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Salvatierra se refugia en Benedetti

Antes de comenzar, la senadora Adriana Salvatierra pide un momento para buscar un encendedor; prende un cigarrillo y toma asiento en uno de los tres sillones negros que hay en su despacho. Se trata, además de este encuentro con Animal Político, de una pausa en su ajetreada agenda en la Comisión Mixta de Constitución del Senado, que trabajó en el proceso de preselección de aspirantes a candidatos a magistrados del Órgano Judicial. Ella preside esta entidad.

Ya instalada para conversar, la cruceña de 28 años comparte algo de su vida personal; su militancia inspirada en el comunismo, la lucha feminista y la tarea de hacer visible el liderazgo político de los jóvenes, pues ella comenzó a forjar su vida política, precisamente, a corta edad.

Tras ser activista de izquierda, en las elecciones generales de octubre de 2014, con 25 años de edad, Salvatierra fue elegida senadora suplente por el departamento de Santa Cruz, situándose entre los políticos más jóvenes del país. Siete meses después asumió la titularidad de la curul, pues Carlos Romero fue designado, por segunda vez en la gestión del Movimiento Al Socialismo (MAS), como ministro de Gobierno.

Desde que llegó a La Paz, los días ordinarios están copados con tareas políticas y legislativas. Si hay tiempo libre, la senadora opta por refugiarse en la poesía del escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti (1920-2009); asegura que esa lectura le da “tranquilidad y paz”. Los versos del vate la ayudaron a superar una crisis emocional que tenía. “Me obsesioné y por eso tengo un compendio de más de 360 poemas”, se confiesa desde ese negro diván.  

Pero, los versos impresos en la obra Hombre preso que mira a su hijo son los que más le han inspirado a la joven política. Lee esta obra sin perder de vista la militancia socialista del autor uruguayo. Recuerda así que Benedetti resistió a la dictadura de Juan María Bordaberry en 1973 y fue exiliado a Argentina y luego a Perú, donde fue detenido y deportado para luego instalarse en Cuba en 1976.

Un año después, el poeta se fue a Madrid (España). Fueron 10 años los que Benedetti vivió alejado de su patria y de su esposa. Salvatierra halla esas ausencias y nostalgias en los versos del escritor, que a pesar de todo están atados a la realidad, según afirma.

Por eso, hay libros del autor en su despacho, ubicado en el edificio del Palacio de la Revolución, que está a escasos 50 pasos de la plaza Murillo. El resto de la poesía reposa en algún estante de su casa, pero muchos de esos versos permanecerán en su corazón.

“Me encanta ver el cielo celeste, sentir la humedad. Me apasiona viajar por Santa Cruz y Bolivia y conocer gente”, señala Salvatierra con un tono de nostalgia, pues antes de llegar al seno del poder político del país tenía más tiempo para respirar.

Desde que comenzó su carrera política su rutina ha cambiado por las responsabilidades que le toca desempeñar; debe ser más organizada. Respeta el trabajo de los periodistas y por eso, cuando tiene en agenda un encuentro con los medios, se levanta a las 04.30 para repasar los datos y apuntes sobre la temática que abordará para brindar información precisa; luego se concentra en sus tareas en el Legislativo y sus días terminan generalmente a las 23.30.

Recuerda que decidió incursionar en la política inspirada en la experiencia de sus padres. Su madre, Luisa Herminia Arriaza, militaba en la Juventud Comunista de Chile y su padre, Hugo Salvatierra, era el principal operador político MAS en Santa Cruz. “Siempre en la casa se hablaba de lo que acontecía en el país, los escándalos de cuoteos partidarios o la exclusión a campesinos”, recuerda.

En 2005, debido a la candidatura de su padre a la Prefectura de Santa Cruz de entonces, se vinculó al colectivo Juventudes del MAS de Santa Cruz. Tenía 16 años. Luego continuó en Columna Sur, una organización que nació en 2008 en una etapa muy compleja. Esta agrupación surgió como respuesta a las acciones de la Unión Juvenil Cruceñista, una agrupación que alzó las banderas de la región durante la crisis política que provocó el debate de la nueva Constitución Política del Estado (CPE).

La senadora asegura que el colectivo intentó destruir los valores excluyentes y racistas de varias facciones de la élite cruceña. En 2006, Salvatierra tuvo que salir del país porque su padre, quien asumió el cargo de ministro de Desarrollo Rural, fue amenazado de muerte. Han pasado algo más de 10 años desde que se vivió esa situación y hoy la legisladora aún percibe un discurso con tonos regionalistas, pero más atenuada por la imagen del presidente Evo Morales.

Salvatierra es parte de un movimiento generacional que prácticamente ha crecido junto con el actual proceso político que vive el país. Sin negar la posibilidad de asumir un cargo mayor, no ha perdido de vista el activismo con el que se lanzó a la lid.