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Óscar, compañero de lucha

Recuerdo la impresión que dejaste en Llallagua: “K’acha mozo”, al decir de la abuela. Irineo se expresó haciendo sacrificar las gallinas engordadas en un picante, consideraba que tu elección de dirigente del Sindicato de Huanuni (1961) consolidaba las posiciones revolucionarias, después de los sucesos sangrientos provocados por los reestructuradores del MNR (1959). Mi duda: ¿fue la necesidad de la sobrevivencia que te llevó a abandonar tu Oruro o la consigna partidaria que te condujo a la inserción en el seno de la clase revolucionaria? No importa, ahí estabas en tu trinchera de lucha.

A los pocos meses, la noticia de tu caída en las calles de La Paz, una granada lacrimógena había destrozado tu parietal derecho. La intolerancia de Paz Estenssoro, ante el apoyo del pueblo boliviano a la Revolución Cubana, ensangrentaba al pueblo. Tu larga recuperación no evitó que participaras en las jornadas de octubre de 1964 en Oruro, cuando el pueblo peleaba contra el régimen de Paz. Otro minero de Huanuni caía en las calles: Darío Caballero, la ira popular solo pudo ser sofocada por el golpe preventivo del Gral. Barrientos (noviembre 1964).

Tu labor de dirigente había forjado un sindicato revolucionario: la consolidación de Radio Nacional de Huanuni como expresión de sus ideales fue instrumento de cohesión del campamento, en medio de una febril actividad cultural, educativa, deportiva, etc., vida social que tejía la identidad de clase. La claridad de los planteamientos reivindicativos en los eventos nacionales y la tenacidad en la lucha contra el Plan Triangular de Comibol estuvieron entre tus aportes, pero también la búsqueda de alternativas al futuro de la Empresa. Fue gracias a la tenacidad de los trabajadores que se profundizó el Cuadro Cruz, que permitió sacar a Huanuni de las denominadas minas marginales y darle un futuro hasta hoy envidiable.

Fue contra ese movimiento sindical que Barrientos concentró sus fuerzas represivas; cargó con todo en mayo de 1965: rebaja de salarios, prohibición de sindicatos, clausura de las radios mineras, retiro general de 30.000 trabajadores, zonas militares en los campamentos mineros, prohibición de los partidos de izquierda. Cárcel, exilio, clandestinidad fueron las nuevas trincheras de lucha; la rutina de la vida se transformó en tortura, nostalgia, vela eterna, inseguridad y temor en el entorno familiar.

¿Dónde sobreviviste? Fue la interrogante de los compañeros en su encuentro en el XIII Congreso Minero de Siete Suyos (mayo 1966), la tormenta había amainado, había que aprovechar la situación para reorganizar las filas, se eligió un Comité Ejecutivo pluralista, la tendencia por el socialismo era predominante, superando a la del nacionalismo-revolucionario. Recordaba Líber (Forti) la tensión existente en las filas comunistas, tuvo que ser él que permitió que se estrecharan la mano tú y Federico Escóbar, separados por la fractura del PC. En ese momento y siempre, están por encima de las verdades ideológicas la fraternidad de los obreros.

El gobierno “democrático” de Barrientos no reconoció a la Federación de Mineros, al contrario, continuó la represión. Fuiste detenido a principios del 67, tu detención te había privado de sentir el latir del pueblo con el surgimiento de las guerrillas, del apoyo de los mineros a su acción, de su lucha por el reconocimiento de su Federación. Yo llegaba con los deportados de la Masacre de San Juan a Puerto Rico, me acogieron en la covacha de los mineros. Me ayudaste a armar mi litera, con chichío (bambú) recogido del monte. Años más tarde (1985) volveríamos a esos paisajes amazónicos.

Tu destierro era injustificable, tu detención se prolongó con un proceso judicial; junto a los del CEN eras acusado de la Masacre de San Juan. El panóptico de San Pedro se convirtió en la sede de la FSTMB, una huelga de hambre en la misma cárcel (diciembre 1968) obligó a que se dictara la Amnistía Política: el dictador se sentía seguro después de haber masacrado a los mineros y vencido a la guerrilla del Che. El alambrito de Arque lo desmentiría.

Muerto Barrientos, se abrió un espacio democrático que aprovechó el movimiento popular: la tesis socialista de Siglo XX, la Asamblea del Pueblo, la reposición de sueldos, la salida del ejército de las minas, la nacionalización del petróleo y de las minas de Matilde y Bolívar. Los abanderados e impulsores en este proceso fueron la COB y la FSTMB, ahí te distinguiste con tu verbo encendido, con la organización y movilización de tu sindicato.

Nada se pudo hacer contra la ofensiva fascista de Banzer y la doctrina de seguridad del imperio del Norte. Nuevamente la dictadura, refugiados en los campamentos mineros se pudo mantener la organización sindical, para poner en vigencia la Federación, demasiado incordio para los planes represivos. Se pretendió instrumentalizar los sindicatos al Estado nombrando a los dirigentes coordinadores, su rechazo significó su encarcelamiento. Posteriormente, cuando la protesta por el asesinato de JJ Torres, el ataque fue fulminante, intervención a las minas, cárcel y destierro a los dirigentes. Tu destino fue el sur de Chile, posteriormente pudiste ir a Venezuela.

El giro de la estrategia norteamericana y la lucha del pueblo boliviano permitieron recuperar la democracia, difícil parto, cuando los militares no renunciaban a su rol de tutor del pueblo; solo la crisis económica y el repudio internacional les doblegó. Estuviste en el resistencia, recuerdo tus instrucciones para acatar la huelga general en agosto del 81, desde la clandestinidad estuviste cerca del sindicato de Huanuni en su huelga y a la delegación minera de bases para orientar sus negociaciones, sobre la vigencia sindical. Al fin la COB salió a luz pública el 1 de mayo de 1982.

Se consolidó un sistema democrático deforme (octubre 1982), las masas que la conquistaron fueron excluidas. La crisis económica heredada de la dictadura no pudo ser superada, la mayoría se convirtió en minoría en el Congreso del 80, donde fuiste diputado (UDP), el pueblo siguió pagando el peso de la crisis. La izquierda por acción u omisión se aplazó en este periodo, provocando una crisis en el movimiento sindical.

El modelo neoliberal apuntó sus balas contra el movimiento sindical, fundamentalmente minero. La Marcha por la Vida (agosto 1986) fue la última batalla, su derrota tuvo un carácter estratégico, la masa se dispersó y la sucesión de líderes en la COB no solucionó el problema: Lechín, Reyes, López, Salas …

Fuiste candidato vicepresidencial con el Frente del Pueblo Unido (1985) y diputado elegido en alianza con el MIR aliado con Banzer (1997).

Solo el pueblo unido, organizado, movilizado nos mostró el derrotero para hundir al neoliberalismo y la democracia pactada; ¿cuánto tuvo que ver tu generación para cimentar esta memoria colectiva? Desde luego no es poco.

La Paz, 1 de marzo de 2017