Rafael Puente sobre la repostulación: ‘Hay una falta de realismo político’
Rafael Puente. Como autoridad de Migración, Puente experimentó la tensión entre la visión progresista del Estado y la prebendal. “Una dirigente de Santa Cruz, quechua ella, cuando discutíamos quién sería nombrado director en ese departamento y ella postulaba a cierto dirigente, dijo: ‘el compañero fulano tiene derecho de recuperar la plata que gastó en la campaña electoral’. Cuando un cargo en el Estado no es para recuperar dinero, es para transformar el Estado colonial”, recuerda.
El 16 de octubre, el presidente Evo Morales finalmente convocó al MAS a su noveno congreso nacional, el 15, 16 y 17 de diciembre de 2016, en la ciudad cruceña de Montero. Si bien el orden del día oficial es tratar la Agenda 2025, la renovación del Comité Ejecutivo y temas orgánicos, ya es inocultable que varios sectores introducirán la cuestión de la repostulación del Mandatario en las elecciones nacionales de 2019. Para Rafael Puente, uno de los antiguos militantes del proceso de cambio, aunque hoy distanciado del MAS, aquí hay una marcada falta de realismo político en buena parte del partido de gobierno.
— Acaso sea una exageración, pero ¿no será en diciembre el ‘congreso de la repostulación’?
— Muy probablemente sea así; aunque hubo voces significativas y autorizadas de gente del Gobierno y del MAS que dijeron lo contrario hace un tiempo, que se va a respetar el referéndum (del 21 de febrero de 2016) y que no se vuelve a tocar el caso hasta 2018. Pero evidentemente este congreso, por lo que proclaman algunos dirigentes, especialmente los cocaleros, inevitablemente aterrizará en el tema. Personalmente me parece poco prometedor y poco satisfactorio, en la medida en que está mostrando una notable falta de realismo político; el referéndum de febrero ocurrió y tiene un valor legal y constitucional.
Recurren al argumento de que ese referéndum fue definido o fue resultado de lo que llaman el “cártel de la mentira”, como si la población hubiera votado solo por la información que salió en torno a Gabriela Zapata; y olvidan otros temas que no se han resuelto, como es el caso del Fondioc (Fondo Indígena), o el absurdo ataque a la Alcaldía de El Alto, que influyó mucho y del que no se volvió a hablar. A mí lo que me extraña es que no estén teniendo en cuenta los sondeos de opinión, que no son definitivos ni sacrosantos, ni infalibles, pero que no dejan de ser un indicador de lo que puede pasar; y esos indicadores muestran que según pasa el tiempo y se van acumulando lo que yo considero errores políticos del Gobierno y del MAS, que como partido se equivoca más que el Gobierno, están provocando el descenso del apoyo mayoritario, que no deja de ser tal, pero que ya no es aplanador. Son síntomas que podrían llevarles a ser moderados y buscar otras salidas que no sea forzar la Constitución.
— Habría cien resoluciones de organizaciones pidiendo tratar la repostulación y, como usted dice, la firme convicción de que el 21 se perdió por una mentira. Pero ¿será solo eso, no habrá otro componente más?
— Bueno, tiene el componente de que no saben qué otra solución puede haber; hasta ahora la figura de Evo ha sido tan absolutamente única e insustituible, que cuando sale el resultado del 21 de febrero, que para ellos fue totalmente sorprendente, no tienen ninguna opción a la vista; la única que se ha mencionado es la de David Choquehuanca, que ciertamente no es garantía de éxito. Personalmente yo aprecio mucho a David, pero no creo que tenga las condiciones personales y políticas para convencer a la población global del país. David no tiene ninguna otra idea, y efectivamente no la hay. Si a mí me dijeran qué propones, yo no tendría nada que proponer.
— Ese es el tema, la cuestión de los liderazgos; si hay la posibilidad de que en el MAS se desarrollen sustitutos de Evo. ¿Este carácter de “gobierno de los movimientos sociales”, cree que es más potencialidad o más freno?
— Hubiera sido una potencialidad que expresamente se ha desaprovechado. Yo diría que es el punto más flaco que explica todos los problemas existentes en este momento en el país y en el Gobierno, problema más flaco porque yo me siento exculpado a tiempo; en 2000, faltando cinco años para su elección, yo le formulé a Evo que el tema central del que había que preocuparse era de la formación política de la gente del MAS, y él dijo “sí de acuerdo, te voy a explotar”, pero no hubo ningún interés ni seriedad por buscar la formación política. Entonces, cuando Evo gana en 2005 se encuentra con una masa de militantes y dirigentes con formación política en gran medida inexistente o en todo caso por lo menos insuficiente, mucho más a la hora de enfrentar el reto de cambiar el país. Eso empieza a marcar el Gobierno de manera negativa y varias veces he dicho que eso explica muchos problemas que hubo desde el primer momento. Al principio parecía que era un problema de inexperiencia, que se iba a resolver, pero para mí el primer problema de todos es la concepción de lo que es el Estado.
— ¿Saber lo que es el Estado?
— La gran mayoría de quienes accedían al aparato del Estado no lo hacían con una comprensión cabal de lo que es, y mucho menos de lo que es cambiar el Estado, sino que se movían en base al viejo concepto del Estado patrimonial. El Estado es un patrimonio de todos, y hasta ahora unos cuantos lo han usurpado, han dejado a muchos afuera, y por tanto: “cuando accedo al Estado no es para transformarlo, es para cobrar mi parte de la herencia de ese patrimonio”; una visión insuficiente y pobre de lo que es el Estado. Y cuando ya estás ahí, te das cuenta de que es muy fácil cobrar la herencia de otros…
— ¿Todo esto no tiene que ver con la democracia en las organizaciones sociales, que la existencia de gente proba o preparada también se relaciona con la democracia interna de las organizaciones?
— Puede ser, porque una cosa va unida a la otra. La democracia en las organizaciones para ser eficaz tendría que estar marcada por una formación política coherente al respecto; al faltar esta última la concepción de la democracia al interior de las organizaciones, la concepción del papel de las organizaciones y de quién puede o conviene que sea su dirigente, se pierde. Una cosa va con la otra. Es evidente que la democracia se ha perdido, no hay la comprensión de que la democracia requiere diálogo, crítica, análisis de lo que ha pasado y de lo que puede pasar. Entonces, ahí el papel de los dirigentes se va convirtiendo en el papel de personas intocables, de manera poco satisfactoria.
— ¿De nuevo el tema de que el MAS no se ha hecho partido?
— Hemos sido víctimas, por falta de formación y reflexión profunda, de la tradición de lo que es un partido. Quiero recordar, el año 95, en el congreso de la Confederación Única en Santa Cruz, que es cuando se funda el instrumento político (del MAS); se parte del diagnóstico de que los partidos políticos no sirven, los de derecha porque fueron nuestros enemigos, los de izquierda porque no nos entienden; con esa visión crítica, absolutamente aceptada, se decide en ese congreso crear no un partido sino lo que le llamaron un “instrumento político” para que las organizaciones, los movimientos sociales y sobre todo los pueblos indígenas puedan participar de manera directa en las elecciones; para eso se crea ese instrumento, que nace expresamente no como partido, sino como algo diferente. A mí me consta que en 2002, en un encuentro que hubo del MAS, al final de balance crítico de ese año, Evo formuló que la verdadera dirección del MAS son las dirigencias sociales y no las direcciones del partido. A pesar de esta formulación concreta y positiva, poco a poco el MAS se fue volviendo partido en el sentido más clásico de la palabra, y llega un momento en que en su forma de organizarse no tiene nada que envidiar a la UCS, al MNR o al MIR, ejemplos que siempre han sido negativos.
— El partido tradicional…
— La definición de partido que dio Lenin en su libro ¿Qué hacer?, cuando dijo que el partido es el germen del futuro Estado; y al ser esto, lleva dentro uno de los peligros y todos los rasgos negativos que tiene el Estado. El Estado por definición es acumulación de poder, y por tanto el partido que es germen del futuro Estado tiende a ser acumulación de poder, y cuando ese partido llega a hacerse cargo del Estado, entonces ya la cosa no tiene arreglo; y no hay ningún partido, que yo sepa, en el mundo entero, que al llegar al control de Estado haya sido consecuente con todos sus previos ideales, democráticos, respetuosos, humanistas, etcétera. Eso ha pasado en el MAS de manera visible, solo que muy rápido: desde que se funda y controla el Estado pasa relativamente muy poco tiempo, 10 años; muchas cosas empiezan a perderse, y todo eso tiene que ver con la formación política, con la falta de reflexión política, de la experiencia vivida en otros países, de cómo los partidos han ido degenerando en la acumulación de poder.
— Como fuere, si va a haber un nuevo referéndum para posibilitar la repostulación, en últimas el MAS nuevamente se va a poner en manos del electorado. ¿No será que le va peor?
— Exactamente, eso es lo que a mí me extraña, que no haya realismo suficiente para darse cuenta de que lo que pasó en febrero se va a agravar en un nuevo referéndum, a no ser que encuentren el pretexto para un cambio constitucional que a la mayor parte del país le convenza; parece que por ahí va la idea de convocar el referéndum sobre el pacto fiscal, pero con la concepción que tiene el gobierno del régimen autonómico, que es más centralista todavía, tendría más consecuencias negativas todavía. Y un referéndum para la repostulación del Presidente directamente es inconstitucional, y ese sería incluso un escándalo de orden internacional. Ahora no niego que no existe ninguna otra alternativa de posible candidato presidencial, que podamos decir “ese es mejor que Evo”, ni en la oposición ni en el MAS; pero ese es otro tema. El tema de fondo es que hay que respetar la Constitución y el referéndum.
— Pero ciertamente no quedarían muchas alternativas…
— Por aprecio al Evo, por el papel que jugó, por la valoración de su primera presidencia —yo sigo diciendo que el primer gobierno de Evo fue el mejor de la historia de Bolivia—, pero precisamente lo que necesitamos es que ese Presidente no se eternice en el poder sino que baje a la realidad, baje a las bases, se pare cinco años otra vez viviendo en su casa, yendo a comprar pan, entendiendo lo que es la vida normal y corriente y hablando con la gente desde abajo, y no desde arriba, para que recupere lo que es la conciencia de la realidad del país.
— La alternancia o lo rotativo del cargo presidencial.
— Otra cosa que ocurre y que es inevitable tal como están planteadas las cosas en Bolivia, es el fenómeno inevitable que encuentra un presidente así, que llega mucho tiempo al poder y más con una personalidad tan fuerte como la de Evo; es el llunkerío del que está rodeado; todos practican un llunkerío incondicional, con pocas excepciones. Entonces, Evo cree que dialoga permanentemente con la sociedad, de hecho, hace el esfuerzo para hacerlo, se reúne en todas partes en todo el país, ningún presidente ha estado tan presente; él cree que se está relacionando con la sociedad, pero no es verdad, porque la gente con la que habla no le dice lo que piensa, le dice lo que calcula que (Evo) quiere escuchar y, por tanto, todo el tiempo está hablando consigo mismo y eso no es enriquecedor. Para seguir dirigiendo un país, se necesita bajar a las bases, oír a la gente que le digan en verdad lo que piensan. Un ejemplo (de ese llunkerío) fue el gasolinazo: Evo consultó a los dirigentes, y todos le dijeron que estaba bien, que “todo lo que tú digas la gente va a estar de acuerdo”. Saca el decreto y resulta que la gente no estuvo de acuerdo y tiene que dar marcha atrás; esto porque los dirigentes no fueron capaces de decirle “es un grave error”; y esto cada vez está peor, el llunkerío cada vez es más inmenso, interminable. Y esa es la razón por la cual es conveniente que un cargo de tanta importancia como es la presidencia sea nomás rotativo, porque en la medida en que uno se eterniza en ese cargo, se aleja de la realidad y ocurre lo que está ocurriendo.
— ¿Cree que haya algún cambio en este mes y medio, hasta el congreso del MAS…?
— Es posible, por supuesto, es deseable, pero no veo perspectivas de que se haga en serio; todo lo que más bien vemos es lo contrario, la falta de realismo, la repetición unánime y permanente de las alabanzas al jefe y por ese lado no vamos a avanzar mucho; y la oposición, con su pobreza política, mental, ideológica, colabora, porque en vez de ayudar a que se reflexione mejor las cosas, las pone peor.
Datos
Nombre: Rafael Puente Calvo
Nació: 11-06-1940, en Pairumani, Cochabamba
Cargo: Docente universitario
Perfil
Tanto en el extranjero como en Bolivia, Rafael Puente llevó a cabo estudios en Filosofía y Letras, Teología y Psicopedagogía. Desde hace 30 años vive en Tiquipaya, Cochabamba, junto a su familia.