Tuesday 23 Apr 2024 | Actualizado a 06:52 AM

Riesgo de que cárteles enraícen sus tentáculos ocupa al Gobierno

Los emisarios de bandas brasileñas operan en lugares donde existe poca densidad poblacional o que son zonas alejadas y donde la presencia institucional del Estado es débil.

/ 14 de mayo de 2017 / 04:00

Comando Vermelho (CV) y Primer Comando de la Capital (PCC) son organizaciones criminales que ocupan la atención del Gobierno. ¿Por qué? Su participación en robos, atracos, extorsiones, secuestros, tráfico de drogas y de armas se manifiesta en el país y el riesgo de eso es que puedan enraizar sus tentáculos en territorio boliviano; las autoridades lo saben, por eso toman acciones.

Son al menos cinco hechos delictivos —uno de ellos ocurrido en 2013, otro en 2016 y cuatro en lo que va de esta gestión, en Santa Cruz y Pando— que involucran a miembros de esos dos cárteles brasileños. (Ver detalle en la infografía)

Esa presencia preocupa, admite el ministro de Gobierno, Carlos Romero, quien, sin embargo, aclara que esos hechos delictivos fueron perpetrados por emisarios y descarta que estos grupos violentos se hayan establecido para operar en la jurisdicción nacional.

Romero basa su afirmación en el hecho de que “no hay un interés estratégico directo (de estas organizaciones) de instalar una estructura en Bolivia. El país sirve para lo que se ha utilizado hasta ahora, para un territorio de tránsito”. Y eso se debe a que la nación no es precisamente productora de droga, como México o Colombia, ni hay un control sobre los mercados de comercialización, como ocurre en Brasil.

“Siempre tenemos que estar preocupados por lo siguiente: el fenómeno delictivo no tiene fronteras, por eso son delitos transnacionales; no es que vamos a estigmatizar a peruanos, brasileños o colombianos, el fenómeno delictivo es social y de mercado, se mueve en función del costo-oportunidad”, dice el ministro.

Sin referirse específicamente a Bolivia, agrega que los estados “pueden, sin querer”, brindar condiciones favorables al delito, o también generar una suerte de obstaculización del desarrollo de la actividad criminal; “a eso se llama el fenómeno del efecto globo, que significa que el delito se desplaza a los lugares donde hay menos presión o hacia los lugares donde hay un mejor costo-oportunidad”.

El exministro de Gobierno Saúl Lara coincide en que si bien estos cárteles no se han establecido en el país, como sucede en Colombia, México o Perú, su actividad en territorio boliviano es notoria y preocupante, y dice que en la medida en que no se combata al narcotráfico seguirán expandiendo sus acciones, con consecuencias para la sociedad, por la violencia que pueden ejercer, y porque, igual como sucede en esos países, pueden perforar la institucionalidad política, judicial y policial.

Y el escenario en Bolivia es propicio —complementa el analista en materia de seguridad Samuel Montaño— porque la justicia es débil, lo mismo que la estructura de la Policía Boliviana.

Las autoridades nacionales identificaron que la actuación de los emisarios del PCC y CV se focaliza en zonas donde la presencia institucional del Estado es débil, es decir, la Chiquitanía, la Amazonía o el Chaco.

Esas regiones —afirma Romero— son vulnerables a la instalación de laboratorios de cristalización de cocaína porque son extensas en territorio y con pocos habitantes. Pero, además, las ciudades intermedias como Roboré o capitales, como Cobija (Pando), donde se suscitaron hechos delictivos recientemente, también son atractivas para otro tipo de delitos por la escasa presencia policial.

Igual opina Montaño, quien dice que estos grupos pueden amedrentar a la población con su armamento. Y en ese caso, asegura, poco pueden hacer los efectivos policiales, no solo porque su presencia en cuanto a cantidad es reducida, sino porque no están preparados para responder a este tipo de delincuentes, que no son comunes.

Si bien la actuación de los emisarios del PCC y del CV está fundamentalmente vinculada al narcotráfico, éstos realizan otras actividades, con el fin de financiarse. “Aseguran contactos para, eventualmente, la provisión y tráfico de armas, realización de atracos dirigidos a capitalizar el cártel para el trasiego de droga o para la contratación de servicios, que pueden ser pilotos, avionetas para vuelos irregulares, transporte y logística”, sostiene Romero.

TAREA. Y es que este tipo de grupos se asemeja a una organización empresarial que financia la adquisición de materia prima (pasta base de cocaína), compra de insumos (para la cristalización), transporte y búsqueda de nuevos mercados.

“Infelizmente”, complementa Lara, estas organizaciones generan actividades colaterales o afines, unas dedicadas al blanqueo de dinero, pero también acciones violentas como la de los sicarios, que protegen, cobran cuentas o llevan adelante operaciones del tráfico, venta o importación de droga y armas. Y su pelea por el control del mercado de estupefacientes en territorio brasileño, según Romero, hace que estos grupos intensifiquen su presencia no solo en el país sino en Paraguay.

Y eso se pone de manifiesto porque los atracos sufridos en Roboré, Santa Cruz, con la remesa de Brinks y a la empresa de caudales Prosegur, en Ciudad del Este, principal centro de comercio de Paraguay, tienen cuatro características comunes: primero, que detrás de estos hechos hay una organización criminal estructurada; segundo, tienen alta capacidad militar y de manejo de armas de grueso calibre; tercero, hacen una planificación adecuada de un atraco, con el seguimiento correspondiente, y, cuarto, tienen información local. Con todo ello, asegura Romero, perpetraron golpes en zonas donde la presencia policial es débil.

Pero no solo eso; en el caso boliviano hay colaboración local, aunque no necesariamente de redes que hayan sido establecidas por ellos. “No es posible que delincuentes extranjeros actúen sin colaboración local, eso es imposible, y consiguen esa ayuda, pero hasta ahora, en nuestra experiencia, ha sido  específica vinculada a los golpes que han planificado”, expresa Romero.

Y frente a este tipo de hechos, toca actuar. Según el Gobierno, las acciones de combate a los cárteles brasileños deben partir del propio Gobierno de Brasil, con el que Bolivia colaborará “en el marco de nuestra responsabilidad común con las acciones que sean necesarias en territorio boliviano para evitar que estos cárteles nos utilicen como un territorio de refugio o de complementación de sus actividades criminales y lo mismo tendrá que suceder con Paraguay, Perú y Chile”, afirma el ministro.

Con ese fin, las policías de los dos Estados se reunieron el viernes 27 de abril en Santa Cruz y acordaron realizar megaoperativos en la región fronteriza; pero la ejecución de esas acciones requiere de decisiones a nivel político, que Romero espera que avancen rápidamente. “Por nuestra parte, estamos listos porque, obviamente, los comandantes (de las policías) han intercambiado información, saben lo que hay que hacer; operativamente, está más o menos planificado.

Depende de las decisiones políticas”. Y apela a una reunión de alto nivel con el Ministerio de Justicia, que es el par de su despacho en la vecina nación, para que se puedan agilizar esas decisiones.

DILIGENCIAS. Si todo avanza con celeridad, se espera que el primero de estos megaoperativos se ponga en marcha en Corumbá (Brasil), frontera con Puerto Suárez (Bolivia), en unas dos semanas.

Para ello, la apuesta es que se desarrollen “operativos sincronizados”, que implican que las policías de ambos países tendrán oficiales de enlace, quienes intercambiarán información acerca de la composición, los movimientos y las actividades en las que pueden estar involucradas las organizaciones criminales.

Harán un trabajo de inteligencia y seguimiento que permitirá planificar los golpes a estos grupos delictivos, a través de patrullajes, rastrillajes, captura de gente ilegal, por lo que se prevé la participación de las fuerzas antidrogas, anticrimen, Migración, Aduana, precisa Romero.

A fin de que estas intervenciones sean exitosas se las realizará de manera simultánea en diferentes poblaciones, pues ello impedirá el desplazamiento de los delincuentes.

“Los operativos tienen que hacerse en anillos que ataquen y cierren la posibilidad de escapatoria en lugares más o menos amplios”, precisa el ministro. Para que la información a estas bandas no se filtre, los dispositivos de seguridad serán rotatorios y se dispondrá que las movilizaciones sean sorpresivas.

Pero además de lo que ocurre con los cárteles brasileños, el Gobierno está expectante a lo que sucede en Colombia con el proceso de desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de ese país (FARC) “Alentamos que la gente que normalizará su vida en Colombia, pero no descuidamos la posibilidad de que algunos contingentes involucrados en la guerra interna en ese país también puedan reciclarse en actividades criminales”, explica.

Con esto coincide el analista Montaño, quien indica que el proceso de desmovilización en Colombia comenzó hace tres años y dado que la gente fue reclutada en su momento no aprendió otra cosa “que apretar el gatillo”, lo más probable es que éstas migren y busquen trabajos violentos, como el servicio de sicarios, secuestros o asaltos. Hay que estar atentos, concuerdan.

Cárteles y su accionar en otros países

¿Qué caracteriza a un cártel y por qué se descarta que se hayan establecido en Bolivia? El ministro de Gobierno, Carlos Romero, enumera al menos cuatro razones, entre ellas control territorial, de instituciones políticas y estatales, grupos militares y violencia.

Para empezar, los cárteles se hacen del control de determinados territorios, lo que se traduce en una dependencia de la población local a la actividad que desarrolla, es decir, una subordinación laboral y económica al negocio de la droga. “Eso también la convierte en una población cómplice, que ‘legitima’ al cártel y lo defiende militantemente”, manifiesta Romero.

Una segunda característica es que estas organizaciones logran penetrar en la institucionalidad pública y privada local, es decir, en empresas privadas y en el accionar político, pues determinan quién será la autoridad política o financian campañas electorales o se deshacen de los contendores que pueden ser incómodos.

Tercero. Estas estructuras cuentan con dispositivos militares capaces de enfrentarse a las fuerzas del Estado.

Cuarto. Se maneja con sicarios para ajustes de cuentas o vendettas, en caso de compromisos no cumplidos o de acciones de violencia que necesita desplegar.

“En torno al cártel se construye una jurisdicción territorial fáctica, donde la institucionalidad y normativa del Estado son desalojadas de esos lugares”, dice Romero.

Dado que esas condiciones no se cumplen en el país, afirma que esas organizaciones no se establecieron en Bolivia, pero sí hay emisarios que vienen a realizar actividades vinculadas al tráfico de drogas, porque son comercializadores de esos productos.

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América Latina en la mira de EEUU, otra vez

Una conversación con el destacado abogado, intelectual y exministro boliviano, Reymi Ferreira.

/ 21 de abril de 2024 / 06:58

El Punto Sobre la i

Esta semana, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, generó un nuevo incidente diplomático en la región, cuando acusó a Bolivia y Chile de tener en sus territorios a agentes terroristas iraníes. La aseveración motivó la protesta de ambos países. Bullrich presentó sus excusas antes Santiago, pero no ante el gobierno boliviano. Al presente, la referida ministra del país rioplatense anunció que mantiene sus fronteras en el norte y embajadas “con alerta alta”.

Si bien este es el más reciente episodio en el que se gatillan tensiones diplomáticas desde el gobierno de Javier Milei, no es ni por si acaso el primero. El mandatario ya sostuvo controversias y se refirió con adjetivos ofensivos a otros presidentes de América Latina. Tal fue caso con sus pares de Colombia, Brasil y México. Protagonizó además otro entredicho con China. Cabe señalar que Brasil, China, Chile y Colombia están entre los países más importantes en el intercambio comercial argentino.

En el caso de la ministra Bullrich, cabe además recordar que, en 2021, el Gobierno argentino “denunció penalmente el contrabando ilegal de armamento y municiones que el gobierno de (Mauricio) Macri envió a Bolivia el 12 de noviembre de 2019”, según indica una nota oficial del Ministerio de Seguridad. La acusación se dirigió contra la actual titular de esa cartera de Estado, el expresidente Macri y otros funcionarios.

El año pasado, la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, se presentó ante una comisión de la Cámara de Representantes de su país e informó en relación al denominado triángulo del litio, conformado por Argentina, Bolivia y Chile. “Esta región está llena de recursos y me preocupa la actividad maligna de nuestros adversarios que se aprovechan de ello, aparentando que están invirtiendo cuando en realidad están extrayendo”, aseveró la militar.

A principios del mes en curso, Milei y Richardson sostuvieron un encuentro en Ushuaia, capital de la provincia Tierra del Fuego. En la cita, acordaron la creación de una “base naval integrada” entre ambos países. Argentina se comprometió en la adquisición de equipo bélico estadounidense, incluyendo cazas F-16 mediante un subsidio de $us 40 millones, según indica una nota oficial de la Embajada de Estados Unidos en el país vecino del pasado jueves.

Conversamos respecto a estos temas con el destacado abogado, intelectual y exministro, Reymi Ferreira. El diálogo recorre diversos aspectos, comenzando por la acusación de Bullrich de la última semana, hasta abordar la situación de la región en un momento de transiciones geopolíticas de gran importancia.

– ¿Cómo se pueden entender estas tensiones diplomáticas que vienen siendo gatilladas desde el actual Gobierno argentino?

Es la nueva derecha, la nueva ola conservadora que está en América Latina, que en realidad llega a ser la segunda. La primera la trajo Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil. Bolsonaro ha sido en realidad el pionero en América Latina, que trajo esa ola de los ultraconservadores de Estados Unidos, y en la que Javier Milei juega un papel. Un peón más de la estructura neoconservadora que ha llegado a América Latina; que no dejan de ser elementos disociadores que están al servicio de intereses extranjeros, están al servicio de las potencias imperiales. Y lo lamentable es el silencio, prácticamente la falta de condena contra este tipo de exabruptos y este tipo de políticas. Pero yo creo que es parte de una oleada continental que viene desde los grupos más tenebrosamente conservadores de Estados Unidos.

– ¿Cómo se puede entender la racionalidad política de estas controversias?

Milei es muy irracional. Yo creo que está haciendo poses, pininos para la opinión pública internacional. No creo que esté pensando en la Argentina, Él está pensando en la gente de afuera, a los que él sirve. Quiere quedar agradable a los grandes poderes del sionismo, de estos capitales transnacionales, de la ultraderecha norteamericana. Y así repite cosas que no tienen sentido. Ya ha tenido que disculparse con Chile y no lo ha hecho con Bolivia, cosa que es lamentable y terrible. Que, además, debe merecer la protesta del Gobierno boliviano porque es realmente una barbaridad que se vengan a armar ese tipo de acusaciones. Es evidente que no existe ese tipo de situaciones en nuestros países.

–¿Tiene esto alguna racionalidad en el ámbito internacional más grande?

Lamentablemente, no puede haber racionalidad en alguien irracional y en una política irracional. La política a Milei, como la de Trump y de Bolsonaro, son políticas irracionales. Entonces, pedir racionalidad a políticas irracionales no creo que vaya a dar muchos frutos. Básicamente es un actuar instintivo. Hitler no era nada racional, sus políticas eran lo más irracionales que había. Y eso terminó destruyéndolo y, de paso, destruyendo parte del planeta en un determinado momento. Milei es igual, un hombre puro hígado; que ha demostrado tener muy poca racionalidad y mucho hígado. Ese es el gran problema con este tipo de gobernantes. Cuando el cerebro es más chico que el hígado, acaban haciendo lo que está haciendo Milei: inventándose terroristas en Bolivia o en Chile, agrediendo al presidente de Colombia, Gustavo Petro, entrando en contradicción con el propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, también con Lula da Silva. Abriéndose enemigos gratuitos en todas partes, para recibir las palmaditas que se le dan a un cachorro por seguir las instrucciones. Declarando su apoyo a que la capital de Israel sea Jerusalén y cosas así. Cosas raras, realmente.

Milei sabe, a ciencia cierta y porque además él predica eso -el no cree en las ayudas ni los subsidios- que para Argentina no a haber ni ayudas ni subsidios de los organismos internacionales. Lo que sí puede haber son créditos leoninos e incluso eso, en su caso, es difícil. Esto es así porque, refiriéndonos a Argentina, el expresidente Mauricio Macri ya endeudó por 100 años a ese país. Hay una deuda intergeneracional enorme. Argentina no es en este momento un sujeto muy serio de crédito por las deudas que dejó Macri. Entonces, creo que lo que está haciendo se enmarca en esa actuación irracional, de una política internacional irracional, como la interna, que no tiene nada de racional.

– ¿Qué dice todo esto sobre la situación de América Latina en relación a un nuevo contexto internacional, con tensiones geopolíticas emergentes y diferentes a las del pasado reciente?

Bueno, no hay una nueva Guerra Fría, todavía. Actualmente hay una guerra, que es económica, con China. El gran enemigo o rival, en este caso, de Estados Unidos y de la Unión Europea, no es Rusia, es China. Ese es el trasfondo de la cuestión. Y en América Latina lo que se está viendo es eso, los intereses comerciales, económicos y financieros, de los norteamericanos y europeos que están en constante disputa de mercados y espacio con China. Eso es lo que hay. Secundariamente está el tema de la alineación que Estados Unidos antes tenía en la Guerra Fría con los países latinoamericanos, que hoy no la tiene.

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Entonces, quizás lo que le interesa a Estados Unidos en el plano geopolítico es tratar de generar un espacio como en el pasado, que permita que los estados de América Latina sigan las instrucciones de Washington. Por ejemplo, romper nexos o bloquear a Rusia; que eso hoy no lo tiene. La inmensa mayoría de los países latinoamericanos, con raras excepciones, no se ha plegado a las políticas de Estados Unidos y la Unión Europea. Veo que los norteamericanos están trabajando en esas líneas: en la línea geopolítica, en relación al tema ruso, y en la línea económica, en relación al tema chino. Y ese, quizás, es el papel de Milei, haciendo que de alguna forma él trabaje en ese sentido. Aunque, Milei está más preocupado por el tema de Irán. Se ha pronunciado evidentemente a favor de Ucrania y todo eso, pero su principal preocupación, por sus declaraciones últimas, es básicamente Irán. Y en Estados Unidos igual, su conflicto con Rusia está pasando a un segundo plano. Ahora su principal preocupación está empezando a ser Irán.

– ¿Cómo está tensionando esto la relación entre los gobiernos de izquierda progresista en la región con esta segunda ola de gobiernos de derecha?

Yo creo que ahora esto se dará con mucha más fuerza, porque Estados Unidos, mientras hubo el conflicto con los países de Oriente Medio por el tema de Irak, los talibanes, Al Qaeda o del ISIS, había secundarizado su atención hacia la región, al no haber ya la Guerra Fría. Aminoró su atención hacia América Latina; se descuidó, de hecho, y se dedicó a otros lugares del mundo. Priorizó su lucha contra lo que denominó el terrorismo de los grupos islámicos. Ahora, al aparecer estos nuevos fenómenos, como el fenómeno iraní y el ruso, la presencia mayor de China, no como amenaza política y militar, sino económica, entonces está reorientando su mirada hacia América Latina. Un espacio que tenía como patio trasero, que de pronto empezó a tener autonomía y llegó a realizar importantes esfuerzos por su cuenta. Con el gobierno de Donald Trump, Estados Unidos empezó a dirigir políticas muy bien orientadas para desestabilizar y derrocar gobiernos. Como pasó en Brasil, por ejemplo, como lo que pasó en Bolivia. Con una acción más radical contra Venezuela, al extremo de casi entrar a una invasión. Entonces, ese tipo de presiones, que vienen desde el tiempo del gobierno de Trump, por el cambio de orientación y al haberse aplacado la lucha con los grupos islámicos, hace que los norteamericanos se vuelvan a reorientar acá. Si bien hasta ahora no lo hacen de una forma tan agresiva, como seguramente va a empezar a ocurrir con el tema del nuevo escenario internacional, que ya tiende a convertirse en multipolar y en antagónico. Ya no es el mundo de hace 15 años ha cambiado. Es un mundo que se convierte amenazante y desafiante para Europa y para Estados Unidos. Ahí está el caso de Irán y el caso de Rusia, que son cosas que han movido el tablero. Y está en el fondo también China y está Corea del Norte, que son consideradas como verdaderas amenazas por los países occidentales.

(*)Pablo Deheza es editor de Animal Político

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Riesgos sobre la plurinacionalidad

El autor advierte que, en el país, se está avanzando hacia fragmentar la homogeneización de la corporatividad social y popular.

Jorge Richter

/ 21 de abril de 2024 / 06:43

Dibujo Libre

¿Está el Proceso de Cambio en agonía? Posiblemente ese cuestionamiento, de compleja respuesta, sea uno de los factores estructurales para comprender en la dimensión correcta los niveles de energía del hecho histórico más importante del tiempo democrático. Juan José Sebrelli, filósofo argentino, observa con acierto y define con sencillez lo que aprecia, “la realidad humana es transformación permanente, pero no hay cambios sin algo que permanezca, ni discontinuidad sin continuidad, ni presente que no esté condicionado -aunque no determinadopor un pasado que limita sus posibilidades. Cada periodo histórico es singular e irreversible, el pasado no se repite nunca en el presente, aunque en toda acción o idea nueva es inevitable partir de lo anterior que se quiere cambiar”. La realidad sociopolítica es una construcción humana y su transformación se produce dentro de, a momentos, ininteligibles procesos sociológicos que tienen una extensión temporal, que, en el caso de nuestro país, suelen girar alrededor de los 18 años.

El agotamiento del orden oligárquico que antecedió a la Revolución Nacional, una sociedad marginal y periférica en relación a la economía nacional y, una representación política signada por castas sociales que convirtieron el Estado en su espacio de natural dominio, fueron, en gran medida, los factores que condujeron a cuestionar y enfrentar posteriormente a la oligarquía dominante. El pueblo triunfante inició el proceso revolucionario que se extendió por 12 años, que removió positivamente las sedimentadas estructuras del conservadurismo excluyente y que empezó a agotarse cuando, como describe Huáscar Cajías, inició la demencial “anulación del sistema jurídico y especialmente de las garantías constitucionales”: «Todo esto se justificaba y practicaba en nombre de la patria, de la justicia social, del progreso económico». A ello se adicionó la obsesiva fijación de Paz Estenssoro por reformar la CPE, algo que hizo en 1961 para permitirse una nueva reelección, dejando de lado el compromiso de alternancia suscrito tácitamente entre los líderes de la Revolución.

Siguieron al hecho histórico 18 años de militarismo no democrático: 1964- 1982, con breves y esforzados intentos por reencauzar el país por los márgenes constitucionales para que, en 1982, finalmente, el horizonte de convivencias democráticas vuelva a escribir su historia. Las debilidades del proceso que se iniciaba abrieron paso a la construcción de las mayorías pactadas. El tiempo de la democracia de coalición, de sumas congresales y consensos construidos sobre el reparto y parcelación del Estado se constituyó en el primer ciclo político de la joven democracia. El Pacto por la Democracia, que fue el pacto Paz Estenssoro/ Hugo Banzer dio inicio a una construcción de alianzas políticas que modelaron sobre el final de su vigencia un Estado de marginalidades, abusos, no representaciones políticas correctas y aprovechamientos económicos, sociales y políticos inaceptables. Construyó un Estado y una sociedad injusta que implosionó en octubre de 2003. Tras 18 años, el ciclo político de la vieja partidocracia o de la democracia pactada se desmoronó.

2006: Bolivia inicia un nuevo ciclo político en esa constante sustitución circular de élites y construcción de sentidos comunes, pero siempre bajo un perfil de hegemonía dominante. El Proceso de Cambio reemplaza a la Democracia Pactada, iniciando el proceso de construcción del Estado Plurinacional y el tiempo histórico más importante de inclusiones sociales y representaciones políticas correctas. Pero hoy, ese proceso del bloque social y popular está resquebrajado, agrietado, hendido y con elementos conductuales y formas políticas que ya lo determinan, -y esta vez vale el casi- casi inexorablemente. Entonces la respuesta a la pregunta inicial es sí, el Proceso de Cambio agoniza.

La esquizofrenia reeleccionista y de poder.

En 2019, de forma inesperada, sucede un hecho que se entendió como el fin de un ciclo, del ciclo masista como se decía con pronunciación peyorativa en aquel momento. Con entusiasmo indisimulado, se repetía incansablemente en los espacios más conservadores y radicales del país “el MAS nunca MAS”. Y el MAS volvió, con sus capacidades de movilización territorial refortalecidas y su conexión con la corporatividad social y popular en estado pleno. Sin embargo, lo que pudo ser un proceso de revitalización y oxigenación se convirtió en un retomar el vicio más antiguo: burocratización de dirigencias matrices, instrumentalización del poder, pensamiento de hegemonía dominante, desconsideración por la institucionalidad y las formas recomendadas de la buena cohabitación democrática. El país había cambiado con el remezón del golpe de Estado, pero el MAS, en sus estamentos cupulares, leyó el apoyo obtenido en el proceso electoral como un “vale todo”, un forzado entender que los ciudadanos pueden aceptar lo que venga si la prensa les entrega titulares de optimismo. A ello, la esquizofrenia reeleccionista incluso a costo de pulverizar el proceso histórico y entregar el Estado Plurinacional a la posibilidad de un regresionismo involutivo que nos retraiga a las injusticias sociales y políticas de los años ´90. Inaceptable.

Con una interna de daños irreparables y con el olvido de la razón, esa que posibilite recuperar la sensatez, se avanza a fragmentar la homogeneización de la corporatividad social y popular que hizo invencible en tiempos electorales al proyecto social popular. Siendo esta una realidad, se suman a ello, otros factores que exponen el final de ciclo. Las formas de hacer política en el movimiento popular exteriorizan hoy conductas de odio, de posibilidades evidentes de la intención de destruir al otro, así sea este de la misma familia política; muestran que la repetida unidad es solo una palabra de ocasión, no un fin irrenunciable. Unidad es la palabra dicha, destrucción del otro es la acción cotidiana. La unidad de convicción en el proyecto político de horizontes posibles, de sueños y utopías ya prácticamente no es factible. Solo queda una unidad, pobre, disminuida, recortada, una unidad de circunstancia para el momento electoral. Esa unidad es sinónimo de crisis política, ingobernabilidad y caída económica. En los tiempos que hoy condicionan al Proceso de Cambio, es el preludio del final. Algo así como el tiempo que tomó al militarismo no democrático el perder definitivamente el poder. Algo así también como el tiempo transcurrido entre octubre de 2003 y enero de 2006. El tiempo último de la crisis.

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La candidatura única no salva tampoco el final de ciclo, pues son las prácticas políticas del rutinario vivir, que no son tolerantes, incluyentes y día lógicas lo que han deteriorado la paciencia social. La ortodoxia sobre el trato conferido a los actores políticos y también al modelo económico excluye la posibilidad de construcción de unanimidades imprescindibles. En un escenario de futuras y previsibles debilidades legislativas, la ausencia de adhesiones despedaza las legitimidades obtenidas en lo electoral. El resultado en consecuencia es la permanencia de un escenario de crisis.

Sin la unidad que construya un proyecto utópico de horizontes de expectativas, sin que la codiciada candidatura única revolucione y aleje las formas desagradables de hacer política, irritantes para la sociedad toda, y que revelan una manera ya distintiva de concebir la política y porque lo discursivo carece de visión de país, proyecto de Estado y sociedad hasta reducirse a meras construcciones de relatos sin fondo; sin todo ello, el final de ciclo ya resuena en el país.

(*)Jorge Richter Ramírez es politólogo

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Apuntes para una historia sanitaria de Bolivia

Reseña sobre un artículo que rastrea el episodio pandémico de la gripe española entre 1918 y 1920.

/ 21 de abril de 2024 / 06:20

Dibujo Libre

El historiador Nigel Caspa presentó un artículo interesante que merece ser leído. Si te gusta los temas sanitarios o te preocupa la situación de la salud en el país, que mejor que partir de la historia misma. Caspa es egresado de la Universidad Mayor de San Andrés y es magíster de la Universidad Andina Simón Bolívar, de Quito, Ecuador. Investigador de los relatos históricos, es profesor universitario de la UMSA, en la Casa Montes, donde se deposita la Carrera de Historia de dicha casa superior de estudios. Su artículo en clave académico se titula “La gripe española en Bolivia, 1918 – 1920. El caso de la ciudad de La Paz”, y fue seleccionado entre once artículos con temática histórica sanitaria por el Colegio de Michoacán, prestigiosa casa de estudios superiores en Ciencias Sociales de los Estados Unidos Mexicanos.

Su artículo empieza detallando la situación de las aguas sanitarias de la ciudad de La Paz. Parte por datos de 1880 y se adentra hacia ese 1918 y 1920, enfoque temporal de dicho historiador. Tiene lógica, si partimos que las aguas que consumimos son muy importantes, y también si no se tiene un justo cuidado, puede ser un vector importante de infecciones. Eso lo hemos visto en meses recientes cuando la urbe paceña tenía problemas de agua potable. Problemáticas con la calidad del agua. Pues Caspa, te dice que la “historia se repite”, y ello pasa porque esta ciudad tuvo siempre problemas de aguas, de temas de alcantarillado. Recoge datos de 1884, de los problemas que tuvo la urbe del Illimani en su precario sistema de distribución hidráulica. Menciona que con la construcción de la Represa de Milluni, en vez de que pueda surtirse de agua hacia la urbe paceña de una manera responsable, esta empezó a provocar problemas. Hablamos del año 1908 y el historiador nos adentra de a poco al clima de una epidemia, de aquella peste llamada “Gripe Española”.

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Luego el autor utiliza estadísticas sobre la tasa de mortandad local paceña. Conjuga dichos datos con los reportes hemerográficos. Me consternó la parte donde menciona que una madre tuvo que llevar a su hijo por todo el entonces Prado paceño en busca de asistencia sanitaria. Al final, la madre vio morir a su hijo en brazos ya que no había camas para su pequeño. Esto hace un eco a la pandemia por Covid que vivimos en años recientes, donde la falta de unidades de terapia intensiva, asociado a la falta de personal médico, llevaron a que se de lo inevitable, lo trágico, lo lamentable, que muchos fallezcan en sus casas o en la puerta de las unidades de emergencia sin recibir atención médica alguna. Nuevamente Caspa te dice que esto ya pasó antes. Era 1918 y la gente vio morir a muchos de sus seres queridos tras la gripe ibérica que se depositaba en la ciudad paceña.

El autor describe que la gripe, o “Grippe” como la llamaban en la época, entró al país por sus diversas fronteras. Menciona que el principal foco de ingreso fue el ferrocarril mismo, como el tramo ferroviario del F.C. Arica – La Paz que fue concluido en 1913. Nuestra conexión con el mundo a través de dicho tramo ferrocarrilero nos llevó a que suframos las calamidades de la costa. Si, otra vez el eco de la dinámica social de la historia se hace presente. Fueron precisamente los puntos de entrada fronteriza los que hicieron que el Covid provoque desolación en la población boliviana. Primero fue Desaguadero, luego Puerto Suárez. Finalmente, otros pasos fronterizos. Pues Caspa, en los años de 1918 y 1920 te menciona que la línea férrea del F.C. Arica – La Paz fue el vector principal de la entrada de la denominada “Grippe”. Advierte que también hubo casos de entradas de dicha enfermedad por la Amazonia, tal vez, por los focos de explotación del caucho.

Otro factor que toca, es el de lo mitos. Recuerdo que muchos y muchas aquí en La Paz y El Alto decían que el Covid no nos afectaría, fruto de la alimentación vernácula de las tierras altiplánicas o la altura misma, como un escudo contra las calamidades biológicas. Pues dicho historiador nos remonta a los mismos mitos, pero en el año 1918 y 1920. Interesante ya que la gente de la época creía que, por la altura misma, por las condiciones geográficas de la puna altiplánica, la “Grippe” no azotaría a las urbes bolivianas, ni mucho menos a La Paz. El autor describe que ya había otras enfermedades en rúas paceñas como la tosferina o la tifoidea, y que no había motivo para que no entre la temida “Grippe”. Pues dicho vector bacteriológico entró con mucha fuerza.

Algo que me gustó mucho de la investigación de dicho historiador es que considere a las “chifleras” como la solución de las problemáticas sanitarias de la ciudad del Illimani. Pues, según sus investigaciones históricas, relata que muchos enfermos y enfermas acudían a las chifleras o los médicos kallawayas para curarse o tratar de curarse de dicha dolencia que afectaba al sistema respiratorio. El autor describe que los hospitales tenían una carga racializada donde muchos eran vistos como “indeseables”. Aquí hay mucha tela por cortar gracias a las indagaciones del investigador, ya que te inmersa en la problemática social de los hospitales paceños.

Finalmente, el autor se atreve a una hipótesis con su artículo compuesto por 28 páginas, con fuentes bibliográficas y hemerográficas incluidas. Se atreve a mencionar la posibilidad de una correlación entre las políticas sanitarias de los liberales y el descontento popular. Buen punto ahí, ya que tal vez la crisis de la Guerra del Chaco de 1932 no fue el único desenlace fatal para el modelo liberal. Los liberales te vendían una imagen de espejismo de “modernidad”, pero cuando se presentaban factores históricos adversos, puede que esa ilusión se fraccionase en miles de pedazos irreales.

Por todo lo demás, el artículo merece ser leído y considerado para volverse un texto completo sobre la historia sanitaria de Bolivia.

 (*)Juan Pablo de Rada Suárez es historiador

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La improvisación al poder

Una reflexión sobre diversos incidentes que se vienen dando en la región.

Javier Milei manipula su teléfono celular durante un acto

Por Ariel Basteiro

/ 21 de abril de 2024 / 06:06

Dibujo Libre

En apenas cuatro meses de Gobierno de Javier Milei en Argentina, éste ha provocado un nivel alto de desastres, improvisaciones, mostrando ignorancias de lo que es la cosa pública, actitudes erráticas en políticas a implementar, desconocimientos de cómo manejar las relaciones diplomáticas o las comerciales con otros países. Claramente, esto se ha puesta de manifiesto en la gestión Milei. La suma de continuos papelones llevados adelante en las relaciones internacionales de nuestro país, aparte de poner de manifiesto desubicación y desaprensión de como relacionarse con cualquier persona que no piense o actué en coincidencia con la ideología conservadora reaccionaria bautizada hoy como libertaria.

Los dichos y declaraciones del presidente Milei en este corto periodo de Gobierno generaron malestar, respuestas, pedidos de explicaciones o directamente ruptura de relaciones diplomáticas del amplio marco de presidente y gobiernos del mundo, solo un reducido grupo de sionistas fanáticos religiosos acompañaron o festejaron su presencia en oscuros y desconocidos ámbitos para recibir desconocidos y oscuros premios. En ese camino triunfal hacia el aislamiento internacional, con el sólo reconocimiento de los Estados Unidos e Israel, mientras el mundo ve atónito como se enfrenta y genera todo tipo de rispideces con presidentes de Latinoamérica y referentes internacionales. Así es que maltrato e insultó al presidente Lula Da silva tratándolo de corrupto; de representante del maligno en la tierra y comunista al jefe de la iglesia católica, su connacional, el Papa Francisco: al presidente Manuel Andrés López Obrador lo categorizo de ignorante y despotrico; llamó asesino y terrorista a Gustavo Petro. A Nicolas Maduro, aparte de primero llamarlo dictador, le roba el avión de la empresa venezolana Emtrasur para que terminara desguazado en los EEUU. Milei provoca un conflicto diplomático con uno de sus socios comerciales más importantes, China, quien solicitó explicaciones al Gobierno argentino por declaraciones inexactas de acuerdos económicos y financieros. La desafortunada relación de la canciller Diana Mondino, al recibir en su despacho a representantes de Taiwan (algo que Argentina nunca hizo antes), territorio reclamado por China. Los conflictos con Rusia y la colaboración con Ucrania en una guerra donde lo que se debería hacer es ayudar a lograr la paz, donde el gobierno de Milei dona material bélico a Ucrania. Silencio sobre el genocidio palestino por parte de Israel y el sólo reconocer el ataque de Hamas a colonos israelitas, poniendo en práctica una doble vara muy utilizadas en las filas libertarias. Irrumpir en las políticas internas en otros países, como en España , Brasil o los propios EEUU, participando dentro de esos países en actos partidarios de la oposición y, como si esto fuera poco, esta semana las declaraciones de Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad del gobierno de Milei, que generaron un conflicto diplomático con Bolivia y Chile al acusar presencia de grupos armados del Hezbollah en el norte de chile, y casi un ejército iraní en la frontera boliviano argentina, lo que provocó un fuerte y lógico reclamo de ambos países, pidiendo retractación y las disculpas del caso.

Mientras tanto, la ministra Bulrrich, seguramente recibió esa teoría conspirativa, de la presencia de lo que ella llama grupos terroristas en ambos países, desde alguna fuente o usinas de información e inteligencia que buscan generar desestabilización entre los países de la región. Y a las que el gobierno de Milei de manera obediente cumple solícitamente los deseos de sus mandantes.

Todo esto demuestra cómo entiende el mundo y las relaciones diplomáticos el gobierno de Milei; es decir, entiende poco y mal, sin darse cuenta que todo esto es perjudicial desde el punto de vista comercial, político y económico para los intereses de Argentina y su pueblo.

Por eso es que desde el parlamento argentino es necesario e imperioso pedir las explicaciones llamando a una interpelación a la canciller con el objetivo de advertir, y si es posible explicarle, cuál es su función y como debe hacerla, toda vez que está claro que no lo sabe ni ella ni ningún ministro del gabinete mileista y, obvio, ni el mismísimo Milei

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Es de lamentar que en tan poco tiempo se tire por la borda la política de Estado que se tuvo hasta el momento con el reclamo de soberanía en Malvinas; que se ponga en peligro la presencia de Argentina en el grupo G20, logro alcanzado en la gestión de Cristina Fernández de Kirchner; negarse a participar de los BRICS, el acuerdo comercial de las grandes economías que más comercializan con Argentina; desconocer Mercosur, Unasur y toda estructura existente y que permitía a la región de la cual somos parte trabajar y negociar en función del bienestar de nuestros pueblos.

Como en la economía, la educación, la salud, ciencia y tecnología, derechos sociales y civiles la política exterior argentina se vio afectada y en proceso de descomposición. Lo que se tardará en reconstruir lo destruido en estos meses puede llegar a ser eterno. Hacia adelante, es posible que muchos de los votantes de Milei, castigados por lo brutal del ajuste, se sumen a los millones que ya empiezan a reclamar. La gobernabilidad, para un gobierno sin prácticamente presencia parlamentaria, será extremadamente dificultosa. En definitiva, el único responsable, más allá de la búsqueda de chivos expiatorios, será el propio Milei.

(*)Ariel Basteiro es exembajador de Argentina en Bolivia

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Tensiones en el sur de un mundo en guerra

El diputado supraestatal, Adolfo Mendoza, y el director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, Alfredo Serrano, brindan sus perspectivas sobre la situación política en América Latina y el orbe.

El presidente de Argentina, Javier Milei, y la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson.

Por Pablo Deheza

/ 14 de abril de 2024 / 06:57

El Punto sobre la i

La reciente irrupción de la Embajada de México en Ecuador, por parte de un grupo de policías locales, motivó la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Es el episodio más reciente en una serie de incidentes entre diferentes países de la región, Previamente se dio el intercambio de declaraciones entre los presidentes de Argentina, Javier Milei, y su par de Colombia, Gustavo Petro. No pasa desapercibida tampoco la presencia en diversos países sudamericanos de la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson.

Con todo, esta continua escalada de palabras y acciones se da en un momento de altísima tensión en el mundo. Las guerras en Europa del Este y Oriente Medio no hacen sino continuar calentándose, incluyendo el ataque lanzado ayer sábado por Irán contra Israel, en respuesta al ataque que sufrió su legación diplomática en Damasco, Siria.

Para entender el fondo y el trasfondo de lo que viene ocurriendo en la región, entendiendo estos altercados como síntomas de procesos mas complejos, conversamos con el sociólogo y diputado supraestatal, Adolfo Mendoza Leigue; también con el doctor en economía y director ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag). A continuación, les presentamos los diálogos sostenidos.

ALFREDO SERRANO

¿Cuál es su punto de vista sobre lo ocurrido en la Embajada de México en Ecuador, cuando se aprehendió a Jorge Glas, exvicepresidente de ese país?

Se trata de un hecho de una gravedad inusitada en materia de relaciones internacionales. Es un conflicto geopolítico con unos rasgos más propios de una guerra. Es decir, estaríamos frente a un episodio bélico porque es la violación del derecho internacional, es la entrada con policías, con fuerzas de seguridad, en el territorio de una embajada extranjera de otro país. Es con premeditación y alevosía, porque no es fruto de una situación puntual en la cual se reacciona frente a algo, sino que estaba planificado, a sabiendas de las consecuencias. Creo que abre un momento de alta tensión entre dos países y en la región latinoamericana. Muestra un poco cómo empieza a haber una normalización y naturalización en la comunidad internacional sobre este tipo de episodios, donde no se respeta el derecho internacional y las reglas pacíficas de convivencia en el mundo.

La violencia, la guerra, empieza a ser una constante y, además de todo eso, habría que añadirle la responsabilidad que tiene un presidente como Daniel Noboa, un gobierno como el ecuatoriano, en llevar a cabo este tipo de actos bélicos, donde por un lado no hay el más mínimo respeto a la ética, pero por otro lado tampoco tiene ningún sentido pragmático. ¿Por qué está rompiendo relaciones con un país con las que tiene un importante intercambio económico, comercial, inclusive con una variable relevante como es el tema de los migrantes? Por lo tanto, pareciera muy irresponsable, además de la falta de ética, del señor Noboa en este tipo de acciones. Dejo una hipótesis en el aire y es que a veces pareciera que algunos presidentes creen que se puede gobernar sólo con la misma responsabilidad que se le exige para hacer un vídeo en una campaña electoral a través del TikTok. Dicho de otro modo, existe cada vez más una disociación entre candidatos y gobernantes. Creen que pueden ser presidentes o gobernantes con facultades que le permitieron ganar una elección, pero que demuestran ineptitud, incapacidad, a la hora de gestionar un país y en este caso en materia de relaciones internacionales.

¿Cómo se entiende esta serie de incidentes y altercados que vienen calentando el ambiente político en la región?

Estamos ante un clásico de un nuevo intento, uno más, no será el primero y desgraciadamente no será el último, de dividir, de atomizar, de fragmentar, de separar al máximo las relaciones entre los países en América Latina que tienen diferencias ideológicas. Hubo momentos en la reciente historia latinoamericana donde, a pesar de las discrepancias ideológicas y políticas, podían convivir en instancias como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) diferentes gobiernos que representan a diferentes países y pueblos. Creo que estamos asistiendo en este momento a un capítulo más de la historia donde pareciera que desde la política exterior estadounidense pretenden llevar a cabo una gran división, una fragmentación y una grieta entre los países latinoamericanos en función de lo que piensen. Para esto, están usando a los gobiernos de derecha en la región para impulsar esta ruptura, esta fractura, como la venía encabezando el señor Javier Milei, abriendo conflicto con los tres países probablemente con mayor volumen de Producto Interno Bruto (PIB) per cápita y de PIB en la región. Hablamos de México, Colombia y Brasil, donde Milei prácticamente ha abierto conflictos exteriores con ellos. Este caso de Ecuador se une a esta tendencia. Esta secuencia es sumamente contraproducente para tener un bloque relativamente unido, lo cual no significa que tengan que estar pensando de la misma manera, pero pareciera que hay otro impulso por parte de la política exterior estadounidense para fomentar estas fracturas.

¿Cómo afectan los conflictos en Europa del Este y Oriente Medio a América Latina y en específico a Sudamérica?

Todo afecta a todo, siempre y el mundo está interconectado, altamente globalizado. Cada cosa que ocurre en cualquier lugar del planeta, afecta. Estamos viviendo un momento otra vez de alta densidad bélica, con muchos focos de guerra y con una gran pasividad de toda la arquitectura de organismos internacionales. Si bien lo máximo que hacen es poder condenar, en el mejor de los casos, no logran tener instrumentos efectivos para que no continúen estos procesos tan de guerras. El mejor ejemplo es lo poco o nada que se está haciendo frente al genocidio del gobierno de Israel contra el pueblo palestino con más de 33 mil muertos en estos seis meses y con un conjunto de cifras que aterra incluso decirlas. Esto es relevante para América Latina porque esta ola de conflictos bélicos a nivel global puede llegar a contaminar a la región latinoamericana y empiezan a notarse algunos brotes como son las formas de hacer política exterior del gobierno de Argentina, con Milei a la cabeza, con un lenguaje hostil y el caso reciente de la invasión de la embajada mexicana en Ecuador.

¿Cuál es su perspectiva sobre la situación actual del mundo y qué se puede atisbar en el horizonte?

Yo diría que estamos en un momento donde la unipolaridad desapareció y estamos ante un mundo multipolar, pero con algunos fuertes síntomas de una suerte de darwinismo geopolítico, si se permite el término. Se trataría de un sálvese quien pueda, a nivel país Una individualización de las relaciones exteriores que incluso llegan a fragmentar aún más la idea de los bloques. Es decir, están hoy en día en disputa conviviendo estos dos modelos; la multipolaridad, que existe y hay bloques que están consolidados y participan como tal a nivel comercial, financiero, a nivel de relaciones institucionales, como bloques sólidos.

También se percibe y advierte que hay muchos países que están, de alguna manera, haciendo su vida en las relaciones exteriores de manera individual y de ahí se explica la dificultad incluso que hay a nivel mundial de que existan acuerdos bloque a bloque. Un buen ejemplo es lo que ocurre en la relación entre Mercosur y la Unión Europea, que no logran ponerse de acuerdo precisamente porque los países al interior de Mercosur y los países al interior de la Unión Europea, por fuertes asimetrías entre ellos, están poniendo sobre la mesa relaciones más individuales que por bloque. Esto ya vino ocurriendo hace años en la región latinoamericana, de ahí la poca importancia que hoy en día tienen diversos intentos, desde la Comunidad Andina de Naciones hasta otros más recientes que no logran proliferar, justamente porque, creo, que estamos en este momento de disputa de paradigmas de política exterior.

ADOLFO MENDOZA

¿Cuál es su perspectiva sobre lo ocurrido en la Embajada de México en Ecuador?

En términos formales, ya lo han dicho la mayoría de los países que de manera contundente han condenado el asalto a la embajada mexicana en Quito. No solamente es una ofensa, sino que es contrario a el derecho internacional, a la inviolabilidad del asilo y a la soberanía, en este caso de México, entre otros componentes. Esto es algo no solamente inédito, sino que también va a tener consecuencias probablemente muy complicadas para Ecuador, porque en América ha generado genera una censura conjunta. Mucho más cuando México ha anunciado la presentación de un recurso ante La Haya, lo cual puede derivar en sanciones adicionales para Ecuador.

Si bien esto ocurre en el concierto internacional, surge la pregunta sobre qué es lo que animó a Daniel Noboa para semejante actuación. La respuesta está en la consulta popular y el referéndum del 21 de abril de este año en Ecuador. ¿Qué es lo que propone Noboa en esta consulta? Primero, modificar la Constitución para otorgar mayores competencias al Ejecutivo y adicionalmente permitirle negociar otro tipo de asuntos del Estado ecuatoriano a nivel internacional, con la clara intención de desmontar lo construido en la médula de la propia Constitución Política del Estado de Ecuador. Es decir, ganar en el referéndum implicaría un serio retroceso a los avances establecidos en la Constitución del Estado ecuatoriano. Pero además están las preguntas de la consulta popular y las preguntas de la misma tienen una tonalidad policial. Generan una mayor atribución al presidente, generan atribuciones a las Fuerzas Armadas, a las fuerzas represivas del Estado.

Generan una lógica de penalización brutal y generan lo que yo llamo un Estado policiaco, un Estado gendarme. Esto es mucho más grave que lo que está haciendo Nayib Bukele en El Salvador, donde se generó políticas de acción en temas de seguridad ciudadana al margen de la propia Constitución de El Salvador, avasallando competencias de los otros Órganos del Estado, pero nunca animándose a poner esto en firme, como una especie de plan de gobierno. En el caso de Noboa está la intención no solamente de asumir atribuciones de Estado policiaco, sino dejar las bases sentadas para que esto continúe después de su presidencia. Entonces, detrás de todo esto están esos elementos en el caso de Ecuador. Nada más que parece ser una tendencia que se opera a nivel latinoamericano, caribeño y a nivel global.

Prestándome el concepto de René Zavaleta construido en torno a democracia, pero resignificándolo, podríamos decir que vivimos en un movimiento general de la época, muy parecido a ese movimiento general de la época que se dio en el proceso de independencia, hace más de 200 años.

¿Por qué razón se puede comparar ambas épocas?

Porque está en juego el tipo de Estado, ya no solamente la forma de gobierno. En proceso de independencia se estableció el paso del Estado colonial al Estado republicano, republicano colonial. Ahora ha entrado en crisis el propio estado republicano, hace bastante tiempo, junto con otras crisis en el mundo entero. La caída de la Unión Soviética, del muro de Berlín, la crisis de los estados de bienestar en Europa, la reaparición de guerras civiles e insurrecciones en África y finalmente la crisis de los Estados nacionalistas, que eran el par, digamos así, del Estado de bienestar europeo en América Latina. En el caso de Bolivia, la crisis del Estado del 52, en el caso de México, la crisis del Estado que nació de la Revolución Mexicana, etcétera. Entonces, es un largo periodo de crisis y de tránsito, como lo fue en el proceso de independencia que duró varias décadas. Imaginemos en ese momento, desde 1760 aproximadamente hasta 1820, incluso 1840, cuando cae la Federación de Estados Centroamericanos. Estamos hablando de unos 80 años de transición de un tipo de Estado a otro.

La transición en este nuevo movimiento general de la época se está dando desde fines de los 80, para ponerlo en el escenario de los acontecimientos de ese entonces, y todavía no se ha cerrado ni se va a cerrar rápidamente. Estimo que va a pasar al menos una década y un poco más para que se cierre esta transición de un tipo de Estado a otro. Ese otro tipo de Estado no se sabe cómo se denominará, pero tiene en el centro de atención ya no el modelo que los Estados nación, sino el reconocimiento de la heterogeneidad de las naciones, de la pluralidad de las naciones. Es por tanto un momento en el que se están construyendo los pilares de lo nacional heterogéneo, o, para ponerlo en clave boliviana, de lo nacional plural o lo plurinacional. Pero este nuevo tipo de Estado que todavía está en construcción requiere encontrar sus formas.

¿Cómo se viene definiendo esto?

Así como en Ecuador, en Argentina, en México, en Bolivia, hubo varios proyectos de nación en el momento de la independencia y triunfó uno de esos proyectos de nación, lo que está en juego también aquí es cuál de esos proyectos de nación plural triunfa. Y eso se verifica a partir de la forma de Estado que se vaya a asumir. En ese campo, creo que lo que se esconde en lo que está sucediendo en Ecuador, en El Salvador, en Argentina, en Perú, a su modo en Chile, por el rechazo de las dos propuestas de reforma constitucional, también en Ucrania, Marruecos, Palestina, en Oriente Medio, en todo el mundo, es cuáles de las formas de Estado predominan en esta nueva caracterización de lo nacional heterogéneo.

Recuerdo que en algún momento Homi Bhabha decía que estaba muy de acuerdo con Benedict Anderson, cuando decía que las naciones son comunidades imaginadas, y él decía, está bien, son comunidades imaginadas, pero, ¿imaginadas por quién? Entonces, aquí está el juego de estas formas de estado que pugnan para repensar la idea de lo nacional plural. Una de esas formas es el Estado gendarme. Otra de esas formas es una especie de visión reciclada del Estado de bienestar, a nivel mundial, no solamente en Latinoamérica. Otra, es la pretensión de una forma de Estado en clave heterogénea, específica. Son las tres formas de Estado que se están jugando.

¿Cómo afecta esto a la calidad de la democracia?

La forma del Estado gendarme implica mucho más que la óptica neoliberal clásica de achicar el Estado. Implica reducirlo a su carga coercitiva, incluyendo a la ley. En todo lo que se habla de la judicialización de la política, en realidad es darle una carga coercitiva a la definición de la ley. Por tanto, no existe desde el punto de vista ya solamente el Estado webberiano como el monopolio de la violencia justa, a partir de policía y las fuerzas armadas, sino fundamentalmente a partir de la ley. Pero es incluso acotar mucho más la óptica neoliberal. El Estado gendarme es un Estado policiaco.

En ese orden de cosas es que se puede entender varios de los otros temas en juego y que aparentemente están dispersos, pero tienen una lógica común. Por ejemplo, Bukele ha reducido la cantidad de municipios y arremetió contra el Legislativo para reducir escaños. Noboa está intentando ya no reducir los escaños, pero acortar los alcances de las competencias legislativas. Lo mismo hace Milei con el plan que intentó aprobar. Y lo mismo, no es casual, se están planteando algunos sectores de la oposición en Bolivia para eliminar escaños de los senadores, para eliminar a los diputados plurinominales, etcétera. Es decir, para limitar el alcance, por un lado, de los cuerpos legislativos, que son el principal Órgano de los Estados y para generar una acción de domesticación interna de las democracias.

(*)Pablo Deheza es editor de Animal Político

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