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A propósito de ‘El mar dentro de nosotros’

Son importantes los libros?, ¿son importantes las ideas? Los hombres como las sociedades viven en la incertidumbre. Sin embargo, hay una tendencia natural que las mueve hacia la superación de aquella incertidumbre, necesaria para definir su desarrollo. Mientras este movimiento esté acompañado por ideas, por respuestas, por libros, el grado de incertidumbre se hace cada vez menor. El libro El mar dentro de nosotros, del prestigioso abogado internacionalista Fernando Salazar Paredes, contribuye, definitivamente, a superar esa incertidumbre en la que también estamos los bolivianos.

No se trata de una primera obra, y afortunadamente, tampoco se trata de la última, como han confirmado sus seguidores. Síntesis de la labor intelectual, de una trayectoria profesional, de una vocación consumada, el texto es la dedicación reflexiva, crítica y propositiva de uno de los principales temas que hacen al sentido común de los bolivianos: el problema del encierro geográfico-jurídico de Bolivia. Resume un pensamiento: el “pensamiento internacionalista” de Fernando Salazar Paredes. Pensamiento que necesariamente ha tenido que mutar desde sus primeros trabajos, como él mismo confiesa, pero que, sin embargo, conserva en lo esencial el compromiso intelectual con el país y con los principales problemas que postergan su desarrollo.

Inequívocamente, el título que ha servido de inspiración al libro, evoca una de las más bellas poesías que haya inspirado el mar cautivo. Dicho poema, cuya autoría corresponde al filósofo boliviano Roberto Prudencio Romecín, reza:

“Nosotros hemos hecho una especie de religión del mar; un culto nacional que da sentido a nuestra historia. A ningún país le es tan preciada la costa como al nuestro; para unos es riqueza y es poder; para el nuestro es un ideal; para otros es un jirón de tierra; para el nuestro es un jirón del alma. Pero como el mar ha dejado de estar delante de nosotros, ahora está dentro de nosotros”.

De esta forma, recupera la expresión más profunda y legítima del sentimiento colectivo de nuestro pueblo, y nos la ofrece como corolario de una obra, que a manera de legado contribuye a la doctrina internacional boliviana.

A través del análisis de diferentes aspectos de la política exterior y, con una mirada realista, pero no por ello menos apasionada, Fernando Salazar Paredes propone tres acciones concretas para superar el centenario problema: i) el establecimiento de un enclave soberano en territorio del Perú; ii) el establecimiento de un espacio o área macrorregional trinacional integrada; y, iii) una franja territorial con supremacía territorial para Bolivia.

En el primer caso, señala el autor: “Lo fundamental de la propuesta sería obtener un territorio en la costa peruana del Pacífico, a manera de enclave con soberanía, a cambio de otorgar al Perú un territorio de características similares y que sea de su interés” (Problema marítimo: Puerto “casi” soberano y la necesidad de avanzar hacia una salida soberana, pág. 117), es decir, ofrecer un enclave peruano en territorio boliviano a cambio de un enclave boliviano en territorio peruano. Bolivia retornaría a su cualidad de país del Pacífico y el Perú pasaría a ser un país de la Cuenca del Plata.

En el segundo caso, se trata de una solución trilateral en el marco de un proceso “mayor y futuro” de integración hemisférica. “En el caso del Perú, desarrollar la deprimida región del sur. En el caso de Chile, desarrollar la desértica región del norte. En el caso de Bolivia, resolver el enclaustramiento y lograr su inserción plena en el sistema internacional”. Parte de esta propuesta se encuentra en otra importante obra del autor denominada Bolivia Chile: desatando nudos. Propuesta de salida al mar para Bolivia basada en el equilibrio de intereses y una nueva racionalidad política, publicada en abril de 2006.

Por último, en cuanto a la franja territorial con supremacía territorial, la propuesta radica en la diferencia sustancial entre “soberanía territorial” y “supremacía territorial”. Respecto al primer concepto, señala que el Estado es soberano respecto de un territorio en la medida en que goza del derecho de cederlo a terceros; en cambio, el segundo concepto comprende derechos o competencias territoriales que un Estado posee respecto del territorio de un Estado extranjero. Es decir, Bolivia podría acceder, en el corto plazo, a una franja territorial con supremacía territorial, para, en el largo plazo, concretar
el objetivo final de obtener soberanía territorial. En palabras del autor: “Si el concepto de soberanía presenta problemas a Chile y Perú con relación al problema marítimo boliviano, el concepto de supremacía allana estos problemas, puesto que ni el orden jurídico interno chileno o el artículo primero del Protocolo de 1929 colisionan con el concepto de supremacía territorial” (Soberanía o Supremacía territorial, pág. 281; Posible solución al problema marítimo, pág. 357).

Es cierto que el libro en general contiene muchas reflexiones, análisis, críticas que giran alrededor de estas tres ideas-propuesta concretas de política marítima, pero no es menos cierto que en cada escrito específico es posible encontrar ideas-guías para una mejor gestión de la actual estrategia marítima boliviana.
Después de muchos años de acercamientos y negociaciones frustradas, el actual gobierno lleva una demanda contra Chile ante el más importante órgano judicial de las Naciones Unidas, demanda que de prosperar en el tiempo nos conducirá ante la más importante negociación internacional del siglo XXI.

De ahí que las ‘ideas’ contenidas en el libro y las ‘propuestas’ que acompañan esas ideas sean importantes para el actual contexto de aprendizaje, preparación y proyección de la estrategia en la futura negociación marítima.

El enclaustramiento de Bolivia es la consecuencia más funesta de la Guerra del Pacífico, por esta razón siempre será un factor de cohesión nacional y una fuente inagotable de ideas, cuya lucidez y genialidad nos acerquen cada vez, de forma inminente, a nuestro destino natural: el mar.

El mar está dentro de nosotros y esto es inmodificable. Mientras Bolivia siga enclaustrada, existirá el problema latente que afecta a Bolivia y a la región en su conjunto, pero también existirán hombres como Salazar Paredes que contribuyen a reducir esta incertidumbre y nos ofrezcan ‘ideas’ para avanzar hacia el objetivo de retornar al Pacífico.

Haciendo mías las palabras de gran Franz Kafka, un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros. Eso es lo que creo.