El reto: Pasar del liderazgo de Evo a las próximas generaciones
A partir de la hegemonía de un proyecto político dominante, el especialista visualiza desafíos sobre la base de la Constitución.
Evo Morales ganó las elecciones de 2009 casi con el 64% de los votos sobre la base legal de la Constitución Política que había entrado en vigor ese mismo año. El 21 de enero de 2010, el abogado brasileño Gladstone Leonel Júnior asiste a la juramentación del Presidente en el complejo arqueológico de Tiwanaku y se plantea la necesidad de estudiar el proceso constituyente que derivó en el actual pacto social boliviano.
En 2015, Leonel Júnior publica en portugués El nuevo constitucionalismo latinoamericano. Un estudio sobre Bolivia y hace dos semanas este texto fue lanzado en castellano a instancias de la Vicepresidencia. En esta conversación con Animal Político reflexiona sobre el alcance de su estudio en el marco de un proyecto político hegemónico en el país.
— ¿Por qué miró a Bolivia y el proceso político que hizo posible una nueva Constitución?
— En Brasil solo veíamos las teorías jurídicas y constitucionales desde la perspectiva de Estados Unidos, desde Europa y siempre de espaldas a las experiencias de América Latina. Entonces, me pareció una oportunidad para conocer la experiencia concreta y real de un proceso constituyente original que partía de la realidad de un pueblo.
— ¿Y cómo es que usted, a partir de esta realidad, se encuentra con las identidades de Bolivia?
— En este caso específico, salimos de la lectura que tenemos del derecho como un sujeto constitucional abstracto y en Bolivia encontramos un sujeto constitucional concreto, con un rostro indígena, con un rostro popular capaz de construir y no simplemente reproducir un constitucionalismo de las élites, que era lo que ocurría antes,
— ¿La base de su análisis, dada la originalidad que menciona, tiene que ver solo con las instituciones que se crearon con la Constitución? ¿Hasta dónde llega?
— El libro que escribí está dividido en tres momentos. El primero aborda el debate preconstitucional con los conflictos existentes en Bolivia, las tensiones vinculadas con la producción de la coca, la llamada guerra del agua de Cochabamba; la guerra del gas en El Alto. Todo el movimiento político que posibilitó que tanto la nacionalización de los sectores estratégicos como la Constituyente fuesen una bandera para un determinado momento histórico. El segundo momento es el debate que se dio allí y los aspectos jurídicos que ahora están en la Constitución. En la tercera parte me interesé en identificar los límites constitucionales, los desafíos históricos que van a tener en este nuevo periodo, comprendiendo que la Constitución tiene solo ocho años y que existen experiencias que tienen que ser mejor trabajadas.
— ¿El desafío de las autonomías?
— En la tercera parte traigo el debate sobre las jurisdicciones del poder judicial, el debate sobre democracia, de la economía y vivir bien, el debate de autonomía y territorios; las discusiones sobre plurinacionalidad y descolonización. Son temas candentes y para otros países son novedosos. El caso de las autonomías es algo completamente original. Busca, desde la Constitución, un poder popular desde la perspectiva autonómica (…). Aún percibo un conflicto sobre esta situación porque se exige una implementación, sobre todo para los indígenas-originarios. El tiempo del Estado no es el mismo tiempo que tienen los movimientos sociales. Creo que esto va a seguir creando tensiones con demandas autonómicas en el marco de un Estado plurinacional, pluricultural y unitario.
— ¿Qué otros desafíos se plantea?
— Los desafíos son grandes, tal es el caso de la descolonización, el principio del vivir bien, el modelo económico, la democracia, el Poder Judicial. Son desafíos grandes, pero me pareció que Bolivia tuvo una postura muy osada comparada con los países que han tenido procesos constituyentes.
— Menciona usted la justicia y la democracia. ¿Qué retos y amenazas ve sobre estos temas?
— Es importante poner en marcha los dispositivos constitucionales, comprendiendo el poco tiempo de vigencia constitucional, pero hay una necesidad de cambiar las estructuras institucionales, las estructuras del Estado, logrando mantener un proyecto popular que comenzó a inicios de 2000.
Los retos pasan por intensificar la democracia comunitaria, la democracia participativa, promoviendo la formación política y el poder electoral cumple un papel clave. Aquí se presenta otra novedad en la Constitución, puesto que esta institución no solo cumple con la repartición clásica del poder, como menciona Montesquieu en El espíritu de las leyes.
— En su libro menciona a la ‘vanguardia transformadora’ en alusión a los grupos sociales que reclamaron los cambios. ¿Cómo mira ahora a estos grupos?
— Cuando hablamos de un Estado Plurinacional, estamos hablando de un proceso de transición. ¿Hasta dónde va a llegar la transición? No sabemos, porque no solo están los cambios en Bolivia, también hay injerencias y conflictos fuera del país que se van a intensificar y van a problematizar y tensionar el proceso de cambio de Bolivia. No es solo una cuestión doméstica. Hay que mirar a Bolivia con los ojos de América Latina. Por ejemplo, el año pasado vivimos en Brasil un golpe, un cambio abrupto del proyecto político y no imaginamos a la séptima economía del mundo en una situación así. Pasamos por ello y eso influye la relación con Bolivia. Pero solo con esa vanguardia, que parte desde un bloque indígena y popular, es posible avanzar. Si esta unidad popular se llega a fragmentar vamos a tener más problemas para cimentar un proceso de refundación nacional. Por eso analizamos la plurinacionalidad, pero dentro de la unidad, y no pensando en un Estado fragmentado.
— ¿Qué relación ve entre esta ‘vanguardia’ y Evo Morales?
— Evo tiene un liderazgo que surgió como efecto de una síntesis de luchas anteriores que generaron la transformación dentro de un proceso político. Morales lideró un proceso de ruptura dentro de los marcos legales, comprendiendo que la Constitución es un pacto social que ocurre en un momento histórico específico y con la acumulación de un proyecto político. La correlación de fuerzas se mueve, por eso es un gran desafío pasar ese liderazgo de Evo a las próximas generaciones y que no sea simplemente un liderazgo personalista, sino un proyecto político que avanzó y (vaya) mejorando la vida de las personas. La preocupación del futuro es pensar en ese proceso de cambio pero no solo dependiendo de una persona; reconociendo la importancia de esa persona, pero construyendo alternativas que mantengan la hegemonía del proyecto político.
— ¿Sugiere usted algún cambio a la Constitución?
— La originalidad de la Constitución es tan grande como los desa- fíos: Mire usted si existe una estructura institucional que piensa en un viceministerio de descolonización y una unidad de despatriarcalización (…). Me parece que aún hay que experimentar y comprender los límites de hasta dónde puede llegar un proceso histórico, pero reconociendo que una Constitución es parte de un tiempo específico, pero ese tiempo va a pasar y puede permitir los cambios posteriores, pero legitimando la próxima construcción social.
Gladstone Leonel Júnior
Elaboró una tesis doctoral sobre la Constitución Política de Bolivia a la que califica de “osada y original”. Su trabajo se publicó primero en portugués en 2015 y este año se lanzó en castellano en medio de conferencias magistrales en varias ciudades de Bolivia.
Datos:
Nombre: Gladstone Leonel Júnior
Nació: 29 de marzo de 1983 en Governador Valadares, Minas Gerais, Brasil
Profesión: Abogado. Ocupación: Profesor universitario e investigador
Pérfil:
Doctor en Derecho por la Universidad de Brasilia en Brasil y profesor universitario en la Universidad Federal Fluminense de Río de Janeiro. Estudioso de la Constitución boliviana
- Mauricio Quiroz Terán es periodista y editor de Animal Político