Loyola Guzmán: ‘La guerrilla no fue inútil, Creó conciencia’
50 años después de la guerrilla, Loyola Guzmán considera que la sociedad por la que lucharon aún no se construyó.
Miembro de la Juventud Comunista de Bolivia y activista por los derechos humanos, su primer contacto con Ernesto Che Guevara fue en Ñancahuazú (Santa Cruz) el 26 de enero de 1967; se decía que estaba muerto, pero verlo con vida, y en Bolivia, reafirmó su decisión de seguir la lucha armada.
Entonces le fueron encomendadas una serie de tareas a cumplir en La Paz como parte de una red de apoyo a la columna guerrillera. No obstante, entre el 8 y el 9 de octubre de ese año, el Ejército derrotó a la guerrilla del Che y el argentino fue ejecutado.
Un mes antes, en septiembre, Loyola Guzmán Lara —que era miembro del Ejército de Liberación Nacional (ELN)— fue detenida y enviada a la cárcel de mujeres de Obrajes. Supo de la muerte del guerrillero por el diario Presencia, que publicó en portada la famosa foto de su cuerpo inerte, y sintió un gran dolor.
50 años después de esos sucesos, Guzmán —la única de las dos mujeres que se unieron a la guerrilla y que aún permanece con vida (la otra era la argentina Haydée Tamara Bunke Bider, conocida como Tania y asesinada el 31 de agosto de 1967 en campaña)— cree que, aunque el sistema continúa siendo el mismo, el Che y los otros 40 guerrilleros caídos dejaron una herencia: “la toma de conciencia de que había un mundo injusto y desigual y que había que cambiarlo”.
— ¿Cómo deben conmemorarse los 50 años de la guerrilla de Ernesto Che Guevara en Bolivia?
— El Gobierno se hizo cargo de las actividades para conmemorar los 50 años de la guerrilla dirigida por Ernesto Che Guevara. Hay un uso abusivo de su figura y de su lucha. Es la apropiación de un hecho histórico para fortalecer su posición de supuestos revolucionarios y socialistas. No creo que el Gobierno esté construyendo una nueva sociedad con justicia social, libertad, democracia, sin corrupción ni abuso del poder. Lamentablemente no se ha concretado este anhelo, hoy en Bolivia no hay una revolución socialista ni mucho menos.
— La pregunta que nunca está de más: ¿cómo conoció al Che?
— Es cierto, lo dije varias veces. Lo conocí personalmente en enero de 1967, en la zona de Ñancahuazú donde él ya se encontraba con un grupo de compañeros que posteriormente conformaron la columna guerrillera que se denominó Ejército de Liberación Nacional (ELN).
— ¿Y de qué manera se le unió?
— Yo era miembro de la dirección de la Juventud Comunista de Bolivia con Antonio Jiménez, Aniceto Reynaga y Wálter Arancibia, y junto a los hermanos Roberto (Coco) y Guido (Inti) Peredo, Jorge Vásquez Viaña, Rodolfo Saldaña y otros militantes del Partido Comunista de Bolivia pensábamos que la lucha armada era el camino para consolidar la revolución en el país. Por eso, cuando el Che Guevara nos hizo conocer su proyecto estuvimos de acuerdo.
— ¿Qué pensaba el Che de Bolivia y de lo que haría acá?
— Él pensaba en una lucha continental, no solo en un país. A partir de Bolivia tenía como meta personal Argentina, y también había la posibilidad de volver a levantar la guerrilla en Perú. Eran tres los países donde existía la probabilidad de llevar adelante la lucha armada en las zonas rurales. Por ello, bolivianos, peruanos, cubanos y argentinos que estuvimos de acuerdo con ello decidimos seguir ese camino.
— Tras 50 años, ¿qué ha dejado la campaña del Che?
— Hay que tomar en cuenta que para entonces había bastante influencia de la Revolución cubana, el 59 aún estaba reciente. Aunque geográficamente bastante lejana, también influía la lucha del pueblo vietnamita contra la intervención norteamericana y varios movimientos de liberación en África y en América Latina: Guatemala, Venezuela, Brasil y Perú. Se pensaba que ese era el camino, sobre todo después del ejemplo de Cuba que fue algo concreto: allí lucharon, triunfaron y lograron desplazar a la dictadura de Fulgencio Batista e imponer un nuevo Estado. Hoy, 50 años después, creo que, aunque en Bolivia no hay la sociedad que se soñaba y el sistema sigue siendo el mismo, el Che y los otros 40 guerrilleros caídos dejaron una herencia: la toma de conciencia de que había un mundo injusto y desigual y que había que cambiarlo. Pese a que el Gobierno diga que se ha eliminado la extrema pobreza, en las calles y el campo vemos otra realidad. Creo que no se ha construido la sociedad ideal que anhelaban el Che y los compañeros que lucharon en Ñancahuazú, porque hay que recordar que no fue únicamente el Che, junto a él estuvieron cubanos, peruanos, bolivianos y argentinos dispuestos a dar su vida para construir una sociedad diferente, que lamentablemente no se concretó.
— Entonces, ¿valió la pena la llegada del Che a Bolivia?
— Yo no me preguntaría solo por el Che, sino si valió la pena que 40 compañeros bolivianos, peruanos y de Argentina vinieran. Porque allí murieron todos ellos con el mismo ideal, no eran conocidos como el Che, pero tenían el mismo espíritu. Por tanto, yo no creo que haya sido inútil porque en ese momento nosotros creíamos que era posible lograr la victoria por la vía armada, eran otras condiciones económicas y políticas, el mundo estaba dividido en un bloque capitalista y otro socialista, que era nuestra inspiración.
Creo que su presencia no fue inútil. Son compañeros que demostraron que es posible ser consecuentes con uno mismo, no solo teóricamente, sino en los hechos, aun a riesgo de perder su vida. Quisieron hacer en la práctica una revolución que transforme el país y no fue posible. Creo que el esfuerzo fue válido aunque les costó la vida. Lamentablemente no se ha podido concretar este anhelo, hoy en Bolivia no hay una revolución socialista ni mucho menos. Ese tipo de personas con criterios consecuentes, que no te dicen únicamente: “Ve, anda a tirar piedras”, sino que lo hacen ellos mismos, son importantes, son un modelo, un ejemplo para el resto de las personas.
— ¿Lo volvería a hacer?
— En las condiciones de hace 50 años sí, porque en ese momento era posible, ahora no.
Loyola Guzmán Lara. Repasa su encuentro con Ernesto Che Guevara en Ñancahuazú, a inicios de 1967, cuando le asignaron tareas para sostener la guerrilla.
Datos:
Nombre: Loyola Guzmán Lara. Nació: 29-07-1942, Rea Rea (La Paz).
Ocupación: Activista por los derechos humanos.
Tras la guerrilla (1967) fue activista política contra las dictaduras. En 1972, en el gobierno de Banzer, perdió a su esposo Félix Melgar Antelo, militante como ella en el ELN. Tiene un hijo y tres nietos, vive con ellos.