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Jenny Cárdenas: ‘El bolero le permite al pueblo ser interlocutor del Estado’

Cárdenas explica las relaciones y sentidos existentes entre historia, boleros de caballería y política. Concluye que el bolero permite al pueblo interpelar al Estado y a los gobiernos.

— ¿Cuándo se inicia la relación historia-bolero de caballería?

— El siglo XIX es central para la definición de nuestros países. A finales del XVIII comienza la expresión de un pensamiento que cuestiona las políticas y se expresa en los periódicos. Por ejemplo, en El Mercurio peruano tienes un pensamiento que reflexiona sobre su propia sociedad. Eso es muy interesante en cuanto a la música, de los yaravís, que eran un género prehispánico.

— De los que no conocemos la música sino el texto.

— Pero tenemos una idea por las letras y las descripciones. Tienen un carácter intimista siempre ligado al dolor. Eso se expresa públicamente en el periódico de las élites en una discusión en El Mercurio, emergiendo un espacio en que se expresa lo indígena. La disquisición es sobre el yaraví, su defensor dice que no debe haber otra expresión musical más sublime de la melancolía. El que retruca es otro amante de la música, pero que cree que para eso (expresión sublime) está Pergolesi (Giovanni Battista).

— Clasicismo.

— Muy interesante. La discusión muestra que un género relacionado con lo indígena era querido por las élites. Ya hay entonces una maduración para hacer suya una expresión musical probablemente marginal en la época de Guamán Poma (siglo XVII). Al llegar la Independencia ya se encuentra una madurez de formas musicales propias del país. En 1845, cuando se inaugura el Teatro Municipal, se saluda el tercer año de la Batalla de Ingavi, y se estrena la canción nacional (luego Himno Nacional) y las bandas tocan cuecas y bailecitos. En esa inauguración también se baila un bolero, éste es el dato más antiguo que he encontrado. Entonces: boleros, yaravís, cuecas y bailecitos estaban ya en 1845, expresando lo propio del país con una idea de identidad. Luego llega la Guerra del Pacífico con el yaraví (más indígena) y con el triste (género afín al yaraví pero más criollo). Ambos suman en la definición del bolero de caballería.

— Algunos yaravís resultan difíciles de ser diferenciados del bolero de caballería.

— Ésa fue la hipótesis de la investigación. Tristes, yaravís y boleros (géneros musicales) se parecen mucho, la diferencia está en un hecho lamentable en la historia: la masacre en el Loreto bajo José María Achá en 1961.

— Las matanzas de Yáñez.

— Fusilan a mucha gente. En la bibliografía aparece cuando Plácido Yáñez mata a José María Cortés, que es quien está a cargo de la tropa que contiene para no reprimir al pueblo. Cuando sale a contener, Yáñez dispara a Cortés. La bibliografía dice que Mancilla, el director de la banda, improvisa un triste que se llamó Un triste para Cortés. Ese momento es muy importante, porque el triste era cantado con guitarra y con letras de amor.

— Intimista.

— Desde ese momento se vuelve público, una denuncia de un hecho político, porque los asesinados eran políticos e intelectuales, incluido un expresidente.

— Córdova, el yerno de Belzu.

— Y otras personalidades. Entonces se vuelve un género que expresa un hecho político, denuncia de un asesinato político. Se vuelve un género que además es tocado en banda, es instrumental y no tiene texto. De haber sido intimista y en guitarra, hay un paso muy importante en que se vuelve institucional, político, instrumental y en banda.

— Además las bandas son militares.

— Posteriormente, en las retretas se menciona que se tocan yaravís, normalmente el repertorio era operático, oberturas, aunque se tocaba música boliviana, si bien no aparecía en los programas, sino en los comentarios. Todo eso tiene que ver con los prejuicios.

— ¿Coloniales?

— Más que la colonización, con una percepción de lo superior en términos de música y lo popular. Sin embargo, también la gente de la élite componía yaravís. Es muy compleja la sociedad, no puede ser leída como los que solo tocan oberturas y los que no.

— Desde la matanza de Yáñez, ¿qué otras vinculaciones hay del bolero con hechos políticos?

— Va a seguir. Lo bueno es justamente esa hipótesis que hice y te diste cuenta cuando escuchas un triste y parece que estás escuchando un bolero de caballería. El asunto es cómo comprobar que un yaraví se fusiona con un bolero. Tuve la suerte de encontrar una partitura de un yaraví-bolero de caballería de la Guerra del Pacífico que su letra dice: “Yo recuerdo que mis padres / con denuedo singular / defendieron con su sangre / nuestro rico Litoral”.

— Siempre octosílabos.

— Sí, por la forma. Es un yaraví-bolero, con letra, entonces esa fusión existió de hecho. Ese bolero que aparece publicado a inicios de un cambio de siglo está hablando de un hecho histórico, la Guerra del Pacífico, pero también está mencionando una visión desde la posición del compositor de reclamar al Estado: es un reclamo, una denuncia, una manera de presentar a una sociedad civil que había participado en la guerra y que ofreció su vida. No está grabado, pero haré un disco de los inéditos. Lo interesante es cómo se vincula con la Guerra del Pacífico, de donde los soldados retornaron tocando boleros de caballería. Ahora el bolero estuvo en toda Latinoamérica.

— El español, no de caballería.

— El español.

— El de caballería es estrictamente boliviano.

— Estrictamente boliviano, y es también lo importante del género, cómo enraíza en un país, en sus tradiciones y eventos institucionales como las guerras. Hoy, cuando pasa la caballería tocan boleros. Cuando llega la Guerra del Acre, ya se utiliza para despedir a los soldados que van al frente. Encontré una cita que dice “y el pueblo todo acompañó al Ministro de Guerra (Ismael Montes) que salía hasta El Alto tocando un triste bolero”. Entonces está todo el pueblo caminando, ellos a caballo y las bandas tocando boleros de caballería despidiéndolos al Acre. El arraigo con las guerras que comienza en el Pacífico, en la Guerra del Acre, es un hecho. Luego en la Guerra del Chaco se ancla en la memoria. Pero se graba a inicios del siglo XX, en los 50 entran al Ejército.

— ¿Penetra a partir de ahí en el Ejército?, hay músicos militares en los 20, de hecho las mayores glorias militares de las Fuerzas Armadas son más musicales que bélicas…

— Estoy de acuerdo completamente. Pero también había militares asimilados, no de carrera.

— La Escuela de Música del Colegio Militar…

— Es fundamental. Los músicos eran excelentes en esa época, sin embargo también hubo músicos civiles. El Ejército los contrataba para que enseñen en la Escuela de Música, por ejemplo Francisco Suárez es asimilado militar, no es de carrera.

— ¿Adrián Patiño?

— También es asimilado, entró muy joven a la carrera musical.

— ¿Albornoz?

— Civil, pero ha dirigido también bandas militares. Entonces estaban entre lo militar y lo civil, pero todos cultos. He recuperado 120 partituras de boleros, de las cuales 30 son compuestas para banda militar. El bolero ha acompañado la Guerra del Chaco. Luego, aparece la radio, entonces hay acceso a la discografía y el bolero se empieza a escuchar y las bandas a reproducirlo en las minas. Filemón Escóbar recuerda que en Siglo XX los mineros tenían su banda y tocaban boleros. La lucha política, enfrentamiento con el gobierno o con la empresa, muerte por silicosis, muerte por accidente, la banda tocaba boleros de caballería.

— ¿Y los rituales de muerte de sectores populares?

— Se ha vuelto un artefacto de los rituales de la muerte desde que se graba después de los registros de discos de 78 rpm (revoluciones por minuto). Pero el año 1967, en el gobierno de Ovando Candia, su ministro de Defensa, el general Hugo Suárez, ordena que se haga un disco con boleros de caballería y se hacen los cuatro temas del Terremoto de Sipe Sipe, y Despedida de Tarija.

— Los institucionales…

— Cierto, y al otro lado se graban himnos. En la tapa está la Caballería del Colegio Militar.

— Forma canon.

— Una grabación emblemática y fundamental. Ese disco pasa a las radios y pone al bolero como cortina para las notas necrológicas. Donato Ayma dice que también se pasan en las radios en aymara. Entonces hay una transferencia, desde la utilización del bolero para acompañar los rituales de entierros y de acompañamiento, no el velorio, sino durante el traslado de la personalidad de Estado, combatiente o héroe de la patria adonde será enterrada. Ese ritual se pasa a las radios y de ahí va siendo reapropiado por sectores populares. Eso lleva a pensar en la Guerra del Chaco. Estos señores que están siendo enterrados no solo son las personalidades de Estado, también hay héroes-soldado, sacrificados por la patria, se les suma esa lectura simbólica. En la religiosidad popular, acompañar la procesión de Viernes Santo con boleros de caballería es también interesante: éste es un muerto sagrado y héroe. Todas estas significaciones se suman y se reapropian. Entonces las juntas vecinales lo empiezan a poner cuando tienen situaciones de emergencia. En las minas se asocian a la confrontación política. Los maestros cuando tienen convocatoria de emergencia también lo usan y la COB también.

— Se desvincula de la muerte.

— Y se vincula a la lucha política.

— Con lo serio.

— Con algo que puede suponer vida o muerte.

— Volviendo al Viernes Santo, con el discurso actual a nombre de laicismo y descolonización se prohibió a los militares tocar boleros en actos católicos, siendo, como dice Guillermo Mariaca, que el bolero es una de las expresiones más importantes de Bolivia para el mundo. Un autosabotaje…

— Eso te muestra la superficialidad del tratamiento de las cosas más importantes de nuestro país por parte de gente que realmente no ha sabido nunca lo que es este país, discúlpame, yo lo digo así. A mí me parece una barbaridad que se comete y si se lo hace con la música… imagínate lo que se hace con la destrucción que ha supuesto a las organizaciones políticas del campo, los ayllus y los rituales que sobrevivieron tantos siglos. Se está destruyendo todo eso, barrido por una práctica folklórica. Es una lectura atrabiliaria.

— El bolero se carga mucho de sentidos.

— Esas lecturas de significación (sacrificio, muerte, héroe patrio) están en el hecho de que en octubre de 2003 se haya tocado tanto bolero de caballería, naturalmente por los muertos, pero por otra parte el que lo pongan en los eventos cuando hay asambleas o confrontaciones políticas o por ejemplo los vendedores de la Navidad que no tienen dónde vender y ponen un cajón y un bolero y paran el tráfico, es una manera de visibilizarse; el bolero de caballería le permite al pueblo boliviano ser un interlocutor con la más grande validez ante los gobiernos a los que le exige una respuesta y resultados, soluciones, es como decirle al Gobierno: “Nosotros hemos ido a sus guerras, les hemos servido, en el sentido del servicio militar al que todos los hijos del pueblo van, nosotros les servimos porque producimos lo que ustedes comen en el mercado, nuestras mujeres y nosotros hacemos posible este país, por lo tanto los interpelamos”, con una música que es institucional, tocada principalmente por bandas militares para presidentes, “nosotros también tenemos derecho a eso, y cuando lo ponemos es para hacernos visibles y no nos pueden tocar”.

Mucha gente que entrevisté en El Alto considera al bolero de caballería más importante que el Himno Nacional. En una situación de emergencia si se toca el Himno Nacional, no te matan así no más; igual con el bolero: estás apelando, interpelando la sensibilidad, es un código muy íntimo. Es una expresión que nos permite comunicarnos desde las distintas clases sociales, desde los distintos sectores.

Perfil

Nombre: Jenny Cárdenas Villanueva

Profesión: Música, socióloga.

Carrera

La socióloga Jenny Cárdenas tiene un doctorado en Antropología Social. Investiga la música en la sociedad y la política. Su última investigación aborda el género del bolero de caballería. Dará un concierto en el que se grabarán algunos de estos boleros inéditos (Iglesia Luterana, Sánchez-Lima, esq. Rosendo Gutiérrez) el 7 y 8 de abril.