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Aparece en un chat, pero jura que nunca la vio

Sin sospechar qué más podría hacer la mujer comentada en este año, Gabriela Zapata salió en defensa y arremetió contra el Ministro de la Presidencia con un chat de matices amorosos. ¿Se habrá imaginado Juan Ramón Quintana que se lo involucraría de esta manera en este escándalo que tiene otra directriz? Por ahora, jura una y otra vez que no la vio ni la conoce siquiera.

Por lo serio del caso, los aludidos tomaron acciones investigativas (el Presidente sugirió que actué el Legislativo y la Contraloría) para desvirtuar el supuesto tráfico de influencias que involucra a la firma china CAMC con la administración de Evo Morales. A la par, la Fiscalía inició su investigación contra la expareja del Mandatario a denuncia del propio ministro Quintana.

Pero sucede que cuando se insta a tomar el hilo conductor del fondo de la investigación, la información toma otro giro; aquel que nos alimenta el morbo inscrito bajo un guión de telenovela. 

¿Qué tan involucrado está el ministro en este caso?, las fotocopias que reveló el abogado de Zapata, Eduardo León, suponen que ella no estaba alejada de las esferas del Gobierno. Los opositores concluyen que la autoridad participó en el tráfico de influencias.

Solo una conversación de chat que en lo supuesto sostuvo Quintana con Zapata por whatsapp fue motivo para enredar los cabos y, se podría decir, “tan íntimos amigos habían sido”, que Zapata se despide de él con “Adiós mi Rey”.  Con la seguridad que lo caracteriza al ministro, él calificó de calumnias esas conversaciones autorizadas por la misma Zapata.

En el desmentido, Quintana aseguró primero que no tuvo ninguna relación con Zapata, luego dijo que nunca la vio ni la conoce, pero en su lógica aseveró en una oportunidad que en un hipotético (tal vez) caso que habría tenido alguna relación amorosa, la autoridad pregunta, ¿cómo se puede explicar que inicie una querella penal en contra de la exfuncionaria de CAMC? Se avizora una guerra de verdades porque Zapata anunció nuevas revelaciones.

La seguridad del ministro es propia del hombre cuya honorabilidad fue dañada y está convencido de su verdad, es más, se sometió a investigación porque declaró y entregó su teléfono celular a la Fiscalía para desvirtuar las conversaciones, por ahora niega ese vínculo; aunque siempre cuesta creer.