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Una entrevista exclusiva en pleno vuelo hacia La Paz

No todos los días se puede entrevistar a un Presidente. A veces, cuando se viaja para cubrir un acto del Gobierno puede darse o no la posibilidad de conversar con un ministro o un ejecutivo de una empresa del sector privado, y así obtener información sobre temas coyunturales; pero son pocas las oportunidades de tener una entrevista personal con el Mandatario del país, por su ajetreada agenda diaria.

Sin imaginarlo, esa oportunidad se dio el 26 de agosto, cuando el presidente Evo Morales entregó una planta industrial para el procesamiento de castaña en el municipio de El Sena, del departamento de Pando. A pesar de que durante el día no pude conseguir ninguna información adicional a la difundida en el acto, tenía la esperanza de hablar con alguna autoridad.

Al subir a uno de los helicópteros, que nos iba a llevar junto a otros periodistas de retorno a La Paz, me encontré sentada sorpresivamente al lado del Jefe del Estado. Con una temperatura de al menos 30 grados y las turbulencias de la aeronave que hacía la ruta de El Sena a Riberalta, el nerviosismo que sentía era más intenso, pero tenía que pedirle una entrevista al Mandatario, con el riesgo de que la respuesta sea negativa, y así lo hice.

Morales aceptó responder mis consultas periodísticas, pero como no se escuchaba nada, decidió hacerlo en el vuelo de retorno entre Riberalta (Beni) y La Paz, pero en el avión presidencial. Mi insistencia tuvo su rédito. Era la primera vez que tuve la oportunidad de entrevistar al Jefe del Estado. Le pregunté su posición sobre la caída del precio del petróleo, el crecimiento de la economía boliviana y los proyectos del Plan Nacional de Desarrollo 2016-2020. Y pese a que cubro el área de Economía, me animé también a realizar consultas sobre política exterior y lo que todo boliviano quiere saber, como cuáles son los avances de la demanda marítima.

Como resultado de la entrevista, que duró 20 minutos, se publicó una nota que titulaba “Evo aconseja a Chile negociar antes que perder en La Haya” —donde está la Corte Internacional de Justicia— que fue apertura de La Razón y, como decimos, fue una “patada”. La noticia fue reproducida por medios chilenos y agencias internacionales. La experiencia me sirvió para comprender la premisa del periodista de que debe aprovechar las oportunidades que se le presentan para tener una exclusiva y estar informado sobre todos los temas de actualidad, así no tengan que ver con el área en la que uno se desempeña.