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La misión militar de la ONU dejará Haití en octubre

Bolivia asumirá a partir de este jueves, y durante un mes, la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU. No será la primera vez, pues ya estuvo allí en otros dos bienios (1964-1965 y 1978-1979). La experiencia más próxima a esta gestión se desarrolló en momentos de “gran inestabilidad política”, según recuerda Sacha Llorenti en esta entrevista telefónica con Animal Político.

“Entre el 78 y 79, el Consejo estaba paralizado por la Guerra Fría; se reunía muy poco y tenía solo dos misiones de paz; ahora hay 16. Es la tercera vez en el Consejo y sí, asumimos la presidencia antes”, puntualiza y recuerda que en 1993, cuando Gonzalo Sánchez de Lozada ejercía la primera magistratura del país, se intentó llegar al organismo. “Entonces, Costa Rica ganó en votos”. Para esta responsabilidad, Bolivia recibió el voto de 183 de los 193 miembros que hay en el organismo. “Más de dos tercios”, apunta.

El Consejo de Seguridad está formado por 15 escaños, de los que cinco son permanentes (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido) y tienen derecho a veto. El resto es rotativo y se distribuye entre el resto de los miembros de las Naciones Unidas.

— ¿La voz del país influye en el Consejo de Seguridad, a pesar de no tener el derecho a veto?

— Bolivia ha tenido estos meses incidencia en muchos de los temas de Naciones Unidas y creemos que estamos cumpliendo el compromiso de velar por el respeto a los principios de la Carta de Naciones Unidas, recordando el mandato del presidente Evo Morales, quien dijo que la presencia de Bolivia en el Consejo de Seguridad era para ser la voz de los pueblos y trabajar para evitar invasiones. Es un escenario muy complejo, pero el protagonismo de Bolivia en la diplomacia mundial se debe a tres factores: el liderazgo del presidente Morales, a quien se le conoce en todo el mundo; segundo, Bolivia goza de una diplomacia independiente pues a nosotros nadie nos puede exigir ningún voto; y tercero, el país tiene modelos admirados en el mundo, el modelo económico, el modelo de la reducción de la pobreza y la desigualdad, el modelo sobre la igualdad de las mujeres en la política…

— ¿Todo pese a las críticas del Presidente al Consejo de Seguridad?

— Eso no ha cambiado; consideramos que el Consejo, en su actual estructura, es una entidad que merece ser transformada, porque tiene un carácter antidemocrático y anacrónico. Sus estructuras son desde hace 70 años. Hay cinco países que tienen un privilegio que pone al resto de los Estados como Estados de segunda categoría. Esa es la realidad, pero al mismo tiempo y de manera muy seria nos involucramos en los debates y en el trabajo continuo en esta mesa que es la más alta de la diplomacia mundial. 

—¿El presidente Morales estará en Nueva York para que Bolivia asuma la presidencia del Consejo?

— La presidencia de Bolivia en el Consejo es a partir del 1 de junio hasta el 30 de junio. Vamos a hacer conocer nuestra agenda de trabajo ese mismo día. Lo hacemos así por seriedad, porque la agenda la tienen que aprobar los 15 miembros (…). Vamos a informar oportunamente sobre eso (presencia de Morales en Nueva York).

— ¿Pero cuál será el papel de Bolivia cuando presida el Consejo?

— Vamos a coordinar, presidir. Representamos al Consejo de Seguridad; hablamos a nombre del Consejo de Seguridad y luego incidimos en la agenda del Consejo durante ese mes. Es decir, Bolivia va a presidir uno de los órganos más importantes de Naciones Unidas, que tiene como propósito velar por la paz internacional (…), con responsabilidad y transparencia.

— ¿Cuáles son los principios sobre los cuales actuó este tiempo el país en el Consejo de Seguridad?

— Cuando nuestro país realizó la campaña para ingresar al Consejo de Seguridad manifestó que su principal tarea sería la defensa de los principios y los propósitos de la Carta de las Naciones Unidas. Entonces ese ha sido el eje central y lo seguirá siendo.

— Bolivia ha puesto énfasis en varias problemáticas que aparecen poco en los medios. La situación de África, por ejemplo. ¿Cuál ha sido el aporte del país para visibilizarlos?

— Es cierto y hay un doble estándar (…). Para los medios de comunicación masivos no es lo mismo un atentado en una capital europea o que algo grave pase en capitales de África, como los problemas de Sudán del Sur.

En nuestra relación con África, hemos trabajado para que se preserve y se respete la soberanía de los Estados y en algunos casos a la propia defensa de los propios recursos naturales. En más de un caso, el Consejo ha intentado involucrarse en temas vinculados con recursos naturales y Bolivia ha tenido una posición firme para evitarlo.

— ¿Se animaría a señalar los momentos más intensos de Bolivia en el Consejo de Seguridad?

— La situación en Siria, vinculada al uso de armas químicas. Bolivia ha mantenido una posición absolutamente clara de condena al uso de armas químicas y una exigencia de que los responsables sean debidamente individualizados, procesados y sancionados. Lamentablemente, eso no ha sucedido. Otro de los temas álgidos, y hay que reconocer, es la situación de Corea del Norte. En ese tema existe unidad en el Consejo. Ha habido pronunciamientos permanentes de condena a los ensayos nucleares. Es una situación de tensión permanente.

Hubo un intento para tratar el tema de Venezuela en el Consejo de Seguridad, no tuvo éxito y ha habido una coincidencia de que éste no es un tema para el Consejo de Seguridad, porque el Consejo trata temas que pongan en riesgo la paz y la seguridad internacional. No todo un conflicto interno es algo que amenace la paz y la seguridad internacional

— ¿Cuál ha sido su experiencia de ver el proceso de paz en Colombia?

— Hay una relación tripartita en el Consejo de Seguridad. El Gobierno colombiano, las FARC y las Naciones Unidas para el proceso de monitoreo del cese de hostilidades y dejación de armas. Hemos visitado Colombia, donde hemos podido ver de cerca el compromiso tanto del Gobierno, de las FARC y, no hay que olvidarlo, de las víctimas, para apostar por la paz tras un conflicto que ha durado más de 50 años, que ha provocado millones de víctimas, 200.000 muertos. Tenemos más de 50 observadores en la misión.

— ¿Confía en que la paz sea de-finitiva?

— Una de las amenazas al conflicto es la campaña electoral, porque se avecinan elecciones y esto se convierte en un tema delicado. Entonces, lo que se está haciendo es poner todos los candados posibles al acuerdo de paz para garantizar que sea irreversible y creemos que así va a ser y existe voluntad.

— La Celac declaró a América Latina y el Caribe como zona de paz. ¿Esto se valora desde el Consejo de Seguridad? El Presidente consideró que aún resta la solución de la demanda marítima para que esto se cumpla. ¿Qué se percibe en la ONU?

— No solo es zona de paz, sino libre de armas nucleares. Recordamos, como un ejemplo para el mundo, que nuestra región resuelve sus problemas a través de medios pacíficos.

Ahora, en cuanto a nuestra demanda marítima, Naciones Unidas tiene seis órganos principales, entre ellos el Consejo de Seguridad, otro es la Corte Internacional de Justicia (CIJ); hemos recurrido a la CIJ para que se reconozca la obligación que tiene Chile de negociar un acceso soberano al Pacífico para Bolivia. Ahí vamos a tratar el tema.

— Para ilustrarnos mejor… ¿Es el Consejo de Seguridad el que hace cumplir los fallos de la CIJ?

— Si es que existe una resistencia a cumplir los fallos de la Corte, en cualquier caso, le corresponde al Consejo de Seguridad hacer cumplir estos fallos. Pero, por supuesto, uno recurre a la CIJ, las partes recurren allí, bajo el principio de que aceptarán los fallos.

— ¿Cómo fue ese encuentro con Donald Trump del pasado mes? ¿Cómo se percibe desde allí la demanda marítima del país?

— Fue en una visita de trabajo. Ese mes, Estados Unidos presidía el Consejo de Seguridad (…). Se conversaron de varios temas de interés global y cuando nos tocó la oportunidad hablamos de que Bolivia recurre a los medios pacíficos para resolver sus conflictos y que se ha recurrido a la CIJ para resolver los temas pendientes con Chile y eso despertó el interés de los Estados Unidos. Trump pidió más información sobre el tema.

—¿Cuál es la postura del Consejo de Seguridad sobre las misiones en Haití? ¿Van a continuar?

— La Minustah, que es la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití, va a dejar de funcionar en octubre de este año. Poco a poco se van replegando todos los contingentes; estamos en un proceso de transición de la Minustah a otro tipo de misión política de las Naciones Unidas, de mantenimiento de las instituciones del Estado. Eso es cualitativo, dados los avances institucionales en Haití. Hace poco se eligió a un nuevo presidente. Hay un gobierno que está dando señales de estabilidad, que a nosotros nos llena de satisfacción, porque no queremos que haya ningún tutelaje sobre Haití, ni de Naciones Unidas; queremos que se respete la soberanía y la independencia de ese hermano país. América Latina y el Caribe le debe mucho; la historia de nuestra independencia no sería la misma sin la contribución de Haití.

— ¿Pero cómo será este proceso?

— Hasta octubre se queda la Minustah y a partir de ello comienza otra misión. Lo que sí puedo adelantar es que estamos planificando una visita del Consejo de Seguridad para junio para evaluar la situación y preparar el terreno para la siguiente misión. 

— Se cuestionaba ya la presencia militar en Haití…

— Había mucho rechazo; varios sectores hablaban de que era una ocupación. Ha habido muchos temas con asuntos pendientes de Naciones Unidas en Haití. La epidemia de cólera de Haití fue llevada por efectivos de las tropas de paz de la ONU. Incluso, el Secretario General tuvo que hacer una disculpa pública por esa situación. Se han dado casos de distinta índole de efectivos de la Minustah en contra de la población en Haití. Son casos específicos y aislados.

En todo caso, hay que destacar el papel de las Fuerzas Armadas de Bolivia, que han tenido misiones de mucho éxito; con el cariño y el reconocimiento del pueblo haitiano y creo que tenemos que sentirnos orgullosos. El último contingente de Bolivia se retiró el año pasado.

Datos

Nombre: Sacha Sergio Llorenti Soliz

Nació en: Cochabamba  el 13 de marzo de 1973

Cargo: Embajador de Bolivia en la ONU

Perfil

Es jefe de la misión diplomática de Bolivia en la ONU desde el 5 de septiembre de 2012. En 2007 fue nombrado viceministro de Movimientos Sociales, un cargo en el que estuvo hasta 2010, cuando fue nombrado ministro de Gobierno. Renunció en 2011.

Formado en Derecho y antes de llegar al Gobierno dirigió la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Bolivia.