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Adversario de la ‘sociedad abigarrada’

El proceso de formación de toda sociedad está presidido indudablemente por el surgimiento de ideas políticas peculiares. Bolivia no está exenta de esta aseveración. Tenemos al pensador René Zavaleta Mercado, que nos proporciona material amplio para el análisis. Pero no se ha ensayado aún un examen exhaustivo y desapasionado sobre el legado de este pensador.

René Zavaleta Mercado nació en Oruro en 1937 y murió en México en 1984, a la edad de 47 años de intensa vida, sobre todo en tres campos: la política, la docencia y el pensamiento. Es considerado uno de los exponentes más lúcidos de la historia de las ideas en Bolivia. El periodista Fernando Molina asevera: “Dos poderosas corrientes antiliberales atraviesan y moldean la historia de Bolivia: el nacionalismo y el marxismo. En ambas no hay nadie más destacado e influyente que René Zavaleta. Hasta hoy la izquierda boliviana se divide según el hincapié que hace en los aspectos nacionalistas o, al contrario, marxistas de su ideología. Y ambas facciones se inspiran en Zavaleta, solo que tomando, cada una, un momento diferente de su producción intelectual, citándolo de distintas maneras”.

En su etapa marxista, Zavaleta experimentó las concepciones muy expandidas en las sociedades latinoamericanas de ese tiempo, como lo fue la Teoría de la Dependencia, de la cual sus máximos exponentes fueron Fernando Henrique Cardoso, Teothonio dos Santos y Raúl Prebisch. Esta teoría consideraba de forma implícita pero firme que la historia es un proceso lineal ascendente, que la naturaleza es la base y cantera sin derechos propios para los fines humanos y que la actividad social bien dirigida denota una inclinación inocultable al dinamismo, al crecimiento y al éxito. Entre sus principales premisas advertía como algo negativo la “heterogeneidad estructural”; postularon nivelar los estilos de vida, brindar a todos los “beneficios” de la cultura urbana, de equiparar los ingresos, la educación y las pautas de comportamiento y superar las diferentes tradiciones liberal-burguesas desarrolladas a lo largo de complejos procesos históricos.

Bajo estas condiciones políticas e ideológicas, René Zavaleta Mercado fue muy fiel a su época y a su contexto. En la década de los ochenta, este pensador se presentó como modernizador. En su ensayo Forma clase y forma multitud (1983) aseveró: “En tal sentido, el Tío o la Virgen del Socavón difícilmente servirán en algo para explicar, por ejemplo, lo que fue la Asamblea Popular como objeto ideal de la política y como recuerdo del atraso obrero”. René Zavaleta concebía como algo contradictorio a la modernidad, la tradición y la heterogeneidad social en Bolivia. En su estudio titulado Lo nacional popular en Bolivia (1986), en el capítulo referido a la Querella del excedente mencionó: “Se puede sin duda considerar como algo inmediatamente falso el que se piense en una sociedad capitalista como algo más complejo, de hecho, que una sociedad precapitalista. Es cierto que el capitalismo multiplica el tiempo social, pero no lo es menos que torna homogénea (estandarizada) a la sociedad. Al fin y al cabo, las clases nacionales, la propia nación, las grandes unidades sociales relativamente uniformes son propias del capitalismo y, en este sentido, cualquier sociedad atrasada es más abigarrada y compleja que una sociedad capitalista”.

Hoy en día hay una fuerte revalorización de este pensador. Muchos intelectuales se preocupan por hacer estudios acerca del legado prolífico de Zavaleta, lo cual es algo saludable para la historia de las ideas en Bolivia. Pero, como acertadamente señaló Fernando Molina: “Muchos ensayos interpretativos se escribieron desde dentro de la misma esfera intelectual en la que se movía el propio Zavaleta, en acuerdo con la mayor parte de sus principios políticos y su metodología de interpretación histórica”.

René Zavaleta Mercado es sin duda uno de los pensadores más representativos del siglo XX en Bolivia, pero creer que este autor es un profeta que hay que seguir ciegamente es algo equivocado. Curiosamente muchos intelectuales utilizan solamente frases zavaletianas para tratar de explicar la Bolivia de principios del siglo XXI, forzando el sentido de la teoría de Zavaleta, que, por supuesto, estaba y está anclada en un contexto histórico que ya no es el nuestro. Basándome en el postulado que entrevió Zavaleta sobre la sociedad abigarrada como factor de atraso y ser algo sumamente negativo en su época la heterogeneidad social, no es compatible con la visión actual de algunos intelectuales del Movimiento Al Socialismo (MAS).

Los postulados de René Zavaleta Mercado son reinterpretados contrariamente a su esencia por la nueva retórica del poder. Esta identificación del poder ahora se denomina Estado Plurinacional. Esto debería de llamar la atención de los cientistas sociales. La actual y vanagloriada defensa de lo plurinacional tiene una función instrumental por mantenerse en el poder. Hay que reconocer que la pluralidad, la diversidad, como aspectos positivos no son éxito, ni privilegio, ni invento del actual régimen del MAS, sino que se han dado en muy diferentes contextos que han visto en ellas algo positivo. Tal es el caso del contexto conservador de la Antigüedad clásica y la Edad Media; el contexto liberal, como la Europa del siglo XIX, y el ejemplo más claro es el Imperio Austro-húngaro; en el contexto Asiático actual, el caso más interesante es la India. Los tres ejemplos clásicos mencionados siempre fueron criticados severamente por los marxistas de todas las líneas.

Como escribió Jorge Luis Borges: “A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: La juzgo tan eterna como el agua y el viento”. Lo originario, lo autóctono, lo plurinacional, la justicia comunitaria y los preceptos éticos de cultura aymara (ama súa, ama llulla, ama quella) no son reivindicaciones de larga data, sino son postulados ideológicos de escasos años, y prueba de esto es el legado de uno de nuestros hombres más preclaros de nuestra historia de las ideas: René Zavaleta Mercado.