciaron en su ideología.
“Nunca más milité en otra corriente. Si bien no sigo apoyando a la izquierda orgánicamente, lo hago ideológicamente”. Al salir bachiller, comenzó sus estudios de Derecho en Chile, pues el sueño de muchos se hizo realidad al ver cómo el primer gobierno socialista de Latinoamérica, encabezado por Salvador Allende, lograba alcanzar el poder.
“Como muchos otros, buscamos llegar lo más rápido posible a Santiago (de Chile)”. Una vez ahí, presenciaría cómo “se montaba un aparato político y económico desde la embajada norteamericana para derrocar al gobierno de Allende”, hecho que, junto con la pérdida de camaradas a manos de la dictadura de Augusto Pinochet, radicalizaría a los estudiantes de la época. De regreso a Bolivia, Molina continuaría sus estudios en la Facultad de Derecho de la Universidad Técnica de Oruro (UTO) donde militaría en tendencias trotskistas. Durante la dictadura de Banzer, se convertiría en dirigente del clandestino Comité Interfacultativo.
Para Molina, la actual situación política “viene larvariamente desde atrás, es el fruto de la lucha antigua. El actual proceso de cambio es el resultado de la acumulación de fuerzas históricas”. Bolivia se encuentra mucho mejor que hace 35 años, tanto económica, como políticamente. No obstante, el Gobierno no está exento de falencias. El pequeño productor campesino, por ejemplo, no es objeto de ninguna política estatal concreta, “la cobertura que les brinda el Seguro Agrario es ínfima”, afirma el entrevistado. La salud también está descuidada, afirma: “para el no asalariado, estar enfermo es grave”.
Actualmente Molina transita entre la actividad pública y la privada. Posee gran experiencia en el área rural. Fue asesor de cuatro ministros y da cátedra en una maestría. Como buen orureño —no deja de reconocer— baila hace 25 años en el Carnaval y demás festividades folklóricas, sobre todo como moreno y diablo.
Perfil
Nombre: Mario Molina
Nació: 20 de abril de 1954
Ocupación: Asesor, investigador y catedrático universitario
Política
“Estudiante que entraba en la universidad era estudiante que debía hacer política, para bien o para mal, en los blancos o en los negros. Uno debía tomar partido, era una realidad ineludible”, recuerda Mario Molina la politización universitaria de los años 70-80.