Icono del sitio La Razón

‘Las mujeres mueren por la criminalización del aborto’

Juez en Brasil de una sala que se ocupa de crímenes contra la vida, José Rodríguez, se involucró de lleno en la lucha por la despenalización del aborto a partir de un juicio en 1995 en que una mujer solicitaba un aborto legal por llevar un feto anencefálico. Su fallo fue el primer aborto legal de su país. Rodríguez habla de los daños que causa mantener el aborto criminalizado. Cuando se refiere a “aborto legal” se refiere a los casos que la ley permite que se detenga un embarazo, como, por ejemplo, cuando la mujer está encinta a causa de una violación.

— ¿Cómo ve a Bolivia frente a la despenalización del aborto?

— Bolivia está pasando por un momento importante. Después de la sentencia del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) (Sentencia Constitucional 206 que dice que las víctimas de una violación no necesitan de una autorización judicial para practicar un aborto legal), en Bolivia el aborto es un crimen. Hubo una acción en el Tribunal para intentar una descriminalización, pero al final declaró que la criminalización es constitucional, tal como está en el Código Penal; pero también dejó claro que no es inconstitucional una futura descriminalización, e incluso indicó la necesidad de descriminalizar. Entonces, a partir de esta decisión, IPAS (Salud, Acceso y Derechos) está realizando un trabajo en Bolivia para implantar más efectivamente los servicios de aborto legal y para permitir su ampliación y crear un movimiento para descriminalizarlo.

— ¿Cuáles son los daños de mantener criminalización del aborto?

— Infelizmente, las mujeres bolivianas están muriendo. La criminalización está produciendo la muerte de millares de mujeres en todo el mundo, en los lugares donde existe la criminalización. Si no es posible el aborto seguro, hacen el aborto en condiciones inseguras y mueren. En todo el mundo, en un año, mueren 47.000 mujeres aproximadamente, y si no mueren, sufren otras consecuencias físicas, psicológicas y sociales. Por tanto, la criminalización es un gran problema.

— Entonces, ¿cómo puede seguir vigente?

— Si la criminalización del aborto fue creada para resolver un problema, pues no fue efectiva ni eficaz, y, peor, está causando mucho daño. El sistema internacional de derechos humanos ha afirmado insistentemente que es necesario descriminalizar el aborto porque es incompatible con el acceso a la salud y a los derechos de la mujer.

La Constitución boliviana, por la voluntad del pueblo, afirma que los tratados internacionales de derechos humanos están adoptados en un mismo rango constitucional, pero con una observación: los tratados internacionales tienen preferencia incluso con relación a las normas cuando garantizan más derechos humanos. Entonces, es necesario seguir la Constitución y descriminalizar el aborto. Esto no significa abandonar la protección de la vida; hay otras formas de protegerla, es necesario hacerlo, pero no es necesario criminalizar para ello.

— ¿Cómo evalúa el Código Niño, Niña, Adolescente? Es otro candado para la despenalización.

— Éste no es un problema. El Pacto Interamericano de San José afirma también que la vida debe ser protegida desde la concepción, no hay duda, pero no hay necesidad de proteger con la criminalización.

— En el caso de esta Sentencia Constitucional 206, ¿hay distorsiones?

— No pienso que sea así, para mí, personalmente, debería ser totalmente descriminalizado. Podríamos discutir sobre el aborto causado por terceras personas, sin la voluntad de la mujer embarazada, eso es posible que se deba criminalizar. Pero cuando el aborto es practicado con el consentimiento de la mujer debería estar totalmente descriminalizado; en ese paso no hubo un avance en la decisión del Tribunal. Aunque tenemos que reconocer que el avance fue en el sentido de retirar del Código Penal las trabas a la realización material del derecho al aborto legal. Éste fue, sí, un paso importante. Segundo, el Tribunal también afirmó la proporcionalidad, la necesidad de asegurar la vida de las mujeres; también dijo que es posible la despenalización del aborto: por tanto, hubo avance, no como yo desearía, pero hubo.

Tenemos que interpretar esta decisión de acuerdo con los principios y normas de los derechos humanos, como está escrito en la Constitución boliviana, que dice expresamente que las normas internacionales tienen prevalencia con relación a las normas constitucionales y deben orientar su interpretación. Por tanto, es posible la despenalización y es necesaria e imprescindible si nosotros queremos salvar la vida de las mujeres y proteger sus derechos.

— La sentencia es una avance, entonces.

— Sin duda, posibilita que la sociedad boliviana conquiste nuevos avances. Tenemos que trabajar mucho por eso. Porque en tanto no llegamos a la despenalización las mujeres siguen muriendo. Tercera vez que estoy en Bolivia, observo que hay un avance, creo que es posible, soy optimista. Espero que la sociedad boliviana tenga esta conciencia: seguir con sus avances y conquistas no para proteger a las mujeres, porque no necesitan de protección, pero sí para garantizar sus derechos. En esta lucha estamos todos juntos, hombres y mujeres.

— ¿Cómo ve el momento actual en Bolivia el clima político para la despenalización?

— Este momento, esta decisión del Tribunal demuestra que es posible avanzar. La sociedad boliviana va a permitir este avance.

— Usted es un juez, ¿cómo se llega a involucrar con el aborto?

— Estoy en la presidencia de una Sala Judicial que juzga crimen contra la vida. En 1995 recibí un pedido de una mujer que estaba con un embarazo de un feto anencefálico y pleiteó un aborto. No había la posibilidad legal de este aborto. Entonces en aquel momento, 1995, hace 30 años, mi decisión fue autorizar a esta mujer a interrumpir su embarazo con un fundamento basado en la concepción del crimen en el sistema judicial: como no hay culpabilidad, no hay crimen; ésa fue mi decisión y fue la primera vez que un juez en Brasil falló en ese sentido; después vinieron otros. Años después, en 2013, el Supremo Tribunal Federal afirmó exactamente lo mismo, que no hay crimen cuando hay una interrupción del embarazo de un feto anencefálico. Así me acerqué al problema y empecé a entender el drama que las mujeres viven. Empecé a estudiar las cuestiones de género, de ideología patriarcal y percibí el sufrimiento de las mujeres, con atraso sí.

— Hay que decirlo, no es así para todas las mujeres.

— En Brasil como en Bolivia había aborto no criminalizado, pero no se lo garantizaba materialmente y las mujeres no tenían acceso a realizar ese aborto en los hospitales públicos. Ahora, bien, estamos hablando de mujeres pobres, ése es el problema, y en Bolivia también, porque las mujeres que tienen condiciones hacen el aborto cuando quieren y con toda la seguridad, éste es el problema. Toda la discusión del aborto es un problema de ideología patriarcal, pero principalmente de pobreza. Si las mujeres tuvieran acceso a medios anticonceptivos y educación sexual, sería más fácil; y si estuvieran empoderadas económica y políticamente sería más fácil aún, pero no es así. La penalización del aborto es el control de las mujeres, de su sexualidad. ¿Qué es eso? Es un equívoco decir que la criminalización del aborto existe para proteger la vida de los fetos, no es verdad, porque si es verdad entonces fue un fracaso ya que las mujeres ricas o pobres hacen abortos. Si la intención fue proteger la vida de los fetos es un fracaso, pero si la penalización tiene el objetivo de controlar la sexualidad femenina entonces ha sido exitosa en su objetivo y con eso no podemos estar de acuerdo.

— Entonces, ¿no ha servido para nada bueno?

— Para nada bueno: no garantiza que no haya abortos y causa prejuicios inmensos para las mujeres ante la sociedad. Entonces, ¿por qué mantener la criminalización? Vamos a descriminalizar e invertir en políticas públicas para proteger el embarazo y al feto, es más simple, por qué insistir en esta medida que está matando a las mujeres.

— ¿Conoce casos de sentencias penales por haber abortado?

— Claro, existen mujeres que van a la cárcel por abortar. Entonces, pasaron por el riesgo de la muerte, de las terribles consecuencias a su salud y fueron hechas presas; ¿qué sentido hay en eso? Además, aunque no hubiese una sola mujer en la cárcel por abortar, en una especie de ilegalidad consentida, igualmente la criminalización es como una espada de Damocles, una amenaza constante contra las mujeres, se las excluye al acceso a la salud, ése es el problema. El objetivo es el control de las mujeres, lo que tiene por consecuencia al aborto inseguro.

— ¿Cuál es el siguiente paso hacia la despenalización?

— Un paso legislativo sería hacer un proyecto para cambiar esa condición legal, pero hay algo extremamente importante que es la implantación de los servicios de aborto legal, porque de nada sirve tener la ley y los pactos internacionales de derechos humanos si no hay una aplicación material de esas leyes.

— ¿Cuáles son los mitos del aborto?

— Éste es uno: la mujer que realiza un aborto sufre por toda su vida con trauma postaborto. No es verdad.

— Se pretende sembrar la culpa.

— Sí, como si toda su vida será de culpa, no es verdad. Afirmo esto porque en Brasil hay servicios de aborto legal hace más de 15 años y uno de los servicios hizo una encuesta con centenas de mujeres que lo practicaron la cual desmiente esto. Ninguna de esas mujeres dijo que estaba feliz, no, pero todas ellas harían nuevamente el aborto por las situaciones particulares del momento en que lo hicieron. Después de esa asistencia pasaron a conocer mejor su cuerpo y derechos, pasaron a trabajar mejor con la anticoncepción.

— ¿Otro mito?

— El que dice que cuando se despenalice habrá un mar de abortos. Eso es una locura. Hay estudios que demuestran que sucede lo contrario. En todos los países en que el aborto fue descriminalizado las tazas de aborto disminuyen, en todos. En Italia, Francia, Rumania, Alemania, Portugal, Uruguay, en todos estos países siempre que se garantiza una asistencia completa a su salud, a sus derechos, la tasa disminuye y se cierra la mortalidad materna por aborto. ¿No es eso lo que queremos, que las mujeres paren de morir? Eso es lo que puede traer la despenalización a la sociedad boliviana, disminuir la tasa de abortos y posibilitar la asistencia de las mujeres y cerrar la muerte de mujeres por aborto.

— Se evita el segundo aborto.

— Evitas un segundo aborto porque la mujer atendida pasa a tener conciencia de su cuerpo y sus derechos sexuales, y no hace un segundo aborto. ¿Cuántas mujeres hacen ahora un primero, segundo, tercero?

— Otro mito…

— Hay un mito que precisa ser dicho, que los hombres no practican aborto. Es mentira, lo practican, cuando abandonan a sus compañeras, embarazadas. Nadie habla sobre este aborto, no se castiga, no se censura, no se reprueba con la intensidad que se censura a las mujeres. La mujer queda embarazada y tiene que soportar el embarazo; si opta por una interrupción, tiene que soportar el riesgo de la muerte o las consecuencias, la penalización, ¿y el hombre que abandona? Ése es un aborto que tiene que ser enfrentado. La sociedad necesita cambiar esta ideología, cambiar esta forma de dominación de las mujeres, las mujeres no pueden seguir soportando esta carga.

Perfil

Nombre: José Henrique Rodríguez Torres

Nació: Brasil, enero de 1959

Cargo: Juez en tribunal de crímenes contra la vida

Vida

Profesor de Derecho Penal de la Universidad de Campinas. Es miembro de la Asociación de Jueces por la Democracia.

Trabaja sobre el tema de la objeción de conciencia en el caso de las prácticas de aborto seguro en los casos permitidos por las leyes latinoamericanas.

Es docente en la Universidad Católica de Campinas, Juez de la Escuela Paulista de la Magistratura, Asistente Jurídico de Legislación Brasileña,  Asesor de la Federación Brasileña de la Sociedad de Ginecología y Obstetricia y miembro del grupo de estudios sobre derechos sexuales de la Federación Brasileña de la Sociedad de Ginecología y Obstetricia.