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Santa Cruz, un pueblo amante de la libertad

Con el nacimiento de la República boliviana (1825), Santa Cruz perdió su autonomía, sostenida por el Ejército cruceño durante la guerra de la Independencia. Desde su creación, un 26 de febrero de 1561, Santa Cruz caminó libre e independiente, incluso poseía su propio Ejército, que con la ayuda de tropas argentinas libró las contiendas más sangrientas en la guerra por la Independencia, como fueron las batallas de Florida, Santa Bárbara y el Pary.

En 1825, la región se adhiere a la República de Bolivia sin obtener ventajas; no fue integrada social, política y económicamente en forma justa ni equitativa. No existían vías de comunicación entre oriente y occidente, sino hasta después de la Guerra del Chaco con Paraguay. No habían rutas transitables a Brasil y Argentina; prácticamente fue relegada y vivió aislada.

Santa Cruz era una ciudad pobre, con precaria infraestructura y con escasos servicios básicos. Pero los cruceños, desde su nacimiento, tenían conciencia de un destino histórico propio y único sobre el que ha cimentado sus esperanzas y aspiraciones. Esa percepción encamina promisoriamente el cumplimiento de sus metas y porque los esfuerzos realizados se reflejan más claramente en la historia. Como dice el sociólogo Enrique de Gandia (Historia de Santa Cruz de la Sierra, 1935), la historia de los cruceños es heroica, trágica y triste; llena de un “sufrimiento secular”, pero en contrapartida tiene un “hechizo que sugiere un futuro libre y feliz, como las aves que surcan el cielo”.

La historia de los cruceños resume la historia del oriente, pues abarca el desarrollo y la consolidación de instituciones sociales, económicas y productivas que han moldeado a la Santa Cruz moderna, libre, democrática, integradora; preocupada por su desarrollo industrial y con tolerancia cultural, religiosa e ideológica. Aunque paradójicamente, sin alcanzar aún un desarrollo político, obstruido por el centralismo, muchas veces prepotente, abusivo y mezquino.

La historia de los cruceños es interesante porque, desde sus mismos comienzos, sus habitantes tuvieron conciencia de un destino propio, porque en ellos se reafirmaron las esperanzas y las aspiraciones de los orientales, y porque no fracasaron en el cumplimiento de aquel destino y en justificar esas esperanzas.

El desarrollo de los pueblos no depende de la cantidad, sino de la calidad de sus habitantes y profesionales, quienes deben tener en su formación el compromiso social y el comportamiento ético, para avanzar hacia un desarrollo integral y digno.

Bajo esas premisas, Santa Cruz nunca descuidó la educación y con esfuerzo extraordinario de parte de muchas familias formaron profesionales en el extranjero, lo que fortaleció la institucionalidad cruceña.

La migración impulsó en Santa Cruz la industrialización y el desarrollo de empresas e instituciones como Cordecruz, Cainco CAO, Cooperativas de Servicios Públicos (CRE, Cotas, Saguapac), cooperativas de ahorro y crédito, y la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos del departamento, que planteó el memorándum de 1904.

En Santa Cruz reside la mayor y más diversa población de ciudadanos bolivianos; esto es debido a la tolerancia y espíritu solidario de la región.
La historia y el desarrollo que ha tenido Santa Cruz y todo el oriente boliviano es el resultado de un asombroso emprendimiento debido a la mezcla de los pueblos y culturas, a las oportunidades económicas, a su tolerancia religiosa y a su búsqueda de convivencia democrática, pacífica y con inclusión social y política.  

La trayectoria histórica de Santa Cruz, de contar con profesionales y empresarios, destacados y cruceñistas, con sólidas instituciones fue el caldo de cultivo para la germinación de ideas que han servido de engranaje para que en este territorio oriental haya un desarrollo productivo y económico, que ha llegado a ser puntal de la economía boliviana. Santa Cruz ha usufructuado del 11% de las regalías petroleras generales en el país.

La región y muchos cruceños han contribuido grandemente en la modernización del Estado boliviano, al desarrollo económico y productivo, al desarrollo democrático y descentralizado, a pesar del centralismo.

Muestra de todo lo dicho podemos anotar los hechos más salientes:

— 25 diciembre de 1876: propuesta federal de descentralización.

— 15 de julio de 1938: la Ley Busch otorga el 11% a los departamentos productores de hidrocarburos.

— 16 de marzo de 1984: Ordenanza Municipal 31/84, que convoca a la elección de concejales mediante voto popular que se aplicó en 1985.

— 20 de abril de 1994: Ley de Participación Popular “municipalizó” al país

— 2003-2009: el Comité pro Santa Cruz lidera la demanda autonómica.

— 17 de mayo de 2005: con la

Ley 3058 de Hidrocarburos se crea el IDH.

— 7 de febrero de 2009: entra en vigencia la nueva CPE y con ella las autonomías departamentales.

Sin estas contribuciones hechas desde Santa Cruz, el Estado boliviano y el desarrollo regional estarían aún mucho más rezagados.