Aló, capitán!, ¿me escucha?”. “¡Diga nomás, señor ministro Tito Montaño, le escucho!”. “Ah, bueno, ¿sabe cuándo viene nuestro coche para llevarnos al ministerio?”. “No sabría decirle, señor ministro, hace rato ya he llamado, nos tiene que recoger de aquí, de la puerta del Palacio, ¡donde estamos parados usted y yo…!”.