Francia abrirá en Bolivia su ‘banco de desarrollo’
La presencia francesa en Bolivia será otra con una oficina en el país de la Agencia Francesa para el De- sarrollo (AFD). Discrepan los economistas sobre el beneficio de esta iniciativa.
Este año las relaciones boliviano-francesas adquirirán una nueva calidad. Está en plena preparación la apertura en Bolivia de una oficina de la denominada Agencia Francesa para el Desarrollo (AFD), el “banco de desarrollo” estatal galo, a través del cual su Estado financiará, mediante la otorgación de créditos, diversidad de proyectos de desarrollo, anunció el nuevo embajador de Francia en Bolivia, Denys Wibaux.
Como se sabe, esta semana el presidente Evo Morales efectúa una visita oficial a cuatro países de Europa: Alemania, Italia, Irlanda y Francia. En su reunión con el mandatario François Hollande, hoy domingo, se espera poder firmar algunos documentos relativos a la Agencia.
En entrevista con Animal Político, el embajador Wibaux hizo énfasis en el nuevo interés que para el Gobierno y los inversionistas franceses hoy despierta Bolivia, dado el sostenido crecimiento que tuvo en la última década. Precisamente, la apertura de la oficina de la AFD responde a esta nueva “situación macroeconómica del país”, explica el embajador galo. En la reunión en París entre los presidentes Morales y Hollande, aparte de hablar de los programas de cooperación ya existentes, un tema central será la “financiación” de diversidad de proyectos de desarrollo ya en el marco de la existencia de la oficina de la AFD en Bolivia.
— ¿De qué hablarán principalmente los presidentes Morales y Hollande?
— Van a hablar de temas políticos, me imagino. Ciertamente que van a discutir la conferencia de París (COP21 de Cambio Climático), y también verán algunos temas bilaterales de cooperación, defensa, aeronáutica, ayuda en el campo de energías y otros; pero, en particular, la financiación para el desarrollo. A este respecto, quisiera mencionar la apertura (en Bolivia) de una oficina de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), que actúa como un banco de desarrollo, y que está dispuesta a financiar, ya en 2015 y también en 2016, proyectos que vayan a servir a los objetivos de desarrollo de Bolivia, en particular en el campo de las energías renovables. Ojalá podamos firmar en París (en la reunión de hoy domingo) algunos convenios relativos a esto que estoy mencionando.
— ¿Pero ya es un hecho la apertura de esta agencia? ¿Hay fecha?
— Sí, tenemos que oficializar, pero ya está acordado entre los dos gobiernos.
— Esta es una suerte de presencia económica y estatal francesa más tangible, digamos…
— Tiene razón, muy tangible; estamos hablando de préstamos, como hacen las otras agencias como son la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina CAF), el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) u otras agencias bilaterales. Yo creo que esto es un hito muy importante en esta relación de cooperación para el de- sarrollo entre los dos países.
— ¿Qué presencia regional tiene la Agencia Francesa de Desarrollo?
— Esta agencia tiene presencia tradicionalmente en otras regiones del mundo, pero estamos ahora desarrollando también en América Latina y evidentemente Bolivia va a ser una prioridad, en vista de la situación macroeconómica del país y las enormes potencialidades que tiene.
— Se trata de una interesante señal del grado que ha alcanzado la relación entre Bolivia y Francia.
— Así es; es un hito importantísimo. La AFD es una institución de financiamiento bilateral al desarrollo. Es el centro del sistema (dispositivo) francés de la ayuda pública en favor de los países en desarrollo. Tiene presencia en más de 60 países de África (40 países), Asia (13), América Latina (10), y Medio Oriente y Mediterráneo (9). Dispone de una red de 45 agencias y oficinas distribuidas en el mundo. Pero al margen de las tratativas que se hagan entre ambos estados, el presidente Morales en su visita a Francia también se reunirá con el empresariado galo.
— ¿El presidente Morales no se reunirá también con inversionistas en Francia?
— Tiene previsto en su agenda un encuentro con la organización que se llama Medef, Mouvement des Entreprises de France, (Movimiento de Empresas de Francia, organización de empleadores de este país), que es un poco como la federación de industrias de Francia y potenciales inversores en Bolivia y, según me dicen, ellos tienen mucho interés en encontrarse con el presidente Morales; eso está previsto en la agenda.
— ¿Pero, cuál será el interés del capital francés en Bolivia? ¿Industrias, turismo? ¿Cómo se ve a Bolivia como mercado de negocios?
— El inversionista en Francia toma su decisión de manera autónoma, pero me parece que el presidente Morales tiene mucho para proponer y ofrecer. Ya tengo eco de la reunión que tuvo en Nueva York (Estados Unidos) la semana pasada, y pareciera que hay mucho interés de inversionistas. Bolivia tiene muchas potencialidades. Como usted sabe, la empresa Total está presente en el país para la exploración y explotación de campos de gas y, según me dicen, Total está dispuesta a invertir más en Bolivia. Pero evidentemente hay otros campos: mencionó usted el turismo, este país tiene un potencial enorme; espero tener el privilegio de poder asistir yo mismo, cuando esté en Uyuni, al Rally Dakar. Eso le da una visibilidad al país. Me reuní con el Ministro de Culturas y nosotros tenemos la esperanza común de poder desarrollar la cooperación en este campo; en Francia tenemos mucha experiencia en esto.
POSITIVO. Para el economista Héctor Sheriff, la instalación de la agencia francesa es un buen signo en cuanto al sentido que se da hoy a la relación económica entre Bolivia y otros países. “Es para bien este cambio, porque si bien antes teníamos cooperación más barata, era del tipo limosna, del tipo condicional; te doy un préstamo barato siempre y cuando hagas estas reformas y esto o lo otro…”.
Hace tiempo —destaca el académico— en Europa existe la expectativa sobre la gestión económica del gobierno del presidente Morales; “en el inconsciente colectivo de Europa se ha formado la imagen de un país sólido y que está avanzando muy rápido. Entonces, es natural que ahora vayamos a tener un poco más de presencia económica. Pero ya no es a un nivel de ‘cooperación’, de paternalismo, sino de carácter técnico-económico; y esto es sano aunque el financiamiento sea un poquito más caro, es algo que ya tenía que haber sido así nomás”.
En lo relativo al nuevo carácter de los créditos, que son estrictamente comerciales, con tasas de interés más altas, Sheriff insiste en su conveniencia en razón de la mayor soberanía del país: “Son créditos de iguales; por un lado, no hay concesionalidad, pero tampoco hay condicionalidad. Antes, la cooperación era muy condicionada, en cambio esta cooperación técnica ya no es condicionada, simplemente es económica”.
Ahora claro, economía es economía, juego de intereses y ganancia; tampoco hay que olvidarlo, recuerda: “Ellos evalúan la calidad económica, así como se acercan cuando nos va bien, igual se van a ir si nos va mal, es un criterio netamente económico”. El punto está en qué ofrece el país como “medio ambiente económico”. “Ahora somos un país viable, solvente; hemos demostrado por varios años que hay solvencia y estabilidad, y eso es lo que atrae. Es un premio a la gestión macroeconómica, porque se ha demostrado estabilidad y crecimiento, las inversiones llegan solitas, no hay necesidad de darles leyes especiales, como se hizo en los 90, cuando aún con todas las facilidades no había inversión porque no había estabilidad ni crecimiento”.
Otra ventaja que encuentra Sheriff en este nuevo tipo de financiamiento es el carácter “abierto” de los préstamos, que pueden ir a cualquier rubro, aunque también es cierto que hoy día “la energía les está interesando a todos”.
Con todo, el economista llamó a cuidarse de los créditos excesivamente condicionados, como aquellos en que el país prestamista impone que todo se lo compre del mismo país de origen del dinero; evitar las “condicionalidades que nos aten, eso es peligroso”. Están mejor estas iniciativas unilaterales de los gobiernos europeos, “de que van a poner agencias en Bolivia y van a tener un acercamiento más técnico”.
PROBLEMAS. Con relación a la instalación de la oficina de la AFD y la nueva calidad económica del país, el economista Julio Alvarado, en cambio, no deja de apuntar los aspectos críticos de este panorama. Señala que el país aún no ha logrado resolver sostenidamente el tema de la seguridad jurídica para la inversión privada. “La canciller alemana (Angela Merkel) señalaba que uno de los temas que Bolivia tenía que ajustar era la inseguridad jurídica. Así, la justificación para que se traigan ese tipo de oficinas (como la AFD) no parece una justificación que refleje la realidad”.
El problema está, insiste el economista, en cuánto de cierto o real, sostenido, es el desarrollo económico del país los últimos años: “Además de Bolivia, varios países en desarrollo han tenido un buen desempeño económico por los altos precios de las materias primas, pero ahora que comience a caer el precio de éstas, van a caer los ingresos y, naturalmente, el PIB de estos países va a disminuir; esto está sucediendo con Bolivia; los indicadores oficiales nos demuestran que todo está cayendo”.
La pregunta es —remarca— qué nos mantendría con tasas de crecimiento elevado, por encima por ejemplo del 5%, “qué sector industrial ha desarrollado el país estos diez años para decir ése nos va a dar ingresos para mantener una tasa de crecimiento del 5%. No hay ningún sector industrial que haya desarrollado”. Si bien el académico no deja de mencionar que en hidrocarburos hay la planta de urea y amoniaco o las separadoras de líquidos, en ambos casos —dice— hay problemas: la postergación de entrada en funcionamiento de la primera y el hecho de que las separadoras “no cubren toda la exportación de gas que tenemos a Brasil y Argentina, en el mejor de los casos servirán para abastecer de gasolina al país y exportar un poco de GLP, siempre y cuando la producción en Bolivia se mantenga en los mismos niveles…”.
Se necesita reconocer, según Alvarado, dónde están las inversiones que incidan tangiblemente en el PIB: “Cuando entró la mina San Cristóbal, ese año hizo crecer la economía en 3%, era el impacto de una megainversión, la más grande que pasó en Bolivia. De ese tipo de inversiones, no tenemos nada; no hay ese sustento económico productivo que dé para pensar que habrá ese crecimiento. Se habla de ser un centro energético, pero primero hay que construir las plantas para generar energía”, observa.
Lamentando que los nuevos créditos comerciales de todos modos son más caros que los concesionales, Alvarado también advierte contra los créditos condicionados, como el chino (los más de 7.000 millones de dólares), que vienen “atados” a la obligación de que las ejecutoras de los proyectos que se financien con ese dinero sean empresas chinas. Antes que la calidad misma del trabajo de dichas empresas, el economista cuestiona la práctica que ciertas empresas tendrían de subcontratar a otras menores para edificar las obras. “Aquí ya están ganando dos empresas, así los costos son elevados para el país, y si no suben es que la calidad de la obra es mala porque se reparten entre dos”.
Por lo demás, para Alvarado lo adecuado hoy día no es endeudarse. “Porque nosotros en este momento tenemos mucho dinero”. Comparando el gasto corriente del Estado entre 2005 (22.000 millones de bolivianos) y el de 2015 (126.000 millones), una multiplicación de casi seis veces, el economista deplora este agrandamiento desmedido: cuando lo adecuado podía ser un incremento de hasta tres veces en diez años. “No es racional, no es lógico endeudarse teniendo un excedente”, insiste.
Se gana en seguridad e institucionalidad: Héctor Sheriff es economista
La instalación de la AFD garantiza seguridad, institucionalidad, claridad. No hay por dónde perderse, es una buena noticia que Francia abra una oficina técnica acá porque conociendo mejor el país, la cooperación será más cercana y efectiva; el acercamiento entre inversores va a ser más transparente, y las relaciones entre gobiernos serán más fluidas.
Es ilógico endeudarse teniendo excedentes: Julio Alvarado es economista
Hoy no está bien endeudarse, porque nosotros en este momento tenemos mucho dinero. Comparando el gasto corriente del Estado entre 2005 (22.000 millones de bolivianos) y el de 2015 (126.000 millones), una multiplicación de casi seis veces, esto es un agrandamiento desmedido del Estado. No es racional, no es lógico endeudarse teniendo un excedente.